El enésimo varapalo a una infraestructura clave: Los barrios y parroquias afectados

Veriña se opone a "partirse por la mitad"

Los vecinos tildan de "salvajada" un vial en superficie, que "romperá el paisaje": "Se quería un túnel y es lo que debe ser"

A las puertas de la sede de la asociación vecinal de Veriña departía ayer José Luis García Nicieza, su presidente, junto al tesorero Juan Torrontegui y el vocal Alberto López. La conversación, monotemática en torno al vial de Jove. La posición del barrio es meridiana: "Como está planteado, en superficie, ningún vecino está de acuerdo porque implicaría romper Veriña por la mitad", afirma Nicieza. Muy tocadas se encuentran también las esperanzas de los vecinos de la zona Oeste después de otro revés administrativo en su propósito de perder de vista la contaminación. "El proyecto en superficie es viable, pero una salvajada", manifiesta el líder vecinal de Veriña, para el que la negativa al túnel responde a razones económicas. "Sonaba muy bien esa música, pero claro, cuesta dinero", proclama.

José Luis García Nicieza defiende que la voz crítica con esta variante del proyecto debe partir de la "unión" de la zona Oeste con el "apoyo" del resto de la ciudad y de la "clase política". Nicieza baja la pelota al suelo y apunta que la problemática de los miles de camiones que acceden al puerto de El Musel "a alguien le va a tocar". "No van por el aire ni por el mar", remarca. Insiste en que "lo que se haga debe afectar lo menos posible a los vecinos de Veriña". El presidente de la asociación "San Martín" alega que "el tiempo de reuniones se acabó", que es hora de "demostrar que la gente no está a gusto".

Sienten en Veriña como si les hubiesen quitado el caramelo de la boca. "Ha sido un mareo continuo, parece que se ríen de nosotros", enuncia Nicieza. Cree que uno de los problemas radica en que "se está haciendo un proyecto sin venir a la zona". Nicieza casi se lo toma a guasa ya. "Llegué a leer que con la autopista sería más saludable. Pues nada, vámonos de vacaciones a (la avenida) Príncipe de Asturias", comenta irónicamente.

Por la sorna apuesta también Alberto López al señalar que el plan del vial de Jove va por "la buena dirección". Matiza que eso sería en caso de que se quisiera echar a todos los vecinos de Veriña. "Habría que marchar de aquí", dice en alusión al planteado vial en superficie. Juan Torrontegui rememoraba ayer la acampada en la avenida Príncipe de Asturias de los años noventa. "Había esa guerra de soterrado versus superficie. Y hoy aún seguimos esperando", sentencia el tesorero, que lamenta que "estamos igual que el primer día o peor".

En el restaurante A Caldeira, tirando ya hacia la Campa Torres, gozan de unas privilegiadas vistas hacia el valle de Jove. Sus gerentes, Lidia y José Campa, hija y padre, expresan su rechazo sin paliativos al cambio de rumbo del Ministerio de Transportes. "Romperá el paisaje rural y natural, uno de los encantos de la zona", resalta Lidia Campa, que afea el "castigo" que ya sufre el entorno por la cuestión industrial. Para ella, esta nueva hoja de ruta "es una sobre otra". "El vaso de la paciencia está a punto de desbordar", sostiene. Su padre suscribe cada palabra y considera que "todo son habladurías, pero obras... ninguna". De ahí que ahora esté "a la expectativa" de ver cuál será el siguiente capítulo de la historia.

Conoce los anteriores de pe a pa. "Llevo 39 años en el restaurante y de aquella ya se hablaba de esto", indica. "¡No sé si se lleva hablando más del vial o de Ecojove!", agregaba su hija. José Campa lanzaba un palito a José Luis García Nicieza. "Si llenas tres páginas del periódico la gente deja de leer", decía, suscitando alguna que otra risa. En Veriña, los vaivenes del vial de Jove son la comidilla.

Edita Rodríguez entraba ayer a su portal, en la calle Espinosa, con el carrito de la compra. Cuando se le menciona el vial de Jove, tuerce el gesto. Recuerda aquella "lucha" en la década de los noventa para tumbar el proyecto del vial en superficie y asiste a las nuevos acontecimientos con resignación. "Cuando vi esto, casi me da un patatús", confiesa Rodríguez, a la que la contaminación le afecta por partida doble al ser asmática. "Llevo aquí 50 años. Si me volví asmática, por algo será", barrunta la vecina, que ya ha "perdido la paciencia". Como no atisba a corto plazo la luz al final del túnel, se encomienda al afán reivindicativo de generaciones más jóvenes. "A mi hijo le digo que tienen que luchar por ello", declara.

A escasos metros paseaban María José García y Pili Capa, residentes también en la calle Espinosa. La polución conduce al hartazgo a la primera de ellas. "Las ventanas se quedan negras, es horrible", asegura. Capa asiente. "En cuanto tienes las ventanas abiertas el piso se pone echo mierda", asevera con contundencia Pili Capa, que no quiere ni oír hablar de un vial en superficie. "El túnel era lo que se quería y es lo que debe ser", sentencia la vecina, que levanta la mano si hay que movilizarse. Al echar la vista atrás, García lamenta que se ha vuelto a la casilla de salida con el plan. "Todo sigue igual", reprocha. En Veriña ha calado el lema de "Autovía por Xove no".

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