Velando el fuego

8M, un éxito a pesar de las divisiones

La salud de la lucha de las mujeres por la igualdad

Javier García Cellino

Javier García Cellino

Si preguntáramos sobre los motivos de la división entre los movimientos feministas, muchas personas dirían que se trata apenas de una gripe, de un sarpullido rosa que no afecta a la epidermis del conjunto, pues, por encima de todo, el termómetro señala una temperatura adecuada que pone su centro de interés en las conquistas más o menos paulatinas que las mujeres van consiguiendo.

Por el contrario, otras personas dirían que de eso nada, que el enfermo está grave (o muy grave, dependiendo de los distintos niveles de hipocondría), de lo que dan muestra las diferentes posturas que se manifiestan dentro del movimiento feminista acerca de la ley del "sólo sí es sí", la prostitución o la ley trans.

Afortunadamente, no faltarían quienes invitaran a la cordura a la mesa, arrojando de la misma las décimas de intolerancia que por desgracia nunca faltan, lo que a su juicio significaría que se puede estar a favor o en contra de determinados puntos de esas leyes, sin que todo se reduzca a un juego extremo de blancas o negras.

Bien es cierto que opiniones así tuvieron siempre poca aceptación en la sociedad, acostumbrada a encontrar sospechosos a todos los que pongan algún reparo a los credos de cada cual. Basta con echar una leve ojeada al funcionamiento de la mayoría de los partidos políticos para darse cuenta de que el que se mueva (manifieste alguna discrepancia) tendrá muy difícil salir en la foto oficial.

Un repaso a la Historia nos revelaría la persistente intolerancia de la humanidad a lo largo de los siglos: la caída de Babilonia; la quema de brujas en la Edad Medía; la masacre de los protestantes hugonotes en el Renacimiento o la persecución, acompañada en muchas ocasiones de muertes, contra los opositores en las modernas dictaduras, entre otros tantos ejemplos.

En todo caso, y sin necesidad de hurgar mucho en consignas, reflexiones y puntos de vista diferentes que se produjeron durante la jornada del 8M, lo que sí parece incontestable es que las manifestaciones de ese día tuvieron una respuesta multitudinaria, lo que sin duda dio la razón a quienes entienden que, a pesar de los rasguños, la piel de las mujeres presenta un más que aceptable estado de salud. En adelante quedan muchas etapas por recorrer, ya que la lucha de las mujeres guarda mucha relación con la historia interminable que, a fin de cuentas, no es otra cosa que la narrativa del libro del machismo contada siempre desde dentro de ese mismo libro.

Mas para que ese relato comience a perder fuerza, a desgastarse por sus múltiples aristas, es necesario que por debajo del árbol crezca la raíz de la generosidad. Que, por lo que se refiere al campo político, consiste en aprender a dar y recibir, aunque en ocasiones una respuesta parezca insatisfactoria en relación al abono empleado..

Hoy me desayuno con una feliz noticia en LA NUEVA ESPAÑA, cual es la reedición de la confluencia entre Podemos e Izquierda Unida de Avilés; un acto de responsabilidad política, como se apunta. Sin embargo, y por lo visto hasta ahora, esos acuerdos no parece que vayan a tener mucho recorrido en la mayoría de los concejos. Después, tras el muro de las lamentaciones, se abrirá la bóveda de las culpabilidades. Y, finalmente, alguien dirá que nada nuevo bajo el sol; otros que eso ya se veía venir; y una parte de los ciudadanos (esto es lo más peligroso) opinarán que para contemplar siempre el mismo espectáculo no merece la pena acercarse hasta el escenario.

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