El juez decidirá si el detenido por acuchillar a un menor ingresa en prisión o en un centro sanitario

Los especialistas piden no estigmatizar a las personas con enfermedad mental: "No son peligrosas, necesitan tratamiento"

La Policía Local de Avilés reduce a un hombre armado con un cuchillo que hirió a un menor

Marián Martínez

Marián Martínez

El hombre detenido el pasado en la tarde del miércoles tras atacar con un cuchillo y herir en el cuello a un menor de 15 años deberá ingresar en prisión o en un centro especializado, que probablemente sea la unidad especial habilitada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). De momento, permanecerá en el Hospital Universitario San Agustín (HUSA) hasta el próximo jueves, que volverá a pasar a disposición judicial para tomar la decisión.

Psiquiatras y psicólogos consultados por este periódico alertaron ayer del riesgo de que casos como este ahonden en la estigmatización de las personas que sufren enfermedades mentales, y Julio Bobes, exjefe del servicio de Psiquiatría del HUCA y catedrático de la Universidad de Oviedo, reclamó que el nuevo Plan de Salud Mental del Principado 2022-2030 contemple la dotación suficiente de plantillas para atender a estas personas enfermas graves.

La agresión se produjo sobre las siete de la tarde del miércoles en El Quirinal. El hombre salió de casa con su perro como hacía habitualmente, pero en esta ocasión llevaba además un cuchillo. Un joven de 15 años estaba escuchando música y, según su propio relato, de repente le vio corriendo hacia él y le dijo: "eres muy joven para morir, pero te voy a matar". El menor añade que le cortó "en el cuello, le empujé y salí corriendo, y luego me persiguió".

Una patrulla de la Policía Local pasaba en aquel momento por la zona e intervino, pero fue necesario que utilizaran la fuerza para reducirlo y soltara el cuchillo. Uno de los agentes resultó herido en un brazo y también tuvo que ser atendido en el hospital.

El detenido fue conducido también al centro hospitalario, y ayer por la mañana fue trasladado al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 5 de Avilés, en funciones de guardia, donde su titular le tomó declaración. El magistrado, a petición de la Fiscalía, decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza, pero ordenó que permanezca ingresado en el Hospital San Agustín hasta el próximo lunes, que está previsto que vuelva a pasar a su disposición para dirimir si finalmente ingresa en el Centro Penitenciario de Asturias o en un centro sanitario especializado.

El comisario de la Policía Nacional en Avilés, Alejandro Valverde, aseguró ayer que el arrestado carece de antecedentes y que en la investigación se trabaja con la hipótesis de que pudo haber sufrido un brote psicótico.

Tanto la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, como el comisario jefe de la Policía Local, Rafael Rodríguez, coincidieron al lanzar un mensaje de tranquilidad. Monteserín remarcó que se trató de un hecho "muy puntual y muy extraño", e incidió en que Avilés "siempre apoyó y seguirá apoyando" a las personas que sufren una enfermedad mental.

Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría y especialista en enfermedades mentales graves, explicó que el agresor "probablemente sea un enfermo conocido", y añadió que las personas que sufren estas patologías graves "viven otra u otras realidades y actúan en consecuencia con eso que viven". Por tanto, "no existe una argumentación ni explicaciones lógicas" a este tipo de actuaciones.

Bobes admitió que es "comprensible" que actos como el que cometió el detenido "generen inquietud y alarma porque no se entiende esa enfermedad. La padecen un número limitado de personas, y suele ocurrir porque o no están a tratamiento o lo han abandonado". De ahí que "la clave con estos pacientes es ayudarles a que alcancen un cierto nivel de conciencia de la enfermedad y la necesidad de que tomen la medicación para que no pasen a esa otra realidad o realidades en las que viven, oyen, ven e imaginan cosas que son irreales, pero de las que están plenamente convencidos". Todo eso explica la necesidad de que "existan dispositivos suficientemente desarrollados que permitan una atención continuada de estas personas enfermas y no tengamos que lamentar hechos graves por falta de atención".

Julio Bobes incidió en que "ahora que tratamos de implantar un nuevo Plan de Salud Mental 2022-2030, se contemple la dotación suficiente de personal en los equipos que se encarguen de atender a personas con enfermedades mentales graves".

Marino Pérez, catedrático de Psicología Clínica, explicó que, "desconociendo el caso concreto", es fundamental "tratarlo con prudencia, porque incidiendo en una posible enfermedad mental se genera un estigma que perjudica mucho a las personas que la padecen". E insistió en que "una crisis psicótica no conlleva peligro ni agresiones a los demás, pero esa asociación de ideas es dañina y contribuye a la estigmatización". También descartó la tesis de que estas personas después no recuerden los actos que cometieron. "Es una estrategia legal, pero científicamente no es así", señaló.

La psicóloga avilesina Marisol Delgado coincidió en reclamar prudencia porque "en muchas ocasiones se tiende a asociar una crisis y la expresión de enfermedad mental con ataques y agresiones, y se genera miedo y estigma. Las personas que sufren una enfermedad mental no representan una población estadísticamente peligrosa, pero esa asociación sirve para estigmatizar y dañar a todo el colectivo".

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