La cabeza, una de las claves para el resurgir del Avilés

Las malas experiencias pasadas de los fichajes veraniegos han influido en el rendimiento de los blanquiazules este año

La cabeza, una de las claves para el resurgir del Avilés

La cabeza, una de las claves para el resurgir del Avilés

Noé Menéndez

Noé Menéndez

"El fútbol es un estado de ánimo", decía con sabiduría Jorge Valdano. Y el Avilés ha llevado a la máxima expresión esta frase. Porque nadie discute la calidad de muchos de los jugadores que este verano aterrizaron en el Suárez Puerta, pero muchas veces el fútbol pasa más por la cabeza que por los pies. Prueba de ello está siendo la temporada blanquiazul, que lejos de los puestos a los que aspiraba durante el verano, ahora mismo el equipo lucha por tener plaza fija en la zona tranquila de la tabla.

Javi Vidales trajo, bajo su brazo, once fichajes. ¿Qué comparten muchos de ellos? Que ninguno llegó a la Villa del Adelantado con la flechita para arriba. El primero en llegar durante el verano fue Davo Fernández, que suma dos descensos en sus últimas tres temporadas. A él se sumaron Mecerreyes, que la pasada campaña bajó con el San Sebastián de los Reyes, o Joel del Pino, que vivió la misma situación con el Linense. A eso se suman nombres como los de Trabanco o Jesús del Amo, que formaban parte de proyectos que tenían el objetivo clarísimo, el ascenso, y se quedaron con la miel en los labios. Peor es el caso de Mauro o Isma Cerro, que vieron como sus equipos, el Coria y El Ejido respectivamente, perdían la categoría y caían a Tercera Federación. Claudio, por su parte, más allá de formar parte la pasada temporada de la Cultural Leonesa, suma siete tantos en sus últimas cuatro temporadas y el año pasado sufrió una lesión que le hizo perder el protagonismo con el cuadro leonés. Solo Julio Rodríguez venía de contar con protagonismo en Polonia, aunque su club, el Podbeskidzie, militaba en la Segunda División polaca.

La calidad que atesoran muchos de estos nombres es indudable. Prueba de ello se vio durante la pretemporada, cuando no había presión y el error era asumible. Pero, con el paso de las jornadas y la acumulación de malos resultados, la presión es muy distinta y los recuerdos de la temporada anterior empiezan a aflorar. Y cuando se piensa más en las consecuencias que tiene un posible error antes que en sacar el mejor rendimiento, los resultados llevan a la mala dinámica que vivió el Avilés. Por eso el encuentro del próximo domingo ante el filial del Deportivo se antoja como clave. Los blanquiazules habían conseguido tres victorias consecutivas que habían devuelto las sonrisas a muchos de estos jugadores, pero el tropiezo ante el Ourense del pasado fin de semana puede hacer que las dudas vuelvan a aparecer. Por eso, sumar los tres puntos en tierras coruñesas puede suponer esa dosis de adrenalina para que el talento que ahora está apesadumbrado vuelva a relucir y lleve al Avilés a cota más altas.

Eso unido a dos o tres posibles refuerzos que vengan en dinámica positiva, que inciten al equipo a seguir creciendo, puede ser la clave para que la cabeza de los blanquiazules vuelva a su sitio. Nombres como Mecerreyes, Davo Fernández o Jesús del Amo han demostrado estar más que capacitados para comandar al cuadro blanquiazul, pero necesitan olvidar su pasado más reciente para así, con la mente despejada y sin miedo a las consecuencias de un posible error, volver a sacar su mejor versión y acercarse a los ansiados puestos de play-off.

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