El proyecto médico de dos ovetenses para operar de cataratas a 120 pacientes en el Congo

Las intervenciones se realizarán en Semana Santa y después de hacer una selección entre más de 1.500 personas

Grupo de participantes en el proyecto llevado a cabo en Monkole.

Grupo de participantes en el proyecto llevado a cabo en Monkole. / Cedida

"Utilizar los medios tecnológicos para llevar a África una medicina de calidad, nuevas especialidades y mejorar las ya existentes". Con esta explicación es como se define, en palabras de Fernando Gárate, la Fundación NAMA. Esta organización, que lleva operando desde diciembre 2016, busca acercar las nuevas tecnologías que surgen en el campo de la medicina a aquellos hospitales que tienen más difícil su acceso, en este caso, a diferentes centros de África.

Las siglas de NAMA corresponden a la Fundación Navarra para la Asistencia Médica en África. Pese a llevar el sello de la Comunidad Foral en su nombre, el alma de la organización es asturiana. Fernando Gárate es enfermero, gestor de proyectos de la Fundación y ovetense, al igual que lo es el fundador, Jesús Prieto, uno de los doctores más reconocidos del Principado y varias condecoraciones de prestigio por su trayectoria.

La Fundación nace de la necesidad y el cariño. Por un lado, cuando Jesús Prieto se jubiló en 2014 de la Clínica Universidad de Navarra, se vio en la necesidad de continuar con la labor médica, poniendo su mirada más allá de la Comunidad Foral. Por el otro, su cercanía y cariño al continente africano le llevó a crear la Fundación NAMA. "Cuando Jesús se jubila como internista en la clínica, con la intención de mejorar y hacer fines sociales decide montar una Fundación para ayudar en África, aprovechando los conocimientos que tiene", explica Gárate, que también señala la importancia que ha tenido esta tierra para el doctor Prieto. "Él siempre ha tenido una pasión especial por África, le encanta".

Llevar a África una medicina de calidad, nuevas especialidades y mejorar las ya existentes

Los avances tecnológicos que se están produciendo en Europa son cada vez mayores, algo que no va al mismo ritmo en los centros hospitalarios y de investigación médica en África. De esta forma, la organización consigue trasladar las máquinas e instrumentos más modernos para realizar diferentes tipos de intervenciones y también se propone realizar formación a los médicos y enfermeros de esos centros.

La organización cuenta con dos puntos de acción principales. "Por un lado, tenemos en el CIMA (Centro de Investigación Médica Aplicada) un laboratorio al que traemos profesionales africanos a aprender, investigar y hacer tareas de laboratorio. Por el otro lado, tenemos Chat África que son los programas que tenemos allí, utilizando la telemedicina para mejorar la actividad médica".

Dentro de este segundo proyecto es donde se encuentra englobado toda la parte de las campañas de ayuda médica que realizan en diferentes países africanos. "Tenemos un proyecto de formación online en Costa de Marfil y un bachillerato de ciencias de la salud", enumera Gárate, que no puede evitar mencionar el gran proyecto que tiene entre manos la Fundación. "El proyecto principal está en Monkole (R. D. Congo) y estamos utilizando las videoconferencias para mejorar la atención oftalmológica en el hospital de allí".

El proyecto en Monkole: 120 operaciones de cataratas, material médico y gafas para ver

El mayor reto que tiene por delante la Fundación NAMA es la labor que realiza en el centro hospitalario de Monkole, una población de República Democrática del Congo que se encuentra a una hora del centro de Kinsasa, capital del país. Allí llevan trabajando desde hace meses en la mejora de los servicios oftalmológicos del centro, realizando una tarea muy minuciosa para que el resultado sea más que óptimo.

"Para poner en marcha el proyecto del Congo enviamos desde aquí a dos profesionales de la universidad que estuvieron un año allí formando a todo el equipo local", señala Gárate acerca de cómo empezó a gestarse la gran campaña que se va a realizar ahora en Semana Santa. Después de formar y equipar al centro, es cuando estuvieron listos para empezar a atender a los pacientes. "Hicimos un cribado con médicos y enfermeras de allí. Luego, lo subimos a una web donde hicimos sesiones clínicas discutiendo los casos y resolviendo dudas entre oftalmólogos de allí y de aquí".

Por el hospital pasaron más de 1.500 personas que sufren de algún problema con la vista. Cada paciente es atendido y, dependiendo del problema que tenga, se le trata en el momento o se le añade a una lista para operar. "Los casos sencillos se tratan allí mismo, permitiendo que gente que no tenía acceso a este tipo de tecnología pueda conseguir atención médica". Pero no solo han tratado dolencias o enfermedades más serias, también han proporcionado estudios de visión con los que corregir la graduación de muchos de los pacientes. "Aprovechando el cribado, también hemos comprado gafas a una fundación americana, One Dollar, One Glasses, para dárselas a la gente que las necesite", detalla Gárate, añadiendo, "les hacemos una graduación para ver si necesitan llevar gafas".

Hacemos sesiones clínicas discutiendo los casos y resolviendo dudas entre oftalmólogos de allí y de aquí

Gracias a este estudio, han conseguido implementar más de 600 gafas en la población, algunos de ellos mayores que nunca habían podido acceder a ellas, ni al estudio. Además, de esta selección, han extraído a 120 pacientes que necesitan una operación de cataratas y que serán realizadas, esta Semana Santa, por la Fundación Elena Barraquer.

A la espera de conocer los resultados de las intervenciones, el proyecto de Monkole es todo un éxito y desde la Fundación NAMA lo ven como un ejemplo a replicar en otros países. Aprovechando los contactos que ha hecho el doctor Prieto en sus años de servicio, han tenido entrevistas con representantes de diferentes países para lograr implementar este modelo en más lugares. Por el momento, ponen sus esperanzas en Uganda, donde parece que las conversaciones están más avanzadas.

Un modelo para expandir por África

El siguiente paso de la Fundación NAMA es buscar nuevos países en los que seguir el modelo que se ha conseguido en R. D. Congo. Uganda parece el lugar indicado para continuar con esta labor y ya tienen conversaciones avanzas con responsables médicos del país. "El proyecto de Uganda está en una fase en la que se ha presentado en la Convención de Oftalmólogos de Uganda y si les interesa vamos a ir empezando con las formaciones a profesionales".

Al igual que hicieron en el Congo, quieren empezar con las clases y enseñanzas de forma telemática para, posteriormente, pasar al cribado de pacientes. "Los oftalmólogos del país están muy interesados", expresa con optimismo Gárate. De lograr implementarlo, sería un segundo gran proyecto para la Fundación, pero no se quieren quedar ahí. También están dispuestos a buscar una ayuda en otras especialidades médicas.

La Fundación también está trabajando en conseguir llevar a Angola un proyecto similar al de oftalmología, pero que, en este caso, sería de oncología pediátrica. Por el momento es un deseo en el que están trabajando y que puede dar sus frutos en unos meses. Por el momento, prefieren centrarse en lo que tienen entre manos y mantener la filosofía que les ha acompañado desde el inicio. "Queremos cubrir la brecha que separa Europa y África en el campo de la salud".