Harrison Ford, todo a los 80

Vuelve con Indiana Jones, triunfa en televisión con "1923" y "Terapia sin filtro" y entra en Marvel

Harrison Ford viste por última vez el traje de  Indiana Jones. | Jonathan Olley

Harrison Ford viste por última vez el traje de Indiana Jones. | Jonathan Olley / Nando Salvà

Nando Salvà

¿Es Harrison Ford la mayor estrella viva del cine? Jack Nicholson lleva años recluido, Al Pacino y Robert De Niro cayeron hace mucho en la autoparodia, y ni Tom Hanks ni Tom Cruise han encarnado tantos personajes icónicos como él. Ford es Han Solo, luchador por la libertad galáctica; es Indiana Jones, el arqueólogo del látigo y el sombrero de cuero; es el cazador de androides Rick Deckard, el fugitivo Richard Kimble, el agente de la CIA Jack Ryan. Sus más de 70 películas han recaudado casi 9.000 millones de euros.

No le queda nada que demostrar. Tiene 80 años, y podría dedicarse a pasar el rato en su rancho de Wyoming. En cambio, justo ahora está triunfando en Estados Unidos gracias a la serie "1923", que pronto llegará a España; en los próximos meses lo veremos en "Indiana Jones y el dial del destino", quinta entrega de la saga del arqueólogo del látigo, y en los 10 episodios de la comedia televisiva "Terapia sin filtro", y el año que viene debutará en el Universo Cinematográfico de Marvel, nada menos. Está claro que no le hace falta el dinero, así que, ¿por qué sigue? Él no se explicará al respecto, porque no le gusta hablar con la prensa. No le gusta nada.

Tras su trabajo a las órdenes de George Lucas en las dos primeras entregas de "Star Wars" y a las de Steven Spielberg en "En busca del arca perdida" (1981), podría haberse centrado en ejercer de blockbuster andante, pero el prefirió otra cosa. Trabajó con Ridley Scott en "Blade Runner" (1982), con Peter Weir en "Único testigo" (1985) –que le otorgó su única nominación al "Oscar"– y "La costa de los mosquitos" (1986), y con Roman Polanski en "Frenético" (1988); se especializó en retratar a héroes reacios a serlo, tipos complejos y defectuosos que nada tienen que ver con los cafres hipermusculados que encarnaban Stallone y Schwarzenegger, o en hombres de familia dispuestos a todo –a todo– para protegerla.

De su vida fuera de la pantalla, no habla. Se sabe que tiene cinco hijos y dos nietos, que su divorcio de Melissa Mathison le costó 72 millones de dólares en 2004, y que su esposa actual es Calista Flockhart, la inolvidable Ally McBeal; que lleva décadas pilotando aviones; que es un luchador tan incansable por la protección del medio ambiente que existen dos especies animales nombradas en su honor: la "Calponia harrisonfordi", una araña californiana, y la "Pheidole harrisonfordi", una hormiga centroamericana. Poco más.

Ford empezó mayor en el cine. Ya había cumplido los 30 cuando obtuvo un papel pequeño en "American Graffity" (1973) –antes, había sido carpintero y técnico de gira de "The Doors"–, y quizá sea esa tardanza lo que explica su talante descreído y sarcástico que ha contagiado a tantos de sus personajes. Asegura que "Indiana Jones y el dial del destino" representará su adiós al personaje, igual que "Star Wars: el despertar de la fuerza" (2015) y "Blade Runner 2049" (2017) fueron sus despedidas de Han Solo y Rick Deckard. ¿Está empaquetando su legado cinematográfico? Vaya usted a preguntárselo.

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