Opinión | Clave de sol

Reflexiones sobre el paso del tiempo

Un voto por la esperanza

Nos vamos dando cuenta los mayores de que, de modo casi imperceptible, pero ya manifiesto, gente de nuestro tiempo se nos va al otro mundo. Un proceso creciente e inevitable que no suele ser grato pararse a valorar. ¿Por qué ahora los mayores miramos las esquelas del periódico como si fueran las antiguas notas de sociedad?

¿Necrofilia? No: puro realismo: parientes, amigos, vecinos, conocidos, gente de relieve que de la noche a la mañana se marcha al otro mundo por razones de edad o de salud, y aún más por la pandemia cruel que nos aflige.

¿Por qué la muerte ajena nos sorprende como una anomalía si no hay nada en la vida más previsto que su definitivo acabamiento? Uno, plumilla al fin, se ve comprometido cada poco a escribir una nueva necrológica de gente conocida que siempre nos sorprende. Y conste que lo escribo con cierto desagrado..

Uno lleva casi toda la vida queriendo ser al menos una especie de cristiano “amateur”, según nos enseñaron, con sus fallos humanos, altibajos y claudicaciones. Todo, propio del tiempo que, de manera casi imperceptible, fagocita las vidas. También, de un arriesgado oficio personal plagado de peligros y ocasiones en los años más duros del pasado siglo.

Tiempos difíciles, pero incitantes y prometedores. Éramos jóvenes entonces, rompedores y audaces. Un tiempo ya quemado de balance agridulce, con aciertos y errores. Y hoy ya, un largo recorrido vital de veteranos, conscientes de jugar la prórroga. Es como quien circula en un viejo vehículo de antiguos neumáticos sin conocer de cierto dónde estará el final. Y a la vez, dando gracias por continuar y por poder contarlo

Tiempo éste también de una pandemia que nos amenaza y afecta a millones de seres humanos. Precisamente cuando muchos de nosotros entramos en lo que pudiéramos llamar, no sin ácido humor, la recta de tribuna. Trayecto en el que dicen se templan las pasiones y es cuando uno intenta interpretar serenamente nuestro ya escueto balance de situación no siempre ganancioso, pero sí comprensivo e inevitable.

Choca no obstante esta interpretación con el tiempo y lugar que hoy conocemos y en cierto modo protagonizamos en vivo y en directo. Realidad alterada y diferente si se compara con la que de muy atrás habíamos conocido y protagonizado. Todo, para encontrarnos con una situación desconocida que dura demasiado y de la que no se sabe su final, que encima se presenta problemático.

Siempre se ha dicho que la esperanza es lo último que se pierde. No la perdamos nunca.

Suscríbete para seguir leyendo