Taza y media
Olor a quemado
El olor a quemado que a ratos se mezcla en Gijón con las fuertes rachas de viento es la constatación del duelo que estos días recorre de Oriente a Occidente Asturias, calcinada ante la mirada impotente de su escaso millón de habitantes. Los montes del concejo se han librado hasta ahora del fuego abrasador, convirtiéndose casi en una excepción, pero eso no reduce ni un ápice el dolor creado por las lenguas humeantes que avanzan en lugares próximos, tanto en lo geográfico como en lo sentimental, para cualquier vecino de la mayor ciudad de la región. Toca ahora esperar por un cambio meteorológico que ayude en la batalla contra las llamas. Y tocará después perseguir a los responsables y analizar pausadamente si detrás de estas infaustas jornadas hay o no factores que trascienden a los pirómanos.
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