Opinión

¿Quién dijo miedo?

Sobre el gran partido del Oviedo, la muralla Román, un icónico Cazorla y el protagonismo de Fuentes Molina

Real Oviedo y Racing de Santander se lanzaron ayer a tumba abierta a por el triunfo en el Tartiere, demostrando que son dos equipos con ambición y con argumentos más que suficientes (al menos por el momento) para pugnar por los puestos altos de la clasificación.

Oviedistas y racinguistas, dos equipos históricos del fútbol español, arriesgaron y fruto de ello fue un encuentro entretenido que no dejó insatisfecha a ninguna de las dos aficiones. Por supuesto que ambas esperaban el triunfo, pero visto lo sucedido sobre el terreno de juego, el empate no es mal resultado ni para carbayones ni para santanderinos.

El primer tiempo se podría decir que fue ganado a los puntos por el Racing, quien, gracias a su insistencia y a su superioridad en el centro del campo, acabó yéndose al descanso con un gol de ventaja. Que el mejor jugador azul en estos 45 minutos iniciales fuera Leo Román lo dice todo. La actuación del cancerbero oviedista fue espectacular.

En el segundo tiempo el equipo asturiano tomó la iniciativa, pero siempre con el temor a las contras del Racing, un conjunto que sabe muy bien cómo hacer daño cuando encuentra espacios para correr. Seguía el duelo abierto, aunque con menos acercamientos peligrosos por parte y parte hasta que el árbitro quiso convertirse en gran protagonista con una expulsión, la de Luengo, con roja directa, cuando la entrada, como mucho, había sido de amarilla. Una expulsión que se unía a un posible penalti en el primer tiempo en el área santanderina del que Fuentes Molina no quiso saber nada. Probablemente estas dos jugadas fueron las que llevaron al juez de la contienda a expulsar a Sangalli, también con roja directa, sólo siete minutos después de dejar al Oviedo con diez, por una entrada que tampoco pareció merecedora de tal castigo.

La compensación arbitral por lo menos sirvió para igualar de nuevo el partido. El Oviedo sacó todo su orgullo, se creció, y fruto de ello fue el tanto del empate, a la postre definitivo. Colombatto (que no tuvo ayer su mejor día vestido de azul) envió un gran pase a Alemão (de nuevo acierto de Luis Carrión con los cambios), que controló el balón de forma magistral y posteriormente remató sin dar opción a su marcador ni al portero a hacer nada para evitar el gol. No querían quedarse a medio camino hacia la victoria los carbayones y lo siguieron intentando una y otra vez hasta el final, al igual que lo hizo el equipo de José Alberto. Pero sin fruto.

Una pena que el Oviedo se quedase a las puertas del triunfo, sobre todo tras la gran lección futbolística dada sobre el césped de Tartiere por Santi Cazorla. Fueron 90 minutos en los que el de Llanera se ofreció constantemente a sus compañeros, diseñó el juego, se zafó de contrarios, dio pases sensacionales y todavía tuvo tiempo para cortar varios balones peligrosos del Racing. No se le puede pedir más. Bueno, sí, que intente seguir por el mismo camino. El Oviedo y su afición se lo agradecerán.