El PP salió en tromba ayer a defender la elección directa de los alcaldes, un cambio legislativo que pretende abordar en septiembre, y para el que contarán, según aseguró Mariano Rajoy, con el PSOE. La reacción entre los socialistas ante el "globo sonda" -que reforzaría un bipartidismo herido por el descontento de muchos ciudadanos, como quedó patente en las últimas elecciones europeas- fue ayer dispar: mientras el Gobierno asturiano prefirió mostrar un discreto silencio ante la iniciativa, destacados líderes, como la presidenta de la junta de Andalucía, Susana Díaz, expresaron rechazo.

El consejero de Presidencia y portavoz del Ejecutivo asturiano, Guillermo Martínez, aseguró tras el Consejo de Gobierno que no tienen "ningún tipo de detalle" sobre la propuesta, pero que están "comprometidos con la regeneración democrática". Puso como ejemplo las leyes de Transparencia y de Buenas Prácticas, que tramita el Parlamento regional.

Otros dirigentes socialistas fueron más explícitos: Susana Díaz habló de "trampas" del Gobierno de Rajoy, por mezclar en la misma propuesta la reducción del número de aforados y la elección directa de los alcaldes, y coincidió con el candidato a la secretaría general del PSOE, Eduardo Madina, en achacar la propuesta del PP al "miedo a perder alcaldías". El todavía secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, considera que "no se pueden cambiar las reglas a mitad del partido" y a pocos meses de unas elecciones municipales. Rubalcaba reclamó un amplio consenso político para abordar la iniciativa.

Por su parte, numerosos dirigentes del PP salieron en defensa de la propuesta, que le aseguraría al PP, según estimaciones publicadas por el diario El Mundo, el control de 40 capitales de provincia.

Importantes cargos del PP como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Congreso, Jesús Posada, han sugerido la posibilidad de la segunda vuelta entre las listas más votadas, que en opinión de este último sería el sistema más acertado.

Feijóo, por su parte, ha señalado incluso que se podría ir "más allá" de los alcaldes, aunque "por algo hay que empezar", y ha considerado un "contrasentido" que "un alcalde a falta de un concejal se convierta en líder de la oposición y un candidato que ha perdido claramente las elecciones se convierta en alcalde".

Desde la dirección del PP, el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, ha dejado clara la posición favorable del partido porque considera que "aumentaría la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático", si bien ha apostado por abrir un "debate sereno" al respecto.

Según Arenas, es pronto para aventurar cómo se concretaría la reforma y hay que esperar al retorno de las vacaciones para empezar a negociar un cambio que en cualquier caso el PP asegura que quiere consensuar con el resto de fuerzas políticas.

El líder de IU, Cayo Lara, por su parte, acusó a los populares de pretender dar un "golpe de mano" a la "democracia representativa" y de tratar de "blindarse" antes de perder poder en los gobiernos locales.

Mientras, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, amplía al PSOE el miedo a perder alcaldías y considera que los dos grandes partidos están hablando de esta posible reforma debido al desgaste del bipartidismo.