Luis, el único entrenador astur en Primera

El nuevo técnico del Espanyol, despedido por el Oviedo en cadetes por ser bajito, llega para salvar al equipo del descenso

Luis García, ayer, en su presentación con el Espanyol. | Efe

Luis García, ayer, en su presentación con el Espanyol. | Efe

X. Fernández / R. Paniagua

Luis García (Oviedo, 1981), ídolo perico, tiene ya un estatus patrio: es el único entrenador asturiano en Primera División. El ovetense llegó al banquillo del Espanyol para sustituir a Diego Martínez de forma meteórica: directamente desde Tercera, donde dirigía al RSC Internacional CF, el segundo filial del Real Madrid.

El exdelantero, formado en la cantera azul, lleva desde los 17 años lejos de Asturias. El Oviedo le dio la baja siendo cadete porque –literalmente– no daba la talla. Le echaron por "bajito" y probó suerte en La Braña, equipo gijonés. Poco después fichó por la cantera del Real Madrid y más tarde llegó su triunfo en el fútbol nacional y extranjero: Murcia, Mallorca, Espanyol, Zaragoza, los Tigres de México y el Eupen belga.

Colgó las botas en 2019 y empezó pronto a entrenar. Destacó en el Damm, equipo barcelonés famoso por su cantera. Su etapa ahí estuvo a punto de provocar su vuelta al Oviedo. Francesc Arnau, director deportivo azul fallecido en mayo de 2021, pensó en él como responsable de la cantera, pero la operación no llegó a fraguar. Tres años después asume el banquillo de un equipo de Primera División y ayer no defraudó en su puesta en escena en Cornellà. Mostró la ambición de siempre. El técnico llegó al RCDE Stadium procedente de la Dani Jarque, donde llevó a cabo su primer entrenamiento con la plantilla. "He visto unas ganas de mejorar tremendas, una humildad extraordinaria. Me he ido más contento que un niño en día de Reyes de esta primera sesión", aseguró el asturiano, que agradeció a Florentino Pérez "las facilidades" para dejar el segundo filial madridista rumbo a casa.

El exgoleador perico asume las riendas de un equipo frágil y triste, una situación al límite que ya vivió Luis García en muchos momentos de su etapa futbolística, tal y como rememoró ayer. "Este club tiene un crecimiento tremendo. Desde el momento en que me llamaron no tuve ninguna duda de que tenía que estar aquí. Quiero mejorar a los jugadores y acercarlos a la gente. Este club es especial y diferente a todos".

Su objetivo es devolver la confianza al grupo y fortalecerlo mentalmente. "Hay que darle tranquilidad y normalidad a la situación. He visto un vestuario con rabia contenida. Son todos muy buenos futbolistas, deben mostrar su mejor versión, salir al campo libres de ataduras. Deben fluir, flotar en el terreno de juego y ser competitivos. Estoy feliz con lo que tengo. Hay que ser valientes, sin miedo a equivocarse. Hay que convivir con el error", explicó como primer mandamiento para salir adelante. El panorama es complejo, pero no dramático. Hay margen suficiente para la salvación. Con el Elche colista, en estos momentos hay un triple empate a 27 puntos entre Almería, Espanyol y Valencia.

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