Taiwán puede convertirse en el avispero de Asia (y II)

Jaime Torner Gracia

Jaime Torner Gracia

Planteado el litigio político de China con Taiwán, procederá ahora profundizar sobre los aspectos históricos, sociológicos y económicos que lo justifican. Me explico:

En primer lugar, históricamente, la población primitiva de Taiwán era malayo-polinesia, siendo denominada Formosa (hermosa) y colonizada por los portugueses (1542) junto a holandeses y españoles (ubicados 16 años en su zona norte). Luego, llegó la inmigración china hasta que la isla fue del Japón en 1894, alcanzando 300.000 colonos japoneses en 1938 que desarrollaron su progreso. En 1945, tras la II Guerra Mundial, la mayoría de residentes japoneses fueron devueltos al Japón, siendo sustituidos por casi dos millones de refugiados chinos del Partido Nacionalista (KMT) del general Chiang Kai-shek, tras ser derrotado por el comunista Mao Zedong en la guerra civil china (1949). Debido al exilio del régimen nacionalista, en Taiwán se mantuvo la República de China (creada en 1912) frente la República Popular China continental. Sin embargo, el KMT se llevó consigo la reserva de oro y divisas chinas; creando un notorio desequilibrio económico entre ambas repúblicas por su densidad demográfica.

En segundo lugar, sociológicamente, Taiwán es un archipiélago cuya isla principal es Formosa. Sus 36.000 kilómetros cuadrados son de territorio mayormente montañoso, con 25% de zona llana en su costa occidental, donde reside el 75% de sus 23.000.000 de habitantes; siendo en su capital, Taipéi (2.800.000), en Kaohsiung (1.500.000) y en Taichung (800.000). Su población es de raíces orientales (de religión budista-taoísta que sigue el dictado de Confucio) aunque, también de corte occidental y democrático, primando el concepto de familia (considerándose ilegal al adulterio); con un 90% de jóvenes universitarios y una sanidad privada asequible; aunque, simultáneamente, sus viviendas sean caras y de reducidas dimensiones.

En tercer lugar, económicamente, en Taiwán existe un sistema "capitalista" basado en la iniciativa privada (90% de pimes): con su desarrollo tecnológico-industrial, el país es el primer productor mundial de semiconductores (destacando la multinacional TSMC, con 65.000 empleados) y nutre el mercado de ordenadores portátiles, de las "tablets" o teléfonos móviles; creando una renta per cápita cinco veces mayor que en la China Popular.

Dicho esto, Taiwán ha compensado el aislamiento diplomático internacional forzado por China Popular (al vetar su reconocimiento en la ONU como país soberano) con un fluido comercio que parece indispensable para mantener funcionando la industria del mundo occidental.

En definitiva, parece obvio que la raíz del conflicto entre Taiwán y China no solo es histórica, política y social, sino que, fundamentalmente, parece económica. Por tanto, no resulta extraño que el pueblo taiwanés rechace su integración en la China Popular porque podría perder su actual calidad de vida. Tiempo al tiempo.

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