A las puertas de Asturias

El prócer continúa su recorrido por León atravesando Las Ubiñas con una amplia descripción de cada paisaje que contempla en su camino

Pablo Vázquez Otero

Pablo Vázquez Otero

Se despertaba Jovellanos el 27 de junio de 1792 en el hermoso palacio de los Lorenzana en Villasecino, aún hoy magníficamente conservado, y el camino le hace mirar al norte, Asturias estaba ya cerca, en el horizonte y el recorrido aúna dureza y belleza, pero lo mejor es seguir sus pasos a través de sus palabras en el diario. Así nos cuenta que bien temprano se pone en marcha: "Miércoles, 27.-Salida a las seis y media. Vista del lugar de Majúa, donde tiene Valdecarzana rentas. Ermita del Santo Cristo de Polvorosa, antes Polvoraria. Río Oruxio, nombrado así en instrumentos antiguos. Es el que trae las aguas de Ventana y Torrestío, que corre a salir por la garganta de que hablamos al anfiteatro de Villasecino y unirse con las aguas de Babia para formar el Luna. Camino real. Candamuela".

Ya vemos nítidamente los primeros pasos de nuestro viajero desde Villasecino, donde cita la población de Majúa y el título de Valdecarzana. Esa rama familiar de los Miranda, con raíces teverganas, y que tanto poder e influencia tuvo. Además Jovellanos por vía materna estaba emparentado con la familia ya que su madre Francisca Apolinaria Ramírez de Jove y Miranda, era nieta del marqués de Valdecarzana por parte de su madre Francisca María de Miranda Trelles.

También el tema hidrográfico aparece de nuevo, ya que don Gaspar menciona el río Oruxio, y seguramente se refiere a puente Orugo donde el río Luna absorbe al río Torrestío que ya bajaba de la zona de San Emiliano, y cuyas aguas vienen de las zonas de Somiedo y Ventana, y que precisamente se juntan al lado de Villasecino. El río Luna se une luego al Omaña y este al Orbigo que a su vez es afluente del Esla. Hace después una mención a un ermita de la Polvorosa, y este término es muy abundante en zonas que riega precisamente el Orbigo pero en tierras ya zamoranas, donde existen varios lugares y poblaciones que llevan el epíteto Polvorosa. Termino de clara raíz latina con el pulvis (polvo) y el "osus" como sufijo de abundancia que daría lugar al concepto lugar polvoriento. Además, es curioso mencionar aquí el término polvoraria que Jovellanos cita, y es que hubo en la historia del reino de Asturias una batalla denominada así en tiempos de Alfonso III, hacia el año 878, cuando un hijo de Mahomat, junto con el general Ibergamin y sus tropas árabes atacaron desde Córdoba hacia Astorga y León. En el actual entorno de Arcos de la Polvorosa el rey Alfonso III los emboscó sorpresivamente y todo se finiquitó en una gran derrota musulmana en la que seguramente de modo muy exagerado, se contabilizaron en mas de 12.000 muertos las perdidas de las huestes sarracenas.

El camino prosigue por las inmediaciones de Candamuela y nuestro viajero lo explica así: "a la derecha la famosa peña de Ubiña, que se cree ser la más alta de España. Vese desde tierra de Segovia y desde muy dentro del mar. Los de Cudillero, que navegan por ella, la llaman La Becerra; va a dar al concejo de Lena. A la izquierda Genestosa; arriba señales de antiguo castillo, como coronando el pico más alto. Allí se conservan todavía dos grandes ruedas molares, indicio de antigua tahona. En el camino Torrebarrio, de quien ya hablamos; son dos barrios. Déjase a la derecha el camino de Ventana y emprendemos el de la Mesa. Ermita de San Mamés, antes con iglesia parroquial y población. Pertenecía a Valdecarzana; vendiólo al común de Torrebarrio, y hoy es su término".

Es totalmente cierto que en Genestosa aún hoy se conservan dos grandes ruedas molares, que son claro indicio, como dice nuestro viajero de alguna tahona y también restos de canales y seguramente un molino harinero que debió ser importante en su tiempo ya que el canal que le proporciona la fuerza para su actividad es muy grande. Los restos del supuesto castillo hoy son desconocidos.

