de lo nuestro Historias Heterodoxas

Consideraciones sobre un guerrero astur

Los expertos se dividen sobre la situación de Intercatia, lugar de nacimiento del romano Pintauis que algunas hipótesis localizan en Lena

Ernesto Burgos

Ernesto Burgos

Desde siempre, el estudio de la Historia y de las ciencias que la sirven se ha manipulado en función de los intereses políticos del momento. Es muy difícil ser imparcial, y dependiendo de cómo se expliquen los hechos, el descubrimiento de América, por ejemplo, puede interpretarse como una gesta civilizadora de los españoles o como un abuso contra los antiguos pobladores de ese continente. La cosa se agrava cuando falta documentación, y así los asturianos vemos que la escasez de fuentes da pie tanto para defender que en Covadonga hubo una gran batalla como para sostener que aquello no fue más que una escaramuza.

Y si vamos más atrás y nos apoyamos en la Arqueología, a las cuestiones ideológicas se suman otros intereses más prosaicos, como la búsqueda de presupuestos para prolongar las excavaciones, lo que hace que algunos profesionales tiren por elevación convirtiendo los resultados de cada campaña en la antesala de un inminente descubrimiento que va a ser fundamental para el conocimiento de nuestro pasado.

En Asturias vivimos desde hace décadas un debate sobre la romanización del territorio en el que se quiere ver la fortaleza de nuestra identidad: si el Imperio se asentó aquí sin resistencia y los indígenas aceptaron la nueva cultura sin problemas, es que su cultura era muy débil o incluso no existió; pero si los astures (ahora hay quien prefiere decir ástures) se enfrentaron con energía a los invasores y solo aceptaron sus normas por la fuerza, es que alguna vez fuimos una gran nación.

En consecuencia, hay quien sin sonrojarse sitúa en Gijón una antigua ciudad romana, sin importar que no se cite en los textos antiguos, ni que nunca se haya encontrado no ya un teatro o un templo, ni siquiera un foro. Y en la otra orilla de la polémica hay quien habla sobre combates de miles de guerreros contra legiones romanas a partir del pobre hallazgo de una punta de lanza y dos tachuelas tras varias campañas de excavación en un mismo yacimiento.

Hoy les voy a presentar un caso concreto, que atañe a la historia antigua de la Montaña Central, para que ustedes saquen sus propias conclusiones.

A mediados del siglo XVIII se encontró en la pequeña localidad de Rheinbrohl, a 31 kilómetros al sur de Bonn, una espléndida estela funeraria de 62 centímetros de ancho y casi dos metros de altura –a falta de un adorno superior que se ha perdido– con la representación de un "signifer", esto es un soldado encargado de llevar el estandarte de su cohorte.

Actualmente, la pieza original se conserva en el Museo Estatal renano de la misma Bonn, pero existen otras réplicas, entre ellas una copia exacta que consiguió Luis Menéndez-Pidal para el Museo Arqueológico de Asturias y en la que podemos ver con claridad el equipamiento del militar: se protegía del frío con una túnica corta de lana y una pequeña bufanda al cuello y, como señal de su rango, llevaba encima una piel de oso cubriendo su cabeza y con las garras cruzadas sobre el pecho; también se aprecia que iba protegido por un casco y una armadura de tipo "lorica" y portaba dos cinturones cubiertos con placas metálicas, una espada, un puñal y el estandarte, en el que se distinguen bien varios símbolos.

Consideraciones sobre un guerrero astur

Consideraciones sobre un guerrero astur / Ernesto Burgos

Bajo esta imagen leemos la inscripción en la que se resumió su identidad y su origen, que traducida reza así: Pintaius, hijo de Pedilico, astur trasmontano del castellum de Intercatia. Portaestandarte de la V Cohorte de los astures. De 30 años y siete de servicio militar. Sus herederos se encargaron de hacer este monumento según su testamento.

La Cohors V Asturum fue una unidad auxiliar de infantería ligera del ejército imperial romano que se formó en tiempos de Tiberio o Calígula y estuvo acuartelada en Germania, donde destacó luchando en la defensa del límite del Imperio, para disolverse en el reinado de Vespasiano. Estaba formada por 480 soldados de infantería divididos en 6 centurias de 80 hombres, cada una con su centurión y tres suboficiales de menor rango: un lugarteniente, un oficial de enlace y un "signifer", que era el puesto de Pintaius, encargado de llevar el estandarte y también de la tesorería.

