Tinetenses de Oviedo. "Nací en Tineo, pero a causa de la Guerra Civil, porque mi familia vivía en Oviedo, en las Casas del Cuitu de la calle de Uría, pero cuando se rompió el cerco de la ciudad y se abrió lo que se llamaba el pasillo gallego, que atravesaba El Escamplero, muchas familias de Oviedo salieron por allí hacia el occidente de Asturias. A algunos amigos ovetenses les pasó lo mismo, por ejemplo, a Miguelón Buylla, que nació como yo en el año 1937 y en Castropol, o Moncho Bances, en Vegadeo. Al final de octubre de 1937 cayó el frente de Asturias y regresamos a Oviedo. Sin embargo, yo siempre me vinculé a Tineo y años después quise ir y conocer mi pueblo de nacimiento. Tengo muchos amigos de Tineo y acudo a muchos acontecimientos de ese lugar. De hecho, tenemos la Asociación de Amigos del Monasterio de Obona, y a ella pertenecemos un grupo de los tinetenses que residimos en Oviedo. En ella están Manolo Linares, el pintor; Manolo de la Cera, ex consejero del Principado; Ramiro Lomba, director de SADEI, y los arquitectos Nicolás Arganza y Javier Calzadilla. Nací el 22 de octubre de 1937, es decir, al día siguiente de la caída del frente de Asturias, y mi familia volvió a las Casas del Cuitu, donde vivían familias como los Hidalgo, los Serrano, los Bascarán o los Quintana. Por ejemplo, la familia de Nacho Quintana vivía justo en el piso que estaba encima del nuestro. Mi padre, Joaquín Rodríguez Cabezas, era militar e hizo la guerra en el sitio de Oviedo a las órdenes del coronel Aranda. Yo creo que mi padre, que nunca se metió en cuestiones políticas, era más de Aranda que del comandante Caballero, que perteneció al Movimiento Nacional y a todas esas cosas. Y también creo que mi padre en aquellos años era más anglófilo que germanófilo. Al acabar la guerra en Asturias tuvo otros destinos hasta que acabó la contienda, y creo recordar que participó en la batalla del Ebro".

Cambios de carrera. "Mi padre y su familia no eran asturianos, porque, como él también era hijo de un militar, Gabriel Rodríguez Ponce de León, tuvieron una condición nómada. Eran cuatro hermanos y nacieron en lugares diferentes: mi padre en Cádiz, pero una hermana suya en Alcalá de Henares y otro en Valencia. Cuando era teniente vino destinado a Oviedo y aquí conoció a mi madre, Carmenchu Suárez Ochoa. Tuvieron seis hijos, de los cuales cuatro nacimos en Asturias (tres en Oviedo y yo en Tineo) y los otros dos en Madrid. La familia de mi madre sí es asturiana, de los Ochoa de Avilés. El escritor Juan Ochoa era tío carnal de mi abuela y el músico Ramón Ochoa era mi bisabuelo. Y Fernando María de Ochoa y Sánchez-Calvo, que fue alcalde de Avilés, era el padre de mi bisabuelo. Después de la guerra, en 1942, mi familia se trasladó a Madrid porque mi padre se incorporó al Estado Mayor del Ejército. Estuvo tres años en la Escuela del Estado Mayor y al terminar salió con el grado de comandante. Lo destinaron después a Marruecos y vivimos un año en Tetuán. A continuación volvimos a Madrid y allí residí varios años, aunque todos los veranos veníamos a Asturias, a Luanco, con mis padres y abuelos, o a Nueva de Llanes. De niño yo había estudiado en el Colegio Covadonga de Oviedo, un centro pequeño. Luego, ya en Madrid, estudié el Bachillerato y después empecé a preparar Ingeniería de Montes, según el plan antiguo, cuando había que ingresar por oposición. Pero coincidió con el cambio de plan y lo nuevo era que había que hacer dos cursos de Exactas antes de ingresar. Entonces me matriculé y cursé un año de Exactas en Madrid, pero después decidí pasar al selectivo de Ciencias. Fue entonces cuando me vine a Oviedo a estudiar Ciencias, y aquí pasé los cursos 1958-1959 y 1959-1960. A continuación regresé a Madrid el curso 1960-1961 para hacer segundo de Geológicas. Con tanto cambio, sucedió que mi hermano, que me llevaba un año, ya era licenciado en Derecho y yo todavía andaba por los preparatorios de Ciencias".

