Alberto Menéndez analiza la derrota (80-81) del Alimerka Oviedo Baloncesto ante el Amics Castelló: Calamitoso final

Raúl Lobaco, con el balón, en el partido ante el Amics Castelló

Raúl Lobaco, con el balón, en el partido ante el Amics Castelló / Fernando Rodríguez

Alberto Menéndez

Alberto Menéndez

El Oviedo Baloncesto tenía todo a favor, después de un muy competido partido, para llevarse la victoria ante el Amics Castelló y dar prácticamente por asegurada la continuidad en la LEB Oro la próxima temporada, pero un calamitoso final, con errores inexplicables, lo impidió, y dio algo de aire a un conjunto levantino que se jugaba en Asturias algo más que una victoria. Una pena, porque de haber mantenido la cabeza más fría en los últimos dos minutos, el Alimerka hubiera obtenido el tercer triunfo consecutivo, además de dar una gran alegría a la afición, que casi llenó, una vez más, el polideportivo de Vallobín.

Lo malo es que ya son demasiadas veces las que el Oviedo cae después de no tomar buenas decisiones en el último cuarto de los partidos. Quizás el entrenador carbayón, Javi Rodríguez, debería centrarse en encontrar soluciones a este repetido y grave problema. Ciertamente la plantilla del Alimerka es joven, pero también es verdad que hay algún jugador con experiencia suficiente para al menos intentar dar sosiego y evitar situaciones como la vivida ayer ante los castellonenses. Y que precisamente fuera uno de estos veteranos, Josep Pérez, el que perdiera uno de los balones claves que permitió la remontada del Amics, es bastante preocupante.

El Alimerka volvió a demostrar que es un equipo demasiado irregular. Que sí, que se muestra compacto y brillante durante algunos momentos de los partidos, pero que a continuación decae en su juego y se deja ir tanto en defensa como en ataque, dando vida a los contrarios que, como ayer el Castelló, reviven cuando parece que tienen todo en contra para superar a los carbayones.

Una pena también que algunos integrantes del conjunto ovetense no tengan continuidad en su juego. Así ayer, por ejemplo, el gran protagonista del equipo en las dos últimas victorias, Raúl Lobaco, estuvo irreconocible, desaparecido de cara al aro contrario. Después de los 26 puntos logrados en Logroño ante el Castelló no logró ni uno solo. Sin embargo, quien revivió ayer, por fin, fue Demetric Horton. Fue el máximo encestador del conjunto de la capital del Principado y el más valorado. Una pena que un error suyo, una pérdida de balón en el centro de la pista, propiciara que los levantinos lograsen in extremis la victoria tras dos tiros libres convertidos por el veterano Stutz.

Una derrota la de ayer que duele, pero que no debe influir en la moral de los jugadores azules. Todavía tienen colchón suficiente para disfrutar en la cancha, no para jugar al límite, con los nervios a flor de piel.

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