Arriondas, Ramón DÍAZ

Las autoridades invitadas al «tren del Sella» viajaron en tres vagones de lujo, dos de ellos históricos, conocidos popularmente como el «coche de Franco» y el «coche del obispo de Calahorra», pues fueron utilizados en su día por el dictador y el prelado. Los tres coches reservados para las autoridades estaban equipados exactamente igual y contaron con los mismos servicios, según destacó el presidente de Feve, Ángel Villalba. Pero la decisión de los organizadores de separar a los principales dirigentes políticos de sus familiares y acompañantes (iban todos en los vagones VIP, pero en diferentes unidades) provocó un incidente, al solicitar (exigir y amenazar con marcharse del vagón, según otras versiones) el presidente del Principado que se incorporaran al compartimento que le habían asignado en uno de los vagones los familiares de los presentes. La actitud del presidente del Principado provocó que varios de los presentes -sólo uno, según algunas fuentes- se marcharan disgustados.

El tren fluvial de Les Piragües estuvo integrado este año por 19 unidades: 15 coches, dos furgones y dos locomotoras. Con 300 metros de longitud, fue, según Feve, el tren del Sella más largo de la historia y el que más usuarios trasladó desde Arriondas a Ribadesella: más de 800 personas. Otras fuentes de la compañía aseguran que hace unos años se fletó para el Sella un tren aun más largo, con 22 unidades. Hasta el año pasado era la Federación Asturiana de Piragüismo la que explotaba el «tren del Sella». Feve se lo alquilaba. Este año lo explotó la propia compañía ferroviaria, que vendió 600 billetes (el resto fueron invitados), a un precio de 40 euros por persona.

El convoy de Les Piragües estuvo integrado en esta edición por tres coches-salón del tren turístico «Estrella del Cantábrico»; tres coches-salón, más antiguos, del «Tren Histórico»; cinco coches del tren turístico «Costa Verde», y cuatro coches de viajeros. Las autoridades y sus acompañantes viajaron en los tres vagones del «Tren Histórico», que habitualmente cubre itinerarios turísticos en el País Vasco y Cantabria. El «Tren Histórico», reformado hace unos años en los talleres de Feve, data de 1929 y está compuesto por salones clásicos, pero con todos los avances técnicos. Claro que en el vagón que ocupó Álvarez-Cascos el día de Les Piragües la climatización falló, lo que llevó al presidente del Principado a exigir (solicitar, según otras versiones) que fuera regulada la temperatura.

Uno de los coches de este «Tren Histórico», el «ZZ1», que integra todos los años el convoy del Sella, es una auténtica joya: fue construido en 1929 y se reformó en 1938. Es conocido como el «coche del obispo de Calahorra», pues ese dignatario eclesiástico lo utilizó en sus inicios a modo de despacho profesional, como «hombre fuerte» de la compañía del ferrocarril Vasco-Navarro, para la que había sido construido. Tras permanecer en desuso muchos años, el coche pasó a manos públicas y fue restaurado y mejorado, tanto en su interior como en su mecánica. La restauración interior se ejecutó en el antiguo taller de Santo Domingo de Oviedo.

Otra «joya» del «Tren Histórico» que cada año se utiliza en Les Piragües es el coche «5309», construido en 1965 y transformado siete años más tarde en coche-salón. Es conocido entre los empleados de Feve como el «coche de Franco», ya que fue remodelado para que el dictador lo utilizara en sus viajes. Lo hizo en varias ocasiones. En 1994 esta unidad fue objeto de una nueva y notable reforma, lo que permitió su incorporación al «Tren Histórico» y, cada mes de agosto, al «tren de Les Piragües».

Los tres coches de las autoridades contaron, como cada año, con servicio de catering. No obstante, el pequeño compartimento de uno de esos vagones al que fueron conducidos Álvarez-Cascos, los diputados regionales Marina Huerta y Fidel Sánchez; el ex consejero Francisco González Buendía y su esposa; el delegado del Gobierno, Antonio Trevín; el secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler, y su hijo; el presidente de Feve, Ángel Villalba, y otros dirigentes de la compañía estaba especialmente bien surtido de comida y bebidas. Alguno de los presentes habló de «dispendio».