8-M: Día de la Mujer // LAS ROMPETECHOS

Las mujeres del metal buscan compañeras: "Es lo mejor que nos ha pasado"

Una empresaria, una ejecutiva, una mecánica, una estudiante de Diseño Industrial y la secretaria general de Femetal presumen del potente sector asturiano

Las mujeres del metal: así ha cambiado el sector en Asturias

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Juan Plaza

Marián Martínez

Marián Martínez

La socia directora de una empresa, una ejecutiva, una operaria de mantenimiento y una estudiante de Formación Profesional, cada una de ellas con un perfil y una cualificación diferenciados, pero todas desarrollándose personal y profesionalmente en el mismo sector: el metal. El mismo que en el ideario colectivo todavía se relaciona con suciedad, con trabajos duros y penosos, pero que nada tiene que ver con la realidad. La digitalización y la automatización borran por completo ese antiguo panorama. Tanto es así, que estas mujeres del metal coinciden en su valoración: entrar en él fue la mejor decisión de sus vidas. Y también en el diagnóstico de por qué las jóvenes no apuestan por este sector, y es su desconocimiento y la falta de visibilidad. "Podemos hacer lo mismo que los hombres", sentencian.

El metal asturiano tiene en nómina 26.000 trabajadores, de los que solo el 15% son mujeres, y de ellas, solo el 5% están en los talleres desarrollando oficios.

Alejandra Albes encarna la transformación que ha sufrido el potente metal asturiano en los últimos años. Empezó a trabajar en una pequeña empresa del metal en la cuenca del Nalón, una auxiliar que "no se supo adaptar a los nuevos tiempos" y sucumbió con la Gran Crisis. Toda su plantilla, la veintena de trabajadores, se vieron sin trabajo. Ella y un compañero decidieron apostar por su proyecto, al que bautizaron como DBV Services. "Tenía claro que no quería trabajar para nadie, que quería trabajar para mi, y los dos sabíamos que teníamos que hacer las cosas de manera distinta a lo que habíamos hecho anteriormente, que teníamos que diferenciarnos ofreciendo valor añadido, diseño, ingeniería, fabricación... Y lo hemos conseguido", asegura.

Esta "socia directora" de DBV Services, asentada en Viella (Siero), desarrolla su labor en el ámbito económico del negocio, mientras que su socio lo hace en el de gestión. Entonces, mira a las jóvenes y sonríe: "La grandeza es que ahora os podéis formar en lo que queráis, en toda la gama de oficios y profesiones que hay en el sector, no hay que limitarse a ser auxiliar, administrativo o telefonista. Y nos hacen tanta falta profesionales de oficio...".

Úrsula Rocío del Valle Fernández es de Pola de Siero, y estudió Diseño en Fabricación Avanzada en la Fundación Masaveu. "Siempre me gustó el diseño, la elaboración de planos, y vi una oportunidad muy clara en este ciclo formativo, en el que somos muy poquita mujeres". Tan pocas, que en su grupo son veinte personas y solo tres mujeres. Y no solo eso, es que es el mayor número de mujeres por clase. "Pero no hay ningún tipo de diferencia. Que seas mujer resulta llamativo por diferente, y te preguntan que cómo te has metido ahí, si te gusta... pero no más", asegura.

Hay mucho desconocimiento del sector; es importante explicar en edades tempranas qué es el metal y las enormes oportunidades laborales que ofrece

Está tan segura de que ha acertado con su decisión formativa como de que encontrará empleo cuando acabe. "Podemos hacer lo mismo que un hombre en el metal y no hay que tener miedo a entrar en el sector por muy pocas que seamos", asevera.

La escucha con atención Sara Fernández Ahuja, directora de Talento y Sostenibilidad de Recursos Humanos del grupo TSK, una multinacional en la que entró hace veinticuatro años y medio y en la que ha ido escalando puestos. "Cuando terminé la carrera tuve la oportunidad de empezar como técnica de prevención de riesgos laborales en TSK para una obra en Arcelor. Había muchos hombres, pero me respetaron y me sentí muy a gusto en ese primer trabajo. Así que continué y fui evolucionando hasta llegar a Recursos Humanos", relata.

En la multinacional con sede en Gijón hay muchas mujeres de diferentes perfiles, desde ingenieras y delineantes hasta en administración. "Pero tenemos un taller de fabricación de cuadros y no tenemos mujeres porque no nos llegan ese tipo de perfiles, cuando en realidad es que estaríamos encantados de contar con ellas", afirma esta ejecutiva. Entiende que "hay mucho desconocimiento del sector", pero insiste en su ánimo de encontrar a mujeres que se quieran incorporar. "Les animo a que se entren en el metal, porque tiene mucho futuro y en Asturias se está apostando mucho por él. Las jóvenes deberían de animarse a formarse y enviar sus currículos, porque estaríamos encantados de recibirlos".

María Rivas Pérez representa a una de esas pocas jóvenes que decidieron salirse de tónica general y ahora es mecánica de mantenimiento en el grupo Gonvarri, asentado en Corvera, en la comarca avilesina. "Decidí cursar el grado superior de Mecatrónica Industrial en Avilés, y me abrió las puertas. Fue por casualidad, porque hice el Bachiller por Ciencias de la Salud, pero conocí a una chica que me habló de la industria y de la mecatrónica y me encantó. Siempre fui muy manitas y me gusta entender cómo funcionan las cosas, y cuanto más difícil mejor. La verdad es que en este sector se puede aprender muchísimo".

Vivió algún momento de incertidumbre, incluso de cierta angustia, porque "cuando empecé a trabajar en el metal tenía 19 años y era un mundo completamente de hombres. Nunca me había visto en la situación de verme sola, sin otras mujer para apoyarnos, para comentar cosas... pero encontré unos compañeros maravillosos". Y por eso, resuelta, lanza su mensaje. "Me gustaría decirle a las mujeres que no se atreven que lo hagan, que encontrarán gente muy buena, que les van a ayudar y que no van a tener ningún problema", y lamenta que cuando tienes que decidir a qué te vas a dedicar, por el hecho de ser mujer "se te oriente más a la salud, a la imagen y no se entienda por qué una mujer quiere ser mecánica. Pero hay que acabar con los estereotipos".

El diálogo lo preside María Pérez Medina, la secretaria general de la patronal del metal asturiano, Femetal, y gerente del clúster Metaindustry4. Lleva once años en el sector y fue una pionera, porque fue la primera mujer en el país que ocupó un puesto de esa responsabilidad en el metal: "No era desconocido del todo para mí porque es un sector internacionalizado y era el mundo en el que me movía. Pero una vez dentro vi lo diversificado que es y las múltiples oportunidades que ofrece".

El metal contribuye al desarrollo de la sociedad, ya que no hay ni un solo sector que no esté vinculado a él, pero faltan profesionales en todas las ramas y es imprescindible atraer talento femenino

Uno de los objetivos en los que trabaja Femetal es en la transformación del metal para adaptarse a la transición que está viviendo el sector en un momento en el que la descarbonización, la digitalización y la automatización se imponen a una velocidad y un ritmo casi despiadado. Precisamente cuando menos profesionales hay en los oficios que más se necesitan. Si las mujeres representan el 50% de la población, es necesario captar ese talento, asegura en todos los foros en los que interviene.

"Hay un desconocimiento del sector industrial que viene de la cultura popular. Por eso necesitamos intervenir con una orientación temprana en los estudios, porque en el metal no se puede entrar sin una capacitación específica, porque es un sector tremendamente cualificado, pero en el que hay un nicho de posibilidades para crecer profesional y personalmente que las mujeres deberían aprovechar", remarca.

Eso sin entrar en el detalle de las condiciones laborales. "Que tenemos el mejor quinto convenio colectivo del país, mejor que en Madrid y Cataluña", incide.

La conversación se va alargando, con detalles sobre la importancia de la electromecánica, las energías renovables, y las altas prestaciones y cualificaciones que requieren ahora las distintas profesiones, como la de calderero, fresador, la soldadura...

Sara Fernández Ahuja retoma la importancia de la orientación desde las edades tempranas y cuenta que en TSK invitan a colegios para que vean lo que hacen en la empresa. Y ve en la digitalización y la automatización una atractivo para atraer talento femenino. "Ahora se interactúa con las máquinas, ya no se trata de capacidad física", apunta.

"Es maravilloso ver las caras de satisfacción de la plantilla cuando ven que aquel material con el que han empezado a trabajar lo han transformado en una máquina que le va a hacer la vida mucho más fácil a muchas personas", apostilla Alejandra Albes.

"Es que en realidad el metal contribuye al desarrollo de la sociedad. No hay ni un solo sector en el que no esté presente, está en todo, hasta en la sanidad", afirma rotunda María Pérez.

Son mujeres comprometidas con el futuro, con un sector internacionalizado, digitalizado, automatizado y con enorme capacidad de transformación. "Lo mejor que nos ha pasado". Y quieren compartirlo con más mujeres.

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