Los pescadores creen haber dado con la causa del declive de la xarda y la respuesta tiene que ver con otro pez

La abundancia de atunes rojos, una especie poco habitual en las aguas del mar Cantábrico, parece guardar relación con las pocas capturas de caballa

Descarga de cajas de xarda recién pescada en el puerto de Avilés. | Miki López

Descarga de cajas de xarda recién pescada en el puerto de Avilés. | Miki López / Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

La primera señal de alarma indicadora de que algo no va bien en la pesquería de la xarda (caballa) en aguas asturianas se encendió hace dos años: después de varias costeras sobresalientes en las que se pescó todo el cupo disponible "y más que hubiera habido", según el decir de los pescadores, la campaña de 2021 flojeó y llegó a capturarse a duras penas el 80 por ciento de las toneladas autorizadas. En 2022, más de lo mismo. Y a tenor del desarrollo de la campaña presente, que empezó en marzo, muchos están ya en la cuenta de que la costera será mala.

¿Qué le pasa a la xarda? ¿Por qué no acaba en los anzuelos o las redes de los barcos en las abundantes cantidades de antaño? Hasta ahora nadie parecía tener respuesta a esas preguntas, pero a fuerza de observar los pescadores han desarrollado una teoría: la culpa del declive de las costeras de xarda, o al menos una parte de la misma, la tienen los atunes rojos, un depredador natural de la caballa.

A diferencia del atún blanco del Norte (en Asturias conocido como bonito), el atún rojo no frecuenta el mar Cantábrico y prefiere las aguas atlánticas abiertas. Pero eso parece haber cambiado. Cada vez es más frecuente, cuentan los pescadores, la captura accidental de atunes rojos y su detección en el mar. Es decir, que la población parece haber aumentado.

La abundancia de atunes rojos tiene dos lecturas: una positiva, la posibilidad de pescarlos y sacar provecho a su gran valor comercial; y otra negativa, que depredan los bancos de xarda y restan eficacia a las artes de pesca convencionales que usa la flota asturiana.

"Al margen de la xarda que comen, que es una barbaridad, la presencia de los atunes rojos en estas fechas hace que se desperdiguen los bancos de caballa y que éstas se vuelvan esquivas y huidizas, además de buscar mayores profundidades donde es más difícil que piquen en los anzuelos", explica un pescador experimentado.

El rendimiento de la pesca de la xarda viene determinado en buena medida por su cercanía a la costa, en el hecho de encontrarlas a poca profundidad y en que naden agrupadas para que al echar las artes de pesca el pescado esté compactado y aumenten las probabilidades de capturas. Todo lo contrario de lo que ocurre si los atunes rojos merodean buscando presas.

Los atunes rojos son verdaderos torpedos del mar, con más de 400 kilos de peso y una capacidad natatoria que les permite moverse a 40 kilómetros por hora. Para alimentar semejante gasto de energía son altamente voraces.

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