La referencia a Peña Ubiña como la más alta de España está muy lejos de la realidad, pero la belleza es indiscutible. Desde ese camino que Jovellanos lleva para entrar en Asturias la majestuosidad de Las Ubiñas es sublime. En las cercanías de Torrestío hay unos prados llamados de San Mamés y la verdad que la capilla que Jovellanos cita, y que hoy está en estado lamentable es la ermita de San Bartolomé, de la cual unos pocos muros derruidos quedan como vestigio de otros tiempos.

Y, a continuación, casi a puertas de Asturias, Jovellanos coge su pluma y escribe lo siguiente: "subida al pie de un enorme y sublime peñón. El río cae en cascada por entre peñas. Salto del Robezo, de quince a diez y seis pies de una a otra sobre el río. Torrestío: lugar grande de más de cien vecinos, todos ganaderos; por el invierno transmigran con sus ganados a los concejos de la costa, y por el verano cuidan las mujeres el ganado, mientras ellos se ocupan en la arriería. Bella y abundante cascada, que se despeña por la opuesta vertiente al río. El sitio por donde se descubre llaman La Foz con harta propiedad; el nacimiento más arriba, en una peña llamada Fuente de la Salud. Estaban los vecinos en estaferia, trabajando poco y mal, para dejar el camino peor que estaba, pero perdiendo su tiempo. Más de ciento cincuenta personas se emplearían entre hombres y mujeres. ¡Qué lástima! Subida larga, harto suave y accesible a carros. La Mesa, sin duda llamada así por alusión, pues es una grande y tendida llanura entre dos altos".

Que gran belleza paisajística la que nos describe nuestro viajero, y es que cuando Jovellanos se acerca o entra en Asturias sus descripciones naturales van en crecimiento y son cada vez más emotivas ante la belleza que le rodeaba. Torrestio es una coqueta población que hacia una vertiente lleva directamente al alto de la Farrapona en Somiedo y baja por Saliencia en un paisaje simplemente delicioso. Aún hoy la ganaderia sigue siendo la principal actividad económica de la zona, muchos de los pastos que se destinaban a las ovejas merinas de transhumancia hoy son para la crianza de ganado vacuno.

La palabra Torrestío evidencia un posible pasado militar, como una torre defensiva de verano que controlaba aquellos pasos de altura entre Asturias y la meseta. La antigua torre está ahora en ruinas pero la toponimia juega su papel explicativo. La mencionada cascada de la Foz puede verse desde el pueblo y, es un lugar digno de conocer.

Curiosa anécdota la que Jovellanos nos narra de los vecinos en sestaferia y que trabajan poco y mal y dejan el camino peor que está, no se anda en pequeñeces nuestro viajero. Las sestaferias eran muy comunes en los pueblos como una forma de unión comunal para arreglo de caminos y senderos que se iban deteriorando, y que normalmente se hacían los viernes como su propio nombre indica. Tampoco la toponimia de La Mesa es equivocada ya que viene de mensam que sería la meseta, alta, elevada y llana, tal cual es el paisaje de esa zona de paso a Asturias.

Y el camino prosigue y dice así Jovellanos: "El vulgo dice que allí comió don Pelayo y juró no dejar moro a vida en Asturias. En ella está el divisorio de Asturias y León. Acá entra el concejo de Somiedo. Mucho ganado; una anécdota curiosa, relativa al origen de las ponderadas hacas de Teverga: "Habrá -dice- dos siglos que un Domingo García de Casares, vecino distinguido, disgustado con el párroco, le mató un domingo al salir de la iglesia; escapó; estuvo diez años ausente; fue indultado, y para volverse vendió el caballo que sacara de su casa. Una noche que estaba con su mujer oye relinchar el caballo vendido, y, en efecto, se había vuelto a la casa, y con él diez yeguas, que han sido las primeras madres de esta raza de haquitas".

Llamativas historias las que nos cuenta Jovellanos que en este caso tiene como protagonista ese tipo de caballos denominados hacas o jacas porque no alcanzaban 1,47 metros de alzada. Y aquí dejamos a Jovellanos hoy, a buena altura entre León y Asturias, veremos qué nos cuenta en el próximo capítulo.

Suscríbete para seguir leyendo