Opinión

Gasto en salud y satisfacción ciudadana

Asturias casi duplica la inversión respecto al PIB de Madrid y gasta casi tanto por habitante como el País Vasco, y la nota que le dan los asturianos, un 6,4, supera la media

El gasto público en salud en España supone el 70% del total del gasto en salud. El otro 30% sale de los bolsillos de los ciudadanos bien como seguros privados o como pago por servicio. La inversión pública en salud fue 2.041 euros por habitante en 2023. Aproximadamente un tercio de los impuestos recaudados se emplean en sanidad.

Ese gasto medio no recoge las diferencias entre autonomías. El Gobierno autónomo decide qué porcentaje del total de su presupuesto, buena parte transferido del Estado, dedica a la salud. Las diferencias son notables.

El Ministerio de Sanidad recoge un gasto por habitante de 1.925 euros en 2022. El País Vasco es el que más gasta (2.142 euros) y el que menos Andalucía (1.533 