Opinión

Ecoespantos

La estructura de un gigante aerogenerador en el puerto de Pajares

Uno, que es tan mierense como saldañés, cada poco siente la necesidad de cruzar la cordillera y respirar el aire del otro lado. Son tantas idas y vueltas que voy variando la ruta: por la autopista, con un coste desorbitado, sólo si corre prisa o el clima se pone muy impertinente. En condiciones normales, por Pajares. Para disfrutar de los colores en los cambios de estación, por Tarna y San Isidro. Y para perderse sin importar el tiempo ni la distancia, por el Pontón. Muchos cruces, infinidad de curvas y miles de kilómetros en ambos sentidos. Puedo afirmar que estoy familiarizado con casi cada palmo de asfalto que separa (o, mejor dicho, une) Mieres y Saldaña.

La alteración más significativa en los últimos tiempos es el enorme molino eólico que asoma llegando al alto de Pajares por la vertiente leonesa tras pasar Arbas del Puerto (si ven que la puerta de la colegiata está abierta, visítenla). Supuestamente es terreno protegido, emblema de la cordillera cantábrica, pero que ahora recibe al viajero con la visión de un artefacto enorme y feísimo instalado en pleno entorno natural a mayor gloria de la energía verde. Un espanto.

Hoy hemos de aceptar (porque, si no, de inmediato se te ubica en el grupo maldito de los negacionistas del cambio climático, terraplanistas, trumpistas y demás gentuza) que la España rural del futuro se consolide sobre inmensas extensiones de placas solares en vez de campos de trigales y viñedos, que las localidades costeras estén coronadas por molinos eólicos y que en los bosques haya más aspas que ramas.

No acabo de entender cómo es posible que se haya aprobado la instalación de un parque de energía eólica en el puerto de Pajares. Con la de lugares degradados que hay en España, ¿vamos a cargarnos lo que queda en buenas condiciones? Parece que así será, que la ecología tiene estas cosas, rarezas a las que hemos de acostumbrarnos. Porque el molino y la placa son políticamente correctos, aunque sean una aberración en el paisaje.

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