A mi aire

Exigir y desacreditar

La proximidad de las elecciones activa el ventilador de las miserias políticas

José Manuel Ibáñez

José Manuel Ibáñez

La época preelectoral ha sido siempre terreno abonado para exigir lo que pinte, y sobre todo para desacreditar al adversario, particularmente si este tiene posibilidades de remover sillones.

Por lo tanto, hace tiempo que las aguas comenzaron a agitarse, y en el momento actual cada día que pasa nos tienen más "entretenidos" con exigencias por parte de casi todos los colectivos, que ven una oportunidad de oro para reivindicar sus peticiones, pues los gobernantes aparcan su intransigencia habitual y se vuelven receptivos a demandas de cualquier tipo.

Lo del ventilador a tope para esparcir basura a diestro y siniestro resulta otra constante que no falla.

Todo ello no coge de susto a nadie, pues forman parte del paisaje de las fechas, al igual que en lo más álgido de la época vacacional ya sabemos que los problemas puntuales de huelgas de pilotos, gasolineras o trenes deberían venir incluidos en el santoral. Así que al grito de "tonto el último" se han puesto manos a la obra para lograr lo que consideran de justicia.

Con la vista puesta en mayo también dio comienzo la campaña de desacreditar –mejor enmierdar– a los adversarios políticos de todo signo, incluidos los compañeros del mismo partido si ello supone que les pueden hacer sombra en su recorrido hacia el ansiado sillón. Pero lo realmente curioso es que todos tienen en sus particulares congeladores bien almacenadas las miserias de todos ellos, esperando a que lleguen estas fechas para airearlas a los cuatro vientos y tratar de sacar ventaja. Y todo les sirve.

A los ciudadanos de a pie, y por ende electores, todo este navajeo les repatea, y piensan que mejor sería que se dedicasen a exponer sus programas, y sobre todo a jurar que los van a cumplir. Que esa es otra, dado que todos estamos cansados de que las promesas se las lleve el viento y a que, después de tres años y pico sin visualizar cosas tangibles, entremos de nuevo en vísperas y se acuerden de mover el culo con ciertas prisas para los remiendos. Ye lo que hay.

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