El plan del Principado para prevenir incendios en zonas poco pobladas: reducir el arbolado y llevar ganado a pastar

Medio Rural destina 70.000 euros para actuar en áreas del occidente muy castigadas por las llamas para evitar una oleada de fuegos como la de abril

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Reducir el arbolado y llevar ganado a pastar. Ese es el nuevo plan del Principado para prevenir incendios y conservar la biodiversidad en zonas poco pobladas del occidente y a menudo castigadas por las llamas. La Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial, según anunció este sábado en nota de prensa, destinará 700.000 euros al desarrollo de un nuevo modelo de gestión forestal, mediante el uso de la ganadería en extensivo.

Los proyectos, cuya redacción acaba de finalizar, se desarrollarán en los concejos de Valdés, Cangas del Narcea, Cudillero, Pravia, Tineo, Allande y Salas, tanto en montes público como privados (como son los vecinales en mano común y proindivisos). Los trabajos, financiados por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la UE, beneficiarán por tanto a "centenares de propietarios y usufructuarios de estos terrenos forestales".

En concreto, las actuaciones consistirán en la retirada de arbolado y restos quemados en zonas afectadas por incendios, así como en reducir los árboles hasta dejar una densidad que se asemeje a un paisaje adehesado, de forma que el ganado en extensivo pueda aprovechar el pasto. Las parcelas, con una extensión mínima de 10 hectáreas, se dotarán de infraestructuras ganaderas (abrevaderos, mangas, accesos, etc…) y cierres perimetrales en algunos casos, "para garantizar una adecuada carga ganadera y un aprovechamiento ordenado", dice la Consejería de Medio Rural.

Este modelo silvopastoral ya se puso en marcha con éxito en algunas zonas del noroccidente. Ahora lo que quiere el Principado es extenderla, tras la última oleada de incendios de abril, que fue la peor que se recuerda. Los fuegos de ese mes calcinaron más de 30.000 hectáreas, casi como los concejos de Siero y Llanera juntos. Un buen ejemplo del desarrollo de estos trabajos es La Espina, en Salas, donde grandes parcelas jalonadas de abedules y robles permiten al ganadero disponer de "pastos de calidad con una fórmula de pastoreo de bajo arbolado que mejora el bienestar animal y favorece la nidificación de aves, las cuales, además, permiten hacer un control biológico de especies como la rata topera".

Mosaico cantábrico

El paisaje asturiano se caracteriza por el denominado mosaico silvopastoral cantábrico, que atesora un amplio nivel de biodiversidad y también un significativo valor social y económico. La larga tradición de asentamiento y aprovechamiento humano ha ido modelando el monte mediante la combinación de prácticas tradicionales de agricultura, ganadería extensiva y gestión forestal. Sin embargo, con la despoblación y el abandono del campo, ese paisaje fue deteriorándose y muchas zonas, tomadas por los matorrales, se han convertido en pasto para las llamas.

El nuevo modelo que impulsa el Principado contribuirá, según la Consejería de Medio Rural, "a recuperar el tradicional mosaico paisajístico de la cornisa cantábrica, caracterizado por la alternancia de bosque, prado y vegetación arbustiva, mediante la ruptura de la continuidad del arbolado". De este modo, "aumentará la resiliencia del espacio frente a los incendios, al tiempo que se favorecerán la biodiversidad y los valores naturales", rematan. 

Suscríbete para seguir leyendo