Por libre

Androgenia

Un mundo de ambigüedades donde buena parte de la clase política se pone de perfil

Filippo Priore

Filippo Priore

Para quienes gustan de mirar el calendario, para de este modo poder felicitar la onomástica de sus seres queridos, advertirles ya con anticipación, que el próximo 30 de noviembre, a las puertas como quien dice del puente de la Inmaculada Concepción (la madre de todos los dogmas de fe católicos) y de la Constitución (tan maculada en estos tiempos de amnistías, amnistiados y anestesiados), se celebra San Andrea.

Curioso nombre el de Andrea, que tanto vale para un chico como para una chica, especialmente en países como Italia. Quizás esto tenga que ver con la androgenia que nos invade por doquier, por la que vivimos en un mundo de ambigüedades, donde el ponerse de perfil es el modus operandis de buena parte de la clase política.

Volviendo a San Andrea, hermano de San Pedro, se le atribuye nada más y nada menos que el milagro de conseguir el maná para el pueblo hambriento. No estaría de más, cuando no tardaremos mucho en pagar la carne de pollo como el caviar de oricios, las huevas de oro de nuestro bravo Mar Cantábrico, que de pagarse a escasas pesetas las paladas, se cotiza en la tierra de la amnistía a cuatro euros la pieza. "Calderilla, chiqui", que diría la ministra castiza y castigadora con sus continuas meteduras de pata.

Mas como en esos amores, que no se saben si van o si vienen, con la única certeza de que no se detienen, no hay cabida en estos días de borrasca para los dobles juegos ni para las confusiones. Basta con que lo que ayer era blanco, hoy es negro; que las revueltas, revueltas son, con independencia de si se realizan en favor (o en contra) de unos u otros. Aunque haberlas, como las xanas, las hay más entendibles que otras. Sólo hay que tener una mente despierta para no dormirse en los laureles de una cómoda poltrona, ajeno a los problemas que atañen al pueblo, al que ni todo el opio es capaz de adormecer, cuando no hay pan ni vino que llevar a la mesa.

A nuestra Asturias, región desde décadas de Segunda Federación, utilizando el símil futbolístico, con serio riesgo de descender a categoría amateur, a pesar de tener a uno de sus primeros espadas en ascenso directo, tampoco le vale el que, al pájaro de alta velocidad, siglos después, por fin se le pueda ver las plumas por estos lares, como si del fracaso se quisiera vender un éxito. Que para pavos reales que se jactan de ser lo que no son, tenemos para dar y tomar, sin ambages, en el parque de Isabel La Católica.

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