La historia desembarca en Belmonte
La asociación Arhem recrea con figurantes de toda España la batalla de Carentan, espectáculo de divulgación histórica para sumar aficionados
Mario Martínez y su primo Javi disfrutaron este sábado como niños –que es lo que son– entre carros blindados, jeeps, ametralladoras, motocicletas y barricadas, mientras revisaban de arriba abajo los uniformes de los soldados y oficiales de los ejércitos americano y alemán, además de no perder detalle de sus campamentos y puestos. Tiene Mario 11 años, su primo Javi alguno menos, y ambos comparten una afición y pasión incipientes por la historia, concretamente la del siglo XX. Por eso no es de extrañar lo mucho que disfrutaron en la recreación histórica "Normandía 44", desarrollada en Silviella (Belmonte), en el recinto del Museo de las Ayalgas, y organizada por la asociación histórico-cultural Arhem, que concluye este domingo por la mañana la actividad.
"Mi abuelo Valentín Martínez ha aportado un jeep de la época", apuntó orgulloso Mario, a quien le gusta "saber de guerras" y, confiesa, quisiera ser como Winston Churchill. Él y su primo son el mejor ejemplo de los frutos de la labor de Arhem, un colectivo entregado a la recreación histórica, pero también a la divulgación por los colegios de Asturias. "Queremos mostrarles a los niños que la historia no solo está en los libros, que se puede tocar y también disfrutar aprendiendo", explica Samuel González, presidente de la asociación, con unos 25 miembros y un completo calendario de recreaciones por toda España este año.
El próximo fin de semana estarán en Burgos, pero este jugaron en casa. En Silviella reunieron a unos 100 figurantes procedentes de Bilbao, Lérida, Galicia... Todos bien preparados y equipados para recrear un episodio del célebre Desembarco de Normandía, la batalla de Carentan, el 13 de junio de 1944, una semana después del inicio del despliegue del ejército aliado en las playas francesas. "Intentamos centrarnos en algún episodio porque es inabarcable todo el Desembarco y hemos elegido Carentan, ya tierra adentro y donde se unieron los soldados de Omaha y Utah", describe Samuel González.
En el pueblo francés se enfrentaron las fuerzas aerotransportadas estadounidenses y la Wehrmacht alemana. El triunfo fue para los primeros. Pero las bajas fueron muchas en ambos bandos. Por este motivo, en la zona alemana no faltó un pastor de las SS dispuesto a "rezar por los soldados desconocidos y a dar fuerzas a la Wehrmacht", explicó él mismo, de nombre ficticio Joseph Smith y de real José Luis Álvarez, natural de La Coruña y que acudió con su hijo Ángel, un teniente de infantería de nombre Engel Schneider "y condecorado con todos los honores en la batalla de Bad Tölz".
Con ambos, y con el soldado raso de la infantería alemana Miguel Martínez, se fotografiaron Beatriz Fernández y Carlos Aclé, un matrimonio de Gijón que iba camino de Pola de Somiedo a la investidura del alcalde, Belarmino Fernández, y paró en Silviella para ver todo el montaje. "Impresionante, es todo muy real y nos gusta mucho. De hecho pararemos a la tarde, si podemos, a ver la batalla", explicaron.
En la misma participaría de forma destacada el carro blindado SdKfz 222 sobre el que se desplazaron Pablo Casiniello y Mario Pereira, transformados para la ocasión en los suboficiales nazis Paul Naschy y Marius Hitmann. Les tocó "explorar el territorio" en el citado blindado, de nombre "Blondi" –así llamaba Hitler a su perra–, de la 9.ª División Panzer SS Hohenstaufen.
Gran parte del material utilizado por las asociaciones es nuevo –llamó la atención un famoso "Goliath", conocido como el robot suicida nazi, capaz de llevar 100 kilos de explosivos–, pero hay también original. Entre las "joyas", un jeep de 1942, un blindado M8 Greyhound o, ya en zona estadounidense, una moto Dustman de los paracaidistas de la 101.ª División Aerotransportada. Estuvo aparcada entre el puesto de socorro y el centro de comunicaciones. A pocos metros se levantaba el cuartel general, donde Alejandro Ocón, "Bull", explicó la operación a llevar a cabo.
Entre los vehículos hubo aportación de Ángel Menéndez, dueño e impulsor del Museo de las Ayalgas y que lleva tres años colaborando con Arhem. Un "Willys", un Citröen 15 ligero, un Rover de 1934 y dos motos con sidecar de su colección se unieron al resto en el desfile militar hasta Belmonte, que a más de un conductor dejó con la boca abierta. Porque fue todo un desembarco, sí, de historia y además bien contada.
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