Teatro de cámara. "En primer lugar, yo no era buen estudiante, y además no tenía muy claro lo que quería hacer. Por eso acabé pasando de la idea de ingeniero de montes a la de hacer Derecho y terminar cursando Periodismo, que es la profesión a la que dediqué 30 años de mi vida. Pero, sobre todo, lo que más tiraba de mí en aquellos años era el teatro. Había empezado con los TEU (Teatro Estudio Universitario) y luego estuve en teatros de cámara de Madrid. En Oviedo hice teatro con Juan José Otegui y con Carlos Álvarez Novoa y en Madrid con Luis Cacho, Tina Sáenz, Ricardo Merino y otros que después fueron actores profesionales. Siempre teníamos problemas con la censura, tanto en las obras de teatro como en los recitales de poesía. Me acuerdo de aquí en Oviedo que organizamos un recital en la Universidad como homenaje a Antonio Machado, que no había sido precisamente un radical. Llegó la Policía y nos evacuó de inmediato del Aula Magna del edificio histórico. Al parecer, la noche antes habían hecho en ciclostil una serie de hojas antirrégimen y se habían distribuido por allí. Yo creo que fue el primer homenaje que se le hacía a Machado después de la Guerra Civil. Montamos obras como "Medea" de Jean Anouilh, "La hermosa gente" de William Saroyan, "Los pasos" de Lope de Rueda y "El juez de los divorcios" de Cervantes. Hacíamos tanto teatro clásico como moderno. En Oviedo las lecturas de las obras las hacíamos en el Club Universitario del SEU (Sindicato de Estudiantes Universitarios), que estaba en la calle Uría, y las representaciones las montábamos en el pequeño salón de actos que tenía entonces la Caja de Ahorros en el edificio de la Escandalera, y al que se entraba por el túnel que daba a la plaza".

Presos políticos. "Yo llevaba una serie de años cambiando de estudios universitarios y entonces me propuse presentarme a unas oposiciones. Y salieron unas del Ministerio de Justicia para el Cuerpo Especial de Instituciones Penitenciarias. Me presenté a finales de 1961; éramos unos doscientos para treinta y cinco plazas, de las que veintinueve las obtuvieron licenciados en Derecho, aunque no se exigía, y las otras seis las sacamos personas sin la carrera. Fue entonces cuando pensé orientarme al Derecho Penal y a la Criminología, porque hice el curso de la Escuela de Estudios Penitenciarios y me diplomé en Criminología en la Universidad de Madrid. Después estuve trabajando en la cárcel de El Puerto de Santa María, Cádiz, y en la de Oviedo. Me llevé una decepción porque al hacer esos cursos pensabas que eras el que tenía que resocializar al delincuente, pero luego en la práctica te encontrabas en las cárceles con presos políticos que no era necesario resocializar o reinsertar, porque aquello era otra cosa. Por ejemplo, cuando vine a la cárcel de Oviedo me encontré con muchos mineros de las huelgas de 1962 y personas con las que luego traté fuera de la prisión. Uno de ellos era el sindicalista Severino Arias Morillo, una persona estupenda. Recuerdo que años después, cuando yo ya estaba en la radio, en una rueda de prensa que él daba algunos se metieron con él en plan de broma: "Severino, andas fumando en pipa, como Rafael Fernández y Gómez Llorente". Y él les replicó: "Estáis equivocados; yo aprendí a fumar en pipa hace muchos años en la cárcel y me enseñó vuestro compañero Carlos Rodríguez". Yo había fumado mucho en pipa con él mientras charlábamos y paseábamos por la prisión. Y otro sindicalista que estaba en aquella época y que murió hace poco era José Luis Iglesias, el de USO".

"La locura dolarista". "Antes había estado en El Puerto de Santa María y recuerdo la anécdota de que la barbería la llevaban unos ordenanzas que eran presos. Ibas a afeitarte y tenías una impresión curiosa cuando te pasaban la navaja por el cuello. En el viejo penal de El Puerto estaba un asturiano, Carlos Martín Pajares, que era el protagonista, o inspirador, de la primera novela de un escritor también asturiano fallecido hace unos años: José Manuel Castañón. Martín Pajares estaba un poco chiflado y hablada de todo y, en especial, de la "locura de los dólares". Eso fue lo que tomó Castañón para escribir la novela "Moletú-Volevá, o la novela de la locura dolarista". Castañón fue un hombre al que yo quise mucho. Era de Pola de Lena y había hecho la guerra en el bando nacional y luego estuvo incluso en la División Azul. Al regresar, fue de los primeros que empezó a cambiar políticamente y tuvo algún lío, por el que lo metieron en la cárcel. Y en la de Oviedo, muchos años antes de estar yo, conoció a Martín Pajares, antes de que éste fuera trasladado a El Puerto. Castañón se exilió en Venezuela y regresó a España después del franquismo. Más tarde, logramos que se publicaran tres tomos de obras escogidas suyas. Lo hizo la editorial de Graciano García, Nobel, y fueron ilustrados por Jaime Herrero".

