"Ya no queda nada, es el final de un trozo de historia"

Rubén Domínguez, presidente del Centro de Estudios Alfón de Gauzón señaló como ejemplo a Alemania, donde las centrales "se adaptaron a usos culturales"

Demolición de la primera chimenea de las baterías de cok de Avilés.

Demolición de la primera chimenea de las baterías de cok de Avilés. / Ricardo Solís

Christian García

En una jornada matinal de sábado que dio comienzo como cualquier otro fin de semana, muchas personas madrugaron para acudir a un hecho histórico en la comarca como es la demolición de las instalaciones de baterías de cok. Los interesados, que se entremezclaron con quienes aprovechan las primeras horas de la mañana para pasear por la ría de Avilés o realizar una ruta en bici en grupo, coparon la cinta que marcaba el perímetro de seguridad instalado por los trabajadores.

La demolición de la primera de las chimeneas atrajo la curiosidad de decenas de personas, muchos vecinos de Avilés, pero también otros llegados desde todas partes de la comarca, como Sandra García, de Piedras Blancas y trabajadora de Erri Berri. “Llevo un año trabajando en el servicio de limpieza de la empresa y quería venir para ver el trabajo de los compañeros”, comentó García, que definió como “impactante” la caída de la chimenea. Junto a ella, acompañándola, estaba José Arias, quien se mostró “sorprendido” por la desaparición paulatina de las chimeneas “después de tantos años como parte del paisaje de Avilés”.

La voladura de la chimenea, que se produjo sin incidencias, recibió el visto bueno de los espectadores, entre los que se encontraba José Manuel González, residente en Puerto de Vega (Navia) y ex trabajador de artillería de voladuras submarinas y que valoró positivamente el procedimiento. “He venido a observar las labores de demolición. Ha sido un trabajo perfecto, técnicamente inmaculado”, evaluó González.

Si algo destacó más allá de la voladura, fueron las cámaras, trípodes y prismáticos que hicieron acto de presencia en los aledaños. No fueron pocas las personas que acudieron ataviadas con material fotográfico y de vídeo para conservar pruebas de un hecho histórico para la población avilesina. “Vengo para grabar la demolición y en la medida de lo posible vendré para las próximas voladuras”, expresó Isidro Gángara, también vecino de Piedras Blancas. Gángara, pese a lo simbólico del hecho, no se mostró satisfecho con el derribo de las instalaciones siderúrgicas, las cuales el hombre habría deseado que “se conservasen las chimeneas, ahora sólo tendremos los vídeos y las fotos para recordar el pasado”.

La de Gángara no fue la única postura que habría aceptado de buena gana la permanencia de las emblemáticas construcciones industriales, las cuales fueron el lugar de trabajo para centenares de avilesinos a lo largo de las décadas. “Aquí trabajo mucha gente, pero ahora ya no queda nada. Es ver el final de un trozo de historia que hemos perdido. Podría haber tenido otro uso, conservar alguna chimenea junto al gasómetro en recuerdo de la historia reciente”, comentó Adrián García, de Avilés, para quien las Baterías forman parte de su vida, ya que tanto su abuelo como sus tíos trabajaron en ellas.

El presidente del Centro de Estudios Alfón de Gauzón (CEAG), Rubén Domínguez, aportó valor al sentimiento de los avilesinos que se lamentan por la pérdida de su patrimonio siderúrgico. En ese sentido, Domínguez expresó que "hay elementos que se deberían conservar: los gasómetros, las chimeneas, el taller mecánico y el almacén". De ellos, se conservará uno de los gasómetros, lo que para el historiador "es insuficiente". "La instalación tiene un valor histórico y arquitectónico que determinó el paisaje de Avilés además de ser uno de los pocos vestigios de las baterías de cok en España", comentó Domínguez, que puso como ejemplo las plantas de Alemania, en concreto las de las cuencas del Ruhr "que se han adaptado a usos culturales, tecnológicos y científicos" y que "actualmente están consideradas patrimonio mundial de la Unesco".