Amor con sabor a derbi: así viven el partidazo de Asturias varias parejas formadas por un seguidor del Oviedo y otro del Sporting

Las parejas formadas por un seguidor del Oviedo y otro del Sporting ya juegan el partido de máxima rivalidad

"A veces le sale la vena ‘Chiribí’ y no hay quién la aguante", dicen los rojiblancos

"Os quitamos a rivales del medio", afirman los azules

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

El derbi asturiano puede con todo. Se paralizan las calles, se rompen amistades, de vez en cuando hay algún que otro altercado... Pero si hay algo con lo que este partidazo no puede es con el amor. Por lo menos con el amor que se tienen Rubén Gutiérrez y Rosa María Requejo, Juan García y Mónica Junquera; y Eva González, Sergio Lamela y su hija, Nora Lamela.

Eso sí, discusiones provoca muchas, tanto que a veces están un rato sin hablarse, aunque luego las aguas vuelven a su cauce. "A veces le sale la vena Chiribí y no hay quién la aguante", acusa Gutiérrez, sportinguista de cuna, a Requejo, su mujer, que se defiende rectificando a su querido marido: "¡Qué Chiribí, hombre, de la peña Olivares!". Esta curiosa pareja discute por casi todo.

Derbiactually

Derbiactually / LNE

Cualquier factor en su vida diaria es motivo para un encendido debate, aunque todo acaba bien. "Por eso llevamos más de treinta años juntos", dice Requejo, nacida en la cuenca del Caudal. "La cuenca buena", puntualiza. Gutiérrez no está tan de acuerdo con este maniqueísmo. "Mira a ver en vuestro periódico (por LA NUEVA ESPAÑA) de dónde son todos los detenidos en esta provincia", bromea, aunque luego rectifica y pide perdón a toda la cuenca minera. "Es solo para tocarle las narices a mi mujer", dice. No pasaron ni dos minutos y ya estaban discutiendo entre ellos, sin que nadie les hubiese preguntado nada. "Últimamente os estamos haciendo muchos favores a los del Sporting porque ganamos y os quitamos rivales del medio", dijo Requejo. "Pero ¿quién os sacó del descenso, campeona? Qué floja de memoria estás… Ya empieza el jaleo", argumenta Gutiérrez.

"Nos vamos a casar y estaría bien que Orlegi nos invitase al palco", bromea Juan García

Juan García y Mónica Junquera se conocieron hace poco y ya han hecho planes de boda. "Nos casamos dentro de seis meses. Estaría bien que Orlegi leyese esto y nos invitase al palco para celebrar nuestro enlace", bromea García, muy del Sporting. De hecho, uno de los primeros regalos de boda que este novio que en breve será marido es llevar a su mujer a El Molinón para ver el derbi. "Es mi primer partido de fútbol, nunca he entrado dentro de un estadio, ni si quiera del Tartiere", reconoce Junquera. Ellos también son como el agua y el aceite, aunque se entienden a las mil maravillas. "Yo soy del Oviedo y del Madrid y él del Sporting y del Barça. Es cierto que despisto porque voy vestida de rojo", afirma Junquera, que cree que el partido terminará 0-2 para el Oviedo. A él le da igual mientras gane el Sporting, aunque su sueño sería un gol en propia del Oviedo en el minuto 90.

La historia de Eva González, Sergio Lamela y su hija Nora es algo peculiar. Se conocieron en Gijón, de fiesta en Fomento. Se enamoraron desde el primer día y se fueron a vivir a las afueras de Oviedo, a La Corredoria. "Todo el barrio conoce a mi padre porque cuando juega el Sporting abre la ventana y grita", dice la pequeña Nora, a quien le gusta mucho el fútbol. "Soy jugadora del Pumarín", dice. Él insiste en que nunca tuvo problemas a pesar de residir en Oviedo porque "La Corredoria es un barrio prácticamente rojiblanco", cree. González lleva muy bien, como no podía ser de otra forma, que los derbis suelan caer del lado azul: "Soy muy del Oviedo y me encanta que ganen". Su marido también dice llevarlo bien porque "yo vi al Sporting B golear en el Tartiere", explica mientras ella le pega una palmada en el hombro en forma de protesta.

Sin embargo, todas las parejas coinciden en que cuando termina el partido vuelven a sus vidas como si nada hubiese pasado y a tenerse el amor que siempre se han tenido. Un amor que está empezando para unos y que ya está más que consumado para otros, y que ningún partido de fútbol, por muy derbi que sea, puede destruir.

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