Hungría también es Grecia. El reconocimiento de que el país centroeuropeo mintió en sus estadísticas y que su situación económica es grave volvió a reavivar los temores sobre las bolsas, deuda pública y moneda europea, pese a que Hungría, miembro de la UE, no forma parte del euro. Las bolsas y la moneda única reaccionaron a la baja y la prima de riesgo de países como España se dispararon.

Francfort / Budapest / Oviedo

El euro cayó ayer con fuerza y marcó el nivel más bajo desde hace más de cuatro años frente al dólar, y las bolsas europea cerraron con descensos generalizadas (el Ibex 35 español marcó un nuevo mínimo anual) tras rebrotar también con mucha fuerza la desconfianza generalizada sobre la zona euro, ahora por el reconocimiento por el Gobierno húngaro de que su antecesor «mintió» sobre sus estadísticas para ocultar que la situación económica del país es «muy grave».

Aunque Hungría no está integrada en el euro y pese a que sólo aporta el 0,8% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE, el descubrimiento de nuevos maquillajes contables en la Unión Europea ha hecho reverdecer todas las tensiones y desconfianzas que ya habían golpeado a la baja a la deuda pública europea, a las bolsas continentales y al euro a resultas de la crisis fiscal griega cuando se supo que el anterior gobierno heleno también había mentido.

Si Grecia llevó a la zona monetaria del euro a una situación crítica sin precedentes, el miedo volvió a recorrer ayer los mercados tras repetirse la historia en un país con menor peso como Hungría

A ello se sumó que la Bolsa de Nueva York aceleró su descenso avanzada la sesión (el Dow Jones de Industriales cayó el 3,16%) por la decepción causada por los datos de empleo en EEUU en mayo, aunque en su comportamiento también se vio arrastrada por la inquietud generada por la situación húngara.

En Europa la bolsa de Londres cedió el 1,63%; Francfort, el 1,9; París, el 2,86 y Madrid, que cedió el 3,8%, cerró por debajo de los 9.000 puntos por primera vez desde abril del año pasado. A su vez, el euro se depreció hasta los 1,19 dólares, lo que no ocurría desde marzo de 2006. La salida de los inversores de los valores vinculados a los países de la Unión Monetaria con mayores problemas de déficit y de deuda sigue castigando a la moneda común.

Al temor también contribuyó la alerta del G-20 desde Corea del Sur sobre el riesgo de que la crisis de la eurozona acabe provocando una nueva recesión de la economía mundial

Este escenario de generalizada sospecha ha hecho que se dispare la prima de riesgo de los países periféricos del euro frente a Alemania y que también vuelvan a cotizar al alza los CDS, los seguros que protegen del riesgo de impago de la deuda soberana.

La prima de riesgo de España (el importe que el Estado debe pagar a los inversores por colocarles sus bonos de deuda pública por encima del coste que ello tiene para Alemania, el país que siempre inspira mayor confianza) alcanzó los 196 puntos básicos, un nuevo máximo desde su entrada de España en el euro. A su vez, los CDS sobre España (el coste de asegurarse contra una eventual suspensión de pagos del país) aumentó medio punto porcentual hasta rozar los 300 puntos básicos.

La nueva tormenta financiera, bursátil y monetaria sobre la UE arreció una vez que el portavoz del Gobierno húngaro, Péter Szíjjártó, admitió ante la agencia MTI que la «economía del país está en una situación muy grave».

El primer ministro magiar, Viktor Orban, anunció la presentación de un plan de acción en menos de 72 horas poco después de que el presidente del partido gubernamental Fidesz, Lajos Kosa, afirmase que el nuevo Ejecutivo se encontró unas cuentas públicas en mucho peor estado de lo reflejado por las estadísticas. Hungría ya tuvo que pedir al principio de la crisis, en 2008, un préstamo de 20.000 millones de euros proveniente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM). «No creo que sus comentarios sean exagerados», admitió Szijjarto ante los medios de comunicación en referencia a la grave advertencia de Kosa.

De poco sirvió que el Banco Nacional de Hungría afirmase que la economía del país está en vías de recuperación (dio por terminada la recesión) y que para 2010 el déficit público previsto es de sólo el 4,5% del PIB.