Líneas críticas

Ramón Tamames en Langreo

El estudio que el catedrático, reciente protagonista de la moción de censura, estuvo a punto de hacer sobre el futuro del Nalón

Francisco Palacios

Francisco Palacios

Escribió Guy Debord que la vida de las sociedades modernas se explicaba en buena medida como una inmensa acumulación de espectáculos, que suelen alcanzar su apogeo en los escenarios políticos. Una circunstancia que se pudo apreciar bien en la reciente y fallida moción de censura, que habría transcurrido sin pena ni gloria de no haber sido por la vorágine mediática que despertó el protagonismo de Ramón Tamames, candidato a la Presidencia del Gobierno por Vox en la pasada moción de censura.

Ramón Tamames en Langreo

Ramón Tamames en Langreo / Francisco Palacios

Si una biografía son las huellas que conforman una vida, la moción suponía para Tamames, como el mismo declaró, una gran oportunidad de "prestar el último servicio a la patria". Sin embargo, dudo mucho que haya conseguido tal objetivo, entre otras razones, porque sus opositores más recalcitrantes se han encargado de sacar a la luz los vaivenes, miserias, contradicciones e incongruencias de su errática trayectoria política, tratando de empañar a la vez el gran prestigio profesional de que gozaba el candidato.

Y precisamente por ese prestigio, y después de hacer múltiples consultas a destacadas personalidades, el Centro de Iniciativas Económico-Sociales y Turísticas del Valle del Nalón se puso en contacto con Ramón Tamames y Salustiano del Campo para que realizaran un estudio sobre el futuro socioeconómico de la zona. Tamames, que entonces tenía 36 años, era ya catedrático universitario de Estructura Económica en Málaga y militante del Partido Comunista de España.

Tamames y del Campo vinieron a Langreo en junio de 1970. Durante varios días se reunieron con directivos del Centro de Iniciativas en los locales de La Montera, llegando a unas conclusiones provisionales aceptadas por ambas partes, estableciendo así las bases de un proyecto definitivo.

Su coste se evaluó en 2.200.000 pesetas, una cantidad que desbordaba con creces los recursos del Centro, cuya directiva buscó apoyo económico en distintas empresas e instituciones públicas y privadas. Y, sobre todo, acudió a todos aquellos organismos que estaban implicados "en potenciar los recursos humanos y naturales de la zona".

La actuación del Centro de Iniciativas incluía los municipios de Caso, Sobrescobio, Laviana, San Martín del Rey Aurelio y Langreo, el concejo más afectado por el anunciado desmantelamiento industrial y la inicial crisis de la minería.

Las ayudas solicitadas fueron muy restringidas o se pusieron condiciones inaceptables para concederlas. Por ejemplo, las cámaras de comercio colaboraban a cambio de que pudieran intervenir y fiscalizar los estudios, "modificando o suprimiendo conceptos y datos" que desvirtuaban el contenido del anteproyecto. Asimismo, los directivos denunciaban "oposiciones hábilmente elaboradas para que el plan no se llevara adelante, ya que los señores Tamames y del Campo no parecían gustar a los grupos de presión de la provincia, que trataban de politizar una actuación sólo dirigida a evitar el marasmo de un valle amenazado".

En definitiva, aquel proyecto nunca llegó a realizarse. Pasó lo mismo con otros proyectos en años anteriores y también en tiempos más cercanos. (Al respecto, y haciendo un inciso optimista, parece confirmarse que la compañía multinacional Exiom Solution pondrá en marcha la primera factoría de paneles solares de Asturias, estableciéndose en la antigua factoría de Vesuvius).

Por último, sobre Ramón Tamames me quedo con algunas de las nostálgicas y sentidas recomendaciones que le hicieron, antes de la moción, un grupo de exalumnos: "Qué tiempos, don Ramón, en que sus reflexiones nos alentaban a ser críticos pensadores, con valor y coraje para transformar una sociedad injusta… Desista, don Ramón, no manche su biografía con un broche final tan grotesco. No nos borre la imagen de un profesor cómplice con los mejores ideales de nuestra juventud, que nos aconsejaba que fuéramos personas y economistas honestos".

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