Cornadas de astas y banderas

Pedro Sánchez en la jungla política

Juan Carlos Herrero

Juan Carlos Herrero

Un José Mota inigualable arrancó la sonrisa y simpatía del Rey Felipe VI cuando le imitó en aquel especial "And The Andarán". No se libra ni el tato.

El humor no está reñido con la política. Es más, una parodia puede sugerir ideas que ni los cientos de asesores serían capaces de ingeniar para un Presidente Sánchez de vuelta.

Que hablen de ti presidente, le recomiendan.

A diferencia de José Mota que se maquilla y fuerza la imitación gestual y vocal de sus personajes, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón tiene un doble que le permitiría coger un merecido descanso, retiro monástico donde desconectar de tanto estrés presupuestario.

A don Pedro le gusta Doñana, donde pastan venados y graznan los flamencos. Ahí se puede recrear la Tailandia de Frank de la jungla.

Si uno revive la reciente cornada de un ciervo en el zoo de Frank de la Jungla, aun contando que le hizo daño, se deduce que es una cornada amistosa, de andar por casa. Pasa con los gobiernos de coalición.

Es lo que tiene estar juntos y revueltos: monos, cérvidos y especies varias.

A ver, si estás a un metro del astado y sales del río llamando a tus criaturas, es lo que hay.

Es igual que cojas al toro por los cuernos, te va pillar. Esto pasa en política también.

No consta que hubiera berrea ni nada que se le parezca, éstas devienen tras la minoría simple y el celo. Fran de la Jungla no esperaba esa traición después de cebar al rebeco ingrato.

El bicho no era muy grande, que si no. Siete cuernos como siete votos que se clavaron.

Las parodias de José Mota nos lo ponen a huevo para la próxima Nochevieja 2024.

El parecido entre el Presidente Sánchez y el encantador de serpientes es increíble.

Alguien debería mandar reposar a uno y otro tras las cornadas recibidas, tanto en política como en el santuario animal.

El reino animal es como la vida misma, como la política del juntos, junts, pero no revueltos.

De Frank de la Jungla al Pedro del Congreso. El animalista confía en sus bichos como los partidos pactan entre sí, pero no les des la espalda, te puede pillar hasta el carrito los helados.

Esas simbiosis incluyen cornadas, hincaduras de colmillo a las que el naturalista Fran está acostumbrado e inmune al tósigo. En política ocurre más de lo mismo, pero ambos personajes deberían descansar e intercambiarse. Nadie se va enterar.

El rey de "And The Andarán" le pasó dos botes de leche condensada a Mota para elevarse unos centímetros y que sustituyera a Mariano Rajoy. No es el caso.

El parecido físico, de los personajes y la similitud de sus entornos es asombroso, nadie se percataría y los dos se recuperarían de sus respectivas cornadas.

Juntos, junts, pero no revueltos. Es lo que tiene la política que imita a la biología.

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