Luis Cacho y Tina Sáenz . "Y en el verano de 1963 ocurrió una casualidad. Me encontré en Oviedo a Luis Cacho y a Tina Sáenz, que entonces era su novia, después fue su mujer y hoy día es su ex esposa. Además de su actividad teatral, trabajaban en Radio Nacional de España y habían venido a montar en pruebas la emisora en Oviedo. Y aquel verano empecé a colaborar con ellos. En septiembre ellos regresaron a Madrid y vino a sustituirlos Eduardo Sotillos, que era entonces un jovencito locutor. Y ese mismo mes hubo pruebas para entrar en la emisora. Hoy día vale todo, pero en aquel momento los redactores tenían que ser periodistas titulados y acceder por oposición. Como yo no había estudiado Periodismo, opté a una plaza de locutor. Se habían convocado dos plazas de redactores periodistas y las sacaron Manuel Avello y Eugenio de Rioja, pero no llegaron a tomar posesión porque les exigían dedicación plena y exclusiva, pero aquéllos eran los tiempos del pluriempleo: ambos trabajaban en LA NUEVA ESPAÑA y, además, Avello estaba en la Delegación de Información y Turismo y Eugenio en Hidroeléctrica del Cantábrico. Renunciaron a aquellas plazas y unos años después, cuando terminé Periodismo, saqué una de ellas. Fraga inauguró la emisora en enero de 1964, y meses antes habían venido de Madrid Primitivo Luengo y María Alzira Rolland, los primeros locutores. También estuvo un tiempo Manolo García, que luego se fue a Madrid y le perdí la pista. Y en emisiones estaba Lalo Covisa, fallecido hace dos o tres años".

"Protagonistas nosotros". "La actividad de la radio fue llenándome y, como Radio Nacional y Televisión Española eran la misma cosa, también me dediqué a lo segundo. Era curioso, pero todavía se trabajaba con película y cámara de cine. En los primeros estudios, cuando estaban en la calle de Melquíades Álvarez, había una habitación grande con un tren de revelado para las películas y luego había que hacer el montaje. Cuando llegaron las primeras cámaras de vídeo fue un salto técnico tremendo. Lo mismo pasó en los periódicos. Trabajé en LA NUEVA ESPAÑA casi trece años, desde el verano de 1970 a enero de 1983. Trabajábamos con linotipias de plomo y tejas para la rotativa, pero en 1983 se pasó a los fotolitos. Los reportajes en película que yo hacía se enviaban a Madrid, porque yo era corresponsal de los informativos de la segunda cadena, pero aquí no se veían porque sólo había primera cadena. En la radio para mí siempre fue lo fundamental los informativos, pero también trabajaba en los programas regionales y nacionales. Fui corresponsal del programa nacional "Protagonistas", que entonces se llamaba "Protagonistas nosotros". Su creador no fue Luis del Olmo, que es el que luego se levantó con el santo y la limosna, sino un magnífico profesional de la radio que estaba en Barcelona, Pepe Ferrer, que luego tuvo muchos problemas por su mala cabeza en otras cosas. Del Olmo lo sustituía en sus vacaciones y luego, cuando Ferrer tuvo problemas, se quedó con el programa como si fuera suyo, y hasta lo llevó a las demás cadenas en que las que trabajó. Por "Protagonistas nosotros" recibimos un premio "Ondas". Y con Alejo García hacía "Directo directo"; fue el primer programa de radio en el que empezaron a entrar intervenciones de oyentes por teléfono. Era una novedad en la radio española porque hasta entonces todo tenía que pasar por filtros, pero ahí se inició la participación de los oyentes, de la que hoy día ya se ha abusado demasiado".

Carrera de Periodismo. "Yo había empezado como locutor, pero como lo que más me interesaba eran los informativos estudié por libre Periodismo en Madrid de 1968 a 1972. Al acabar hice otras oposiciones y pasé a redactor. Coincidimos un grupo de asturianos en Periodismo: José Manuel Vaquero, Ceferino de Blas, Manuel Antonio Rico, Ismael Fuente, Julio Ruimal y Juan Cueto Alas. Teníamos exámenes trimestrales, y no sólo anuales, y yo tenía un Seiscientos con el que viajaba a Madrid y me acompañaba Vaquero. Eran cuatro años de carrera y al final yo creo que estudiábamos más que los que hacían la carrera presencial. Hacíamos un ingreso por oposición, más los cuatro años de carrera, más la tesina de licenciatura, más una reválida. Saqué el ingreso y los cuatro cursos, pero en la reválida, que tenía tres partes eliminatorias, casqué en la tercera, que saqué al cabo de un año. Antes había comenzado a estudiar Derecho en Oviedo, pero acabé la carrera más tarde que Periodismo porque fui interrumpiéndola porque tenía mucho trabajo. Pero un día me decidí a terminarla y fui a ver al decano para comentarle que me quedaban cuatro asignaturas, dos de cuarto y dos de quinto. Pero él repuso que yo era del plan del 53 y entonces estaba vigente el del 91, con lo que yo tenía que hacer cuatro asignaturas más optativas del segundo ciclo y el "practicum" de fin de carrera. "Madre mía, nueve asignaturas", pensé, pero me matriculé y saque seis de ellas en un año y una y el "practicum" al curso siguiente. Sólo me quedaba Derecho Internacional y, como aquí me ponían pegas y yo quería acabar la carrera por amor propio, me matriculé en la Complutense. Aprobé esa asignatura, pero me encontré con que me sobraban cinco porque en Madrid seguían con el plan del 53".

Herencia de Arias de Velasco. "Radio Nacional era la emisora del régimen, pero no tuvimos ningún tipo de censura ni personas que estuvieran encima de nosotros. España era la misma bajo Franco y, sin embargo, era muy distinta según las regiones. No sé si Eugenio de Rioja lo habrá contado, pero hay un ejemplo de lo que era esa diferencia. Él trabajaba en LA NUEVA ESPAÑA y lo nombraron director de "La Verdad", de Murcia. Se llevó con él a Rebustiello padre, que era corresponsal del periódico en Pola de Lena y muy trabajador. Pues bueno, en LA NUEVA ESPAÑA actuábamos con absoluta libertad y no teníamos que pasar por ningún filtro. Influía la herencia de Paco Arias de Velasco, que era muy del régimen y del Movimiento, pero no permitía que le pusieran vetos o pegas. Nosotros actuábamos con toda normalidad y cuando Eugenio vuelve a Oviedo, porque se había peleado con el gobernador civil de Murcia, nos cuenta que allí los corresponsales tenían que mandar sus crónicas con el sello del Alcalde y del jefe local del Movimiento de su pueblo. Aquí jamás sucedió eso, aunque eran la misma España y la misma época. Era gobernador civil de Oviedo Mateu de Ros, pero lo que pasaba es que era amigo de la casa Alejandro Fernández Sordo, primero delegado regional de Información y Turismo y más tarde delegado nacional de Prensa, Propaganda y Radio y ministro de Relaciones Sindicales. Él era el que llevaba los asuntos de censura, pero ya digo que era amigo de la casa".

Pluriempleo para cenar. "Y ya digo que a la vez que en la radio trabajé en LA NUEVA ESPAÑA porque lo habitual era el pluriempleo de los periodistas, y de los que no eran periodistas. Cuando aprobé las oposiciones de Instituciones Penitenciarias, me acuerdo que un profesor que nos preparaba nos dijo: "Bueno, ustedes ya son funcionarios del Ministerio de Justicia y ya tienen para comer". Hizo una pausa y agregó: "Ahora tendrán que buscar algo para cenar". Realmente había entonces mucho trabajo, aunque se pagara poco, y casi todo el mundo tenía pluriempleo. Cogí de director en el periódico a Luis Alberto Cepeda y luego a Pedro Pascual. En la redacción estaban Rioja, Avello, Juan Luis Cabal, Orlando Sanz, Evaristo Arce... Como hubo un tiempo en el que yo trabajaba de noche, estábamos Rubén Suárez, Juan de Lillo, Guillermo García-Alcalde y yo, los cuatro redactores de noche, cuando el periódico se cerraba a las dos de la madrugada. Pasé por todas las secciones, menos por "Deportes": llevé "Laboral" una temporada, había estado en "Cultura" y en "Local", con Orlando y Evaristo, que ocupábamos el mismo cubículo. También pasé por "Regional" y la etapa en la que estuve de noche llevaba "Nacional" o "Internacional". Cuando yo llegué, Graciano García justo había dejado la redacción del periódico para crear "Asturias Semanal", pero seguía Lillo, con el que yo mejor me llevaba del turno de noche, y estaba Faustino Álvarez, con el que dio la casualidad de que entramos el mismo día del verano del 70 y salimos el mismo día en enero del 83. Él se fue a Televisión Española y a mí me nombraron director de Radio Nacional en Oviedo unos meses después".