Hasta aquí, ningún problema. Sin embargo, la duda surge cuando queremos situar Intercatia, el lugar en que nació Pintaius, ya que existen varios lugares que se llamaron así en la antigüedad. El arqueólogo de la Universidad de Valladolid Tomás Mañanes Pérez publicó en 2014 un artículo en la revista "Oppidum" en el que, después de ordenar toda la información disponible, llegó a la conclusión de que tres núcleos diferentes, una "civitas", una "mansio" y un "castellum", llevaron este nombre.

La "civitas" era una ciudad y no parece haber dudas de que estaba en un pago que domina la población de Paredes de Nava (Palencia), un altozano que tengo la suerte de haber conocido bien hace años. Por otro lado, la "mansio" era un complejo residencial que servía de parada oficial en una calzada romana y para Tomás Mañanes podría estar en varios puntos de una franja que va desde Villalpando (Zamora) a Montealegre de Campos (Valladolid).

Nos queda el "castellum", que por definición debe ser un lugar indígena situado en altura y fortificado, y aquí Mañanes, basándose en que el geógrafo griego del siglo II Claudio Ptolomeo anotó en su Cosmografía la existencia de una Intercatia vinculada al pueblo de los orniacos, apunta la posibilidad de que podamos ubicarla en alguno de los castros situados a lo largo del río Huerna (que en otra época se llamó Orna), quizás cerca de Reconcos o Zureda; aunque también apunta que la denominación de este pueblo puede referirse a los que se "mueven por los montes", que serían los vaqueiros situados entre Pola de Somiedo y Pola de Lena, en Asturias, y Pola de Gordón y la Puebla de San Mamés de las Rozas, al sur de Villablino, en León.

Pero en este punto también es obligado citar que el polifacético y discutido Constantino Cabal dedicó, en "La Asturias que venció Roma", densas páginas a la localización de los orniacos, planteando tantas posibilidades repartidas por el tercio superior de la Península ibérica que es imposible enumerarlas en esta página.

De cualquier forma, por lo menos debemos tener en cuenta otras consideraciones. La primera es que, si hacemos caso de las coordenadas de Ptolomeo, esta Intercatia debe situarse al sur de la Meseta. La segunda es la poca entidad de los castros del valle de Huerna, que cualquiera puede comprobar dando un agradable paseo por estos montes, y en los que –al menos a primera vista– no aparece ningún rastro de fortificaciones. La tercera es fijar los límites de la Asturias transmontana, que no se ajusta a los límites actuales de la comunidad.

La mayor parte de los investigadores están de acuerdo en que la Asturias transmontana era más estrecha y se situaba entre los ríos Navia y Sella, aunque también hay quien defiende que se trataba de una amplia zona que puede llevarse desde el oeste del actual Principado hasta la región portuguesa de Trás-os-Montes. Pero la discusión entre las dos tendencias que les anuncié al inicio de este artículo viene a la hora de delimitar el sur, que quienes ven a Asturias como un país bien definido hacen coincidir con la franja norte de León, al otro lado de la cordillera Cantábrica, y los "españolistas", quienes siguiendo su línea de destruir cualquier diferencia de esta región con el conjunto peninsular llevan mucho más abajo.

Y entre estos últimos hay quien quiere llegar aún más lejos. Vean si no este párrafo que incluyó Carmen Fernández Ochoa, una de las mayores defensoras de que Asturias estuvo tan romanizada como Mérida, en el artículo "Civitates y Comunidades de la Asturia Transmontana. A propósito de los Luggoni Arganticaeni", publicado en 2019 en la revista "Lvcentum" refiriéndose a los astures: "En cualquier caso, parece poco probable que se extendiesen al norte de la actual región mierense. Es más verosímil pensar que la cuenca de Oviedo y la zona de Llanera correspondiesen a la comunidad de los Lugones".

Sea como sea, algo que nos llama la atención es la querencia de Pintaius por sus raíces, ya que dejó en su testamento la obligación de que citasen su pueblo en la inscripción que lo iba a recordar siempre. Para el profesor Sabino Perea Yébenes, quien publicó en 1996 en la revista "Memorias de Historia Antigua" un artículo monográfico sobre esta estela, la decisión del legionario se explica porque fue reclutado cuando ya tenía 23 años, lo que le dio tiempo a desarrollar un arraigo por su tierra, que se mantuvo incluso después de haber pasado siete años en el Ejército.

Está claro que Intercatia debía de ser un lugar agradable para vivir, lástima que no podamos situarlo con precisión.

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