Entrevista | Adrián García Alonso Número uno del MBA de la Cámara de Comercio de Oviedo y jefe global de refractarios de IMCD

"Está siendo un año muy convulso, los precios se negocian semana a semana"

"Los refractarios tienen un papel muy importante en la transición energética, es un sector con un futuro bárbaro"

Adrián García Alonso, en la sede de LA NUEVA ESPAÑA en Oviedo. | I. Collín

Adrián García Alonso, en la sede de LA NUEVA ESPAÑA en Oviedo. | I. Collín / Yago González

Yago González

Adrián García Alonso (Gijón, 1986) ha sido el número uno de la última promoción del Máster en Dirección de Empresas (MBA) de la Cámara de Comercio de Oviedo. Nacido en una familia de constructores y graduado en Ingeniería Técnica en Topografía por la Universidad de Oviedo, salió al mercado laboral en 2010, "en pleno desplome de la obra pública y privada". Así que tuvo que reinventarse "desde el minuto uno". Tras desempeñar diversos trabajos, como mecánico de bicicletas o camarero, entró de peón en la planta de ArcelorMittal de Gijón y al poco tiempo se convirtió en jefe de obra. Esa fue su puerta de entrada en la industria refractaria, dedicada a los materiales que soportan altas temperaturas. Ahora es responsable global de refractarios de la multinacional holandesa IMCD.

–¿Qué tal ha sido la experiencia del máster?

–Ha sido duro, porque te roba prácticamente toda la vida privada, pero ha merecido la pena.

–¿Por qué decidió cursarlo?

–Al entrar en IMCD, mis responsabilidades estaban centradas en el mercado español de materiales refractarios. Con el paso de los años se me han ido abriendo puertas, pero era consciente de que me faltaba un poco de formación en cuestiones financieras, estratégicas… Y el máster se adaptaba perfectamente a mis necesidades. Lo que más valoro es la calidad del profesorado, formado en las mejores escuelas de negocios. Además, no es un máster excesivamente teórico, sino didáctico y cercano: todo se basa en casos concretos y en resoluciones de problemas del día a día. Prácticamente al salir de clase podías aplicar lo que habías aprendido esa semana.

–¿Qué diagnóstico hace de su sector en el volátil panorama económico?

–El máster me ha coincidido con el año más convulso de la historia de mi sector. Se han juntado todos los problemas de logística que ha habido a nivel mundial, el encarecimiento de los costes de producción, las materias primas… No se recordaba una situación tan compleja a la hora de cerrar acuerdos, negociar precios prácticamente semana a semana, muy baja disponibilidad de materiales, amenazas de fallar a grandes clientes… Ha habido muchísima tensión.

–¿Qué perspectivas hay en el corto o medio plazo?

–Hay que recordar que el refractario es un sector primordial. De hecho, en el primer confinamiento se nos calificó como industria "esencial", porque sin materiales refractarios no se puede fabricar prácticamente nada: ni madera, ni metal, ni cemento... Es un sector poco estable, con muchos picos de demanda, pero siempre hay una base mínima de actividad. Por ejemplo, tenemos un papel muy importante que cumplir en la transición energética en cuanto al ahorro de costes de las plantas industriales. Es decir, coyunturalmente nos está afectando la situación actual de precios, pero tenemos un futuro bárbaro para los próximos años.

–¿Su trabajo exige viajar mucho?

–Sí, voy mucho a la sede central de la empresa en Rotterdam y a nuestras oficinas de Barcelona. A comienzos de 2023 tengo un viaje previsto a Australia, otro a México... Pero tengo la suerte de poder vivir en Gijón. La pandemia facilitó mucho esta posibilidad de trabajar a distancia. Esto es importante, porque muchos alumnos del máster tenían un fuerte arraigo a Asturias y querían atraer talento e inversiones.

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