La valla es publicidad y no tiene nada que ver con todo esto, pero ayer, vista a la luz de la noticia del día, cobraba un sentido distinto. Encima de la puerta, en la fachada principal de El Corte Inglés de Uría, en Oviedo, un cartel dice "Estrena lo nuevo". Casi como si en lugar del eslogan de una campaña para vender ropa en septiembre fuera el lema del futuro de un grupo empresarial que se dispone a estrenar otra etapa con un timonel distinto. Debajo del rótulo, en éste y los demás centros de trabajo de la compañía en Asturias, el día siguiente al de la muerte de Isidoro Álvarez transcurrió con el tipo de homenaje que, al decir de algunos de sus empleados, habría querido el fallecido. Un día cualquiera. Con el desfile de la clientela ajena al luto de la casa y con aquella atención al consumidor que obsesionaba al fallecido. "El mejor homenaje que le podemos hacer es seguir trabajando", afirmaron desde la división de informática del grupo en Blimea.

Al dar las doce, eso sí, el día cualquiera hizo un quiebro y El Corte Inglés dejó de vender durante sesenta segundos. Trabajadores y directivos salieron a las puertas de los establecimientos y allí guardaron un minuto de silencio en recuerdo de quien fuera su presidente durante un cuarto de siglo. Dejaron pasar un solo minuto sin ventas en horario comercial, tal vez lo máximo que podía permitirse el tributo a la memoria de un empresario de espíritu tenaz y laborioso que, según algunos de los que le conocieron y glosaron tras su fallecimiento, paraba muy pocas veces de trabajar.

Antes y después del mediodía, la única diferencia la marcaban ayer, en Oviedo como en el resto de los centros de la compañía en la región, cuatro banderas tristes a media asta, las de España, Asturias y Oviedo y la blanca poblada de triángulos verdes y negros que hace de enseña al grupo empresarial.

En el interior de los centros, el día había nacido asimismo abonado para llenar conversaciones, entre venta y venta, con el recuerdo de las visitas que Isidoro Álvarez giraba por sorpresa a los centros comerciales de la empresa que presidía. Que sí, que lo hacía, que no es leyenda, aseguraban. Acostumbraba a presentarse con una cierta asiduidad, arropado las más de las veces por algunos directivos de la empresa y ocasionalmente comentaba con los trabajadores algún aspecto de la marcha del servicio. De que el empresario moscón iba y preguntaba también dio fe ayer la exministra de Defensa Carme Chacón, que fue durante un tiempo, mientras estudiaba Derecho, dependienta en El Corte Inglés de la avenida Diagonal, en Barcelona. Una de aquellas visitas, rememoró la política socialista en una entrevista en una emisora de radio, acabó en cariñosa regañina cuando Álvarez pasó por la sección de "blusas y faldas" en la que trabajaba Chacón y a la pregunta de si las clientas eran pesadas ella respondió "algunas". "Las clientas nunca son pesadas", replicó el empresario moscón. "Siempre tienen razón".

En el día posterior a su fallecimiento, fue esa preocupación del patriarca por el bienestar del consumidor, elevada a la categoría de política de empresa, la que dejó sin apenas signos externos de duelo a todos los centros de la compañía en Asturias. El único visible en el centro comercial de La Carriona, en Avilés, eran también las banderas a la entrada del aparcamiento, que ondeaban a media asta. En el interior recinto nada parecía indicar que el de ayer era un día de luto en la empresa y ante el Supercor de la calle Fernández Balsera, la avilesina María José Vicente, que había acudido al supermercado acompañada de sus hijas Sofía y Delia Álvarez, como todos los días, deseó lo "mejor" para el futuro de la empresa, ya que "tal y como están las cosas, hay que pensar en positivo".

Todos los centros de trabajo de la compañía en Asturias recordaron ayer al empresario fallecido con un minuto de silencio. Incluidos los que no tienen atención al público, como las oficinas de la división de informática que el grupo tiene en el valle del Nalón, en Blimea, en San Martín del Rey Aurelio, y Valnalón, en Langreo. "La imagen que teníamos de Isidoro era la de un hombre muy trabajador e infatigable, por eso creemos que el mejor homenaje que podemos hacerle en un día como hoy es seguir trabajando para ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes", indicaron desde el centro de Blimea.