Los romeros animan la jira de Trasona: "No se puede faltar aunque haga viento y frío"

Festejos cifra en 5.000 personas la afluencia a la romería de Corvera, que fue de menos a más y que acabó con bailes en Gabitos y en Overo

I. García / N. Menéndez

Cinco mil personas. Esa es la cifra estimada de romeros en la jira de ayer al pantano de Trasona y todo pese a la amenaza de lluvias que daban todos los pronósticos. Eso sí, el mayor volumen de personas comenzó a llenar el entorno del embalse corverano después de comer ya que pocos se animaron a acercarse a las áreas de Gabitos y Overo con el kit básico de las romerías: filetes empanados, tortillas y empanadas y sidra. "Aquí estamos los valientes", afirmaba María Alonso que, como cada 1 de mayo, acude con su familia a comer a Overo, todo ello, como "manda la tradición", después de ver la regata de piragüismo.

"Va a caer una tromba buena", vaticinó Luis Martínez, cuando se acercaba al prao de Overo cargado con una caja de sidra. Se equivocó. Eso sí, el viento chafó más de un plan. "A mí el aire me tiró el vino", afirma Ana María del Río, acompañada de Florentino García, Julia Martín y Luis Mourelo, sentados en una mesa con "lo de siempre": filetes empanados y tortilla. Unos metros más allá, Juanjo Rodríguez, natural de Belmonte, tenía dificultades para echar un culín a cuenta del viento. Y en la siguiente mesa, Alex Mateos con su familia y amigos disfrutaba de la jornada. "Si llueve no pasa nada, somos del Norte", apuntó Irene García, su pareja.

Poco antes, Irene Fernández, Alba Arroyo, Eva Arias, Guillermo Fernández, Marwan Ben Salah y Sara Rodríguez ultimaban sus dibujos del concurso infantil sin saber aún que resultarían ganadores del certamen.

Mientras algunos ya probaban bocado, la banda de música de Corvera animaba la romería, que fue de menos a más. Y ya cuando "La Caracola" hizo la exhibición de baile, el área de Overo se había convertido en un hervidero. Al tiempo, en Gabitos, todo estaba a punto de estallar con la música electrónica del "Pantanazo", bajo una carpa cargada de decibelios y de muchas ganas de fiesta, que se veían venir horas antes de los djs empezasen a pinchar. Ahí estaba Erik García, de Cancienes. "Esta es una de las fiestas grandes del año, es como el chupinazo a las fiestas de prao. No se puede faltar, por mucho frío y viento que haga", señaló antes de echar un culín de sidra a sus amigas. "Si mañana –por hoy– no tuviéramos clase, podríamos disfrutar la fiesta mucho más, habrá que marchar pronto para casa", apuntó la ovetense Sara González.

En la zona de Overo el ambiente era mucho más tranquilo, con varias familias instalando su comida en los diferentes comedores del área recreativa. "Es algo que hacemos todos los años, da igual que llueve o granice. Hay que venir sea como sea", comenta Nacho Sierra, que junto a su nieto Asier trataba de poner la mesa mientras su hija iba al coche a por el resto de enseres para completar la romería "como tiene que ser". "Es una pena que el tiempo parezca que nos quiere agüar la fiesta, de normal este prao estaría lleno. Pero bueno, así se puede estar más tranquilo", afirmó Sierra.

Rosi Rodríguez, miembro de la asociación "Sofetra", que es la Sociedad de Festejos de Trasona, lamentaba también la ausencia de romeros. "A estas horas –13.30 horas– ya estaba todo lleno otros años pero, por otro lado, trajimos 400 bollos preñaos para los socios y apenas quedan", comenta.

El Ayuntamiento reforzó la seguridad de la romería, que contó con más de cuarenta efectivos. Es más, un helicóptero de la Guardia Civil llegó a peinar la zona del pantano durante la tarde. Y todo mientras en el "Pantanazo" los jóvenes, muchos con gafas de sol, bailaban y disfrutaban en el área de Gabitos y las familias también movían el esqueleto con la orquesta "The Players" que se encargó de animar la jornada en Overo. Y, mientras, el mal tiempo previsto para ayer solo dejó su rastro en forma de viento y de frío, cuestiones que no empañaron, ni mucho menos, la primera gran romería del calendario festivo de la comarca avilesina, una celebración que fue de menos a más y en su punto álgido reunió a unas cinco mil personas, según el área de Festejos de Corvera.

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