Siete leguas

Tan indignado como Labordeta

El uso deportivo, que no turístico, del embalse de Tanes

Tan indignado como Labordeta

Tan indignado como Labordeta / Mario Antuña

Mario Antuña

Mario Antuña

Hay mentiras que duelen más que las descaradas por graves y dolorosas que sean. Son las que se van fraguando en el tiempo a base de silencios y medias verdades, construidas de forma maquiavélica, urdidas con alevosía, trabajadas lentamente con subterfugios, ocultando el engaño como los trileros la bola en los cubiletes, con la mejor sonrisa o con cara de póker, con la peor intención, hasta desvelar la realidad al descuido, como si no tuviera importancia, incluso como quien ofrece un gran regalo: "Hala, ahí tenéis. Tanes navegable, lo que queríais, ¿no? Pero una cosina, por si acaso no lo comentamos antes, solo es para deportistas, bueno, no para todos, exclusivamente para piragüistas federados".

El sabio refranero recuerda que "vale más ponerse una vez colorado que amarillo un ciento". Para este desenlace no hacían falta ni tantas historias ni tanto tiempo. Por el camino se quedó, a lo zorro, el uso lúdico del embalse, pese a que en tantas y tantas declaraciones nadie lo rechazó, ni siquiera lo matizó. Hasta el lamentable desenlace final. Un agravio más a sumar a tanta inutilidad construida e inaugurada de museos, centros interpretativos y una larga retahíla de proyectos inútiles que se quedaron por el camino, que poco o nada han aportado a estas paupérrimas comarcas mineras. Lo penúltimo, un centro neurológico en Barros (Langreo) construido a regañadientes, sin saber muy bien cuál era su destino y hoy infrautilizado que espera conocer a qué se dedicará. Más despilfarro. Seguimos esperando, sentados ya porque vamos aprendiendo, por los proyectos de transición ecológica que iban a suplir el cierre de las minas... Y todavía hay quien se sorprende de algunos resultados electorales.

Así todo. ¡Qué pena! Sólo sería triste si no resultase dramático. Desconozco si alguien con mando y poder se plantará para reclamar que como impulso al parque de Redes Tanes pueda tener un uso turístico, que atraiga visitantes, genere actividad, empleo, riqueza... Pero de verdad, sin volver a quedarse en insulsas medianías. Me viene el recuerdo del gran Labordeta, aquel día en el Congreso, cuando expresaba sin pudor ni sordina toda su indignación. También sus palabras. ¿Se acuerdan? Pues eso... ¡A la mierda!

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