Los líderes de la movilización de la que surgió el Centro Neurológico de Langreo exigen su desarrollo

El Alcalde, que encabezó la lucha social cuando era párroco de Ciaño, avisa sobre el Credine: "Llevamos mucho esperando y la paciencia tiene un límite"

Protesta a favor del hospital de parapléjicos, en 2007 en Oviedo.

Protesta a favor del hospital de parapléjicos, en 2007 en Oviedo. / LUISMA MURIAS

La historia del Centro de Referencia Estatal para personas con Discapacidades Neurológicas (Credine) de Langreo empieza mucho antes de la primera piedra. Allá por la primera década del siglo, José Emilio Morán, que había sido concejal de Izquierda Unida, hizo un llamamiento social: reivindicar para Langreo la construcción de un hospital de parapléjicos que fuera referencia en el norte y que completara la oferta nacional junto al de Toledo. Él conocía la necesidad de primera mano, después de que un accidente de mina le atara para siempre a una silla de ruedas.

El ahora alcalde de Langreo, entonces párroco de Ciaño, pegando carteles a favor del hospital. | Fernando Rodríguez

El ahora alcalde de Langreo, entonces párroco de Ciaño, pegando carteles a favor del hospital. | Fernando Rodríguez / C. M. Basteiro

Más que apoyos, consiguió que aquella lucha personal se convirtiera en un grito colectivo. Junto a él estuvieron muchos. Uno de ellos fue el ahora alcalde de Langreo, Roberto García, que entonces era párroco de Ciaño. El hospital no salió adelante, pero sí el compromiso firme para un centro sociosanitario que hoy sigue a medio gas. Veinte años más tarde, los "cabecillas" de la reclamación siguen alzando la voz en un grito que, conociéndolos, podría acabar en las calles: "La paciencia tiene un límite".

Dos décadas después, José Emilio Morán sigue hablando con el mismo ímpetu de su reclamación: "Lo que se pedía inicialmente era un hospital de parapléjicos como el que hay en Toledo. Hacía una falta como el comer, porque no hay suficientes centros de estas características en el territorio nacional", explica el langreano.

La movilización social fue "mucho más grande" de lo que él esperaba inicialmente. "Para tranquilizarnos", apunta, comprometieron el centro de referente para enfermos neuronales. "Nosotros dijimos que sí, claro. Aunque no era lo que habíamos reclamado, cómo nos íbamos a reclamar. Hay muchísimas personas con diagnóstico de ELA y de otras enfermedades que necesitan atención urgente. También sus familiares".

Les pareció "una buena idea". Las obras del recinto empezaron, en Barros, en el año 2009. También empezaron los problemas. Hubo varias paralizaciones, dificultades con la financiación. Hasta el nombre generó controversia. Inicialmente, el Credine iba a ser el Centro Stephen Hawking, pero el IMSERSO, la entidad responsable del desarrollo y la gestión del equipamiento, terminó por desdecirse. No tenían permiso para "bautizar" el complejo con el nombre del científico (en el momento de la polémica, hace ya un lustro, Hawking acababa de fallecer). "Lo del nombre, al final, es anecdótico", comentan a este diario quienes lideraron la movilización social.

Lo que no es anecdótico, subraya Morán, es que el centro siga funcionando a medio gas. "Se inauguró ya hace un año, y ya ves cómo estamos", apunta. Actualmente, funciona el centro de día. Además, se está ultimando el transporte para dar servicio a más usuarios y sus familias. También se ha nombrado a una directora, Marta Pravia. Para José Emilio Morán, este "movimiento" no augura nada bueno: "Querrán echarle las culpas de todo lo que pase, de todos los retrasos que haya, aunque ella no tenga la culpa de nada".

Lo cierto es que el Credine ha sido, durante años, una suerte de lugar de peregrinación para los partidos de la oposición. A su entorno acuden, campaña electoral tras campaña electoral, para denunciar la falta de desarrollo. Y ha vuelto a ocurrir. El sábado, los responsables de Sumar Asturias se encontraron con los medios en el entorno del centro para comprometer su apoyo al desarrollo del recurso.

Este es, quizás, el proyecto más ligado al actual Alcalde. Roberto García era, en 2006, un cura muy admirado por el pueblo. Pegaba carteles para reclamar el hospital que nunca llegó, recogía firmas... Cuando le preguntan por las recientes declaraciones de la nueva directora del Credine, que afirmó que las expectativas en el centro quizás eran demasiado altas, él replica: "Eso es porque acaba de llegar, porque no estuvo desde el principio".

Los que sí estuvieron, apunta García, "queremos ver al Credine funcionar, ver que se ha convertido en un centro de referencia nacional". "Sabemos lo que es el Credine y queremos que dé respuesta a los discapacitados neuronales y a sus familiares. Eso es lo que exigimos". Y termina con un mensaje que suena a aviso: "Llevamos demasiado tiempo esperando".

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