Patricia Tirador: “Las minas tienen múltiples usos siempre que se respete su estructura"

"La geotermia apunta a ser un buen recurso para darles una nueva vida a los pozos mineros"

Patricia Tirador, en las instalaciones del pozo Fondón.

Patricia Tirador, en las instalaciones del pozo Fondón. / M. Á. G.

La historiadora del arte Patricia Tirador (Gijón, 1995) puso su interés sobre el patrimonio minero asturiano durante su postgrado. De entre la gran cantidad de minas y pozos asturianos, focalizó su trabajo en el pozo Fondón, en Sama (Langreo). Como resultado ha publicado el libro "Pozo Fondón, modelo de reconversión industrial", que puede adquirirse en el propio archivo municipal de Hunosa, donde actualmente trabaja como asesora histórica de forma puntual. Para Tirador, la minería en nuestra región no es solo pasado, ni presente, sino que, con buenos proyectos e inversiones, puede formar parte del futuro asturiano. De todo ello habla en LA NUEVA ESPAÑA, en su primera entrevista como autora de este trabajo.

-¿Cómo definiría su libro y sobre qué quiere poner el foco con él?

-Es el resultado de una investigación centrada en un análisis histórico-artístico del Pozo Fondón, con una parte en especial dedicada a los nuevos usos de los espacios industriales. El Pozo Fondón ahora mismo representa el pasado y, con el Archivo Histórico de Hunosa que alberga, el presente, siendo sede de la Brigada Central de Salvamento Minero. Y el futuro, con la instalación de una central geotérmica que aprovecha el calor del agua que inunda la mina para prestar servicios de agua caliente y calefacción a diversos edificios de La Felguera.

-¿Ya era conocedora entonces del potencial del Pozo Fondón?

-Siempre me llamó la atención el patrimonio industrial, considero que es uno de los vestigios más importantes del gran patrimonio de la edad contemporánea. Cuando investigué sobre el patrimonio minero encontré varios puntos interesantes con respecto al Pozo Fondón. Es el primer pozo vertical de Duro Felguera, tiene un gran valor arquitectónico, principalmente porque representa todo el estilo que la empresa propietaria tenía, y también por el pabellón de embarque, construido por el arquitecto Juan José Suárez. Por su diseño, rompe con el estilo fabril típico de Duro Felguera. Se centra en un movimiento moderno, construido en hormigón armado en tres naves adosadas con cubiertas abovedadas y mosaicos de temática minera elaborados por Luis Sánchez “Suco”. Esta fusión de arte e industria me llamó mucho la atención como historiadora del arte.

-¿Cuánto tiempo tardó en desarrollar esta investigación?

-Fue un año académico, durante el tiempo en el que cursé el máster en estudios avanzados en Historia del Arte de Investigación y Gestión en la Universidad de Oviedo. Tuve la suerte de poder hacer las prácticas en el archivo y al terminarlas continué visitándolo con asiduidad. El personal siempre me ayudó mucho y también mi codirectora, Mónica García.

-Contó además con la colaboración de compañeros expertos en otros ámbitos, como la economía, la geografía o la ingeniería, ¿Fue importante contar con estas aportaciones?

-Es fundamental que de cara a estas investigaciones no nos quedemos en un solo campo, hay que realizar estudios multidisciplinares, apoyarse en otros campos. Sin el campo de la geografía, por ejemplo, no se entiende por qué estas empresas se instalan en las zonas en las que lo hacen, cómo se expanden demográficamente o cómo afectó a la sociedad. Centrarnos solo en un ámbito empobrece mucho las investigaciones. Abrirnos a otras áreas hace que estas investigaciones puedan leerse desde distintos puntos de vista.

-¿Está bien cuidado y valorado el patrimonio industrial?

-En Asturias, el patrimonio minero tiene más suerte que en otras zonas de España. No podemos olvidar que hablamos de uno de los patrimonios mineros más numerosos del país. Se está apostando por modelos de reconversión, como por ejemplo la mina de Arnao, en Castrillón, que ahora es un museo; el Pozo Sotón, en la cuenca del Caudal, que tiene una parte dedicada a ser centro de experiencias y visitas a una mina real; o el propio pozo de Santa Bárbara de Mieres, que tras una rehabilitación desde mi punto de vista exquisita, alberga exposiciones artísticas a nivel incluso internacional en algunos casos. La reconversión es la clave para darles un futuro a estos espacios, conservarlos y protegerlos para que no sean solo patrimonio conservado. Las minas tienen múltiples usos siempre que se respete su estructura.

-¿Diría que la sociedad asturiana está más concienciada en la conservación del patrimonio minero por lo que esta industria significó en el Principado?

-El caso del patrimonio minero es peculiar, porque debe entenderse desde una perspectiva inmaterial. Es un patrimonio algo maltratado, pero el gran patrimonio de la época contemporánea. Está ligado a la identidad de la comunidad asturiana en general y estas iniciativas de darles otra vida son bien recibidas. Más incluso por los vecinos cercanos a la zona, porque al final la mayoría de la gente que vive cerca de estos pozos están ligados de alguna manera a la minería. Y ver que estos vestigios de la gran industria, que fue la minera en Asturias, no se pierden es para ellos un regalo.  

-¿Podrían desarrollarse más medidas de conservación y reutilización de estos pozos y minas?

-Siempre hay ideas, pero hablamos de patrimonios de grandes dimensiones, no se puede intentar reconvertir todo a lo loco, hay que trazar buenos planes con un sentido y que tenga buenas utilidades. Se necesitan grandes estudios que avalen la viabilidad y, por supuesto, se necesitan grandes inversiones que dependen de la empresa y de los fondos a los que puedan optar. Se pone mucho en valor que empresas y Principado, con voluntad, leyes y propuestas protejan y conserven estas instalaciones que tanto dieron a la comunidad y que se han visto tan afectadas por el cierre de las mismas. Se está haciendo buena labor y hay buenos planes de protección y nuevos usos a la vista.

-¿Las energías renovables serían un buen futuro para estos espacios?

-Creo que la geotermia, sin ser yo ingeniera, se puede ver como una buena opción. Así, el fin de la explotación minera no tendría por qué significar el fin de la actividad. Las centrales geotérmicas del Pozo Barredo de Mieres y del Fondón son buenos ejemplos de que se puede apostar por un futuro más limpio continuar dando energía de otra forma.

-En el caso del pozo Fondón es fundamental el papel de Hunosa para darle un futuro. En 2022 se abrió al público el archivo histórico de la compañía.

-Sí y desde entonces se ha dado a conocer mucho más el trabajo que se realiza en estas instalaciones. El gran público que viene a un archivo suelen ser investigadores, pero muchos vecinos de la zona, antiguo personal, asociaciones de vecinos o colegios se acercan a conocer la historia de la minería. Se puede conocer todo el trabajo realizado desde las primeras concesiones mineras de finales del siglo XVIII y principios del XIX, hasta la Hunosa de 1990.

-Centrándonos en el caso del Pozo Fondón, ¿Qué impacto diría que tuvo la minería en Langreo?

-No se entendería Langreo sin la minería ni sin la siderúrgica, todo iba relacionado. Duro Felguera opta por la creación de los pozos Fondón, Sotón y María Luisa como su gran foco hullero, porque necesitaban del carbón para su actividad siderúrgica. El impacto que tiene en la zona toda esta actividad se ve claramente reflejado en el aumento demográfico que hubo en Langreo y en el crecimiento de lo que entendemos como el valle del Nalón. Las zonas de las cuencas eran territorios mucho más pequeños sin las grandes industrias y con la llegada de Duro Felguera eso cambió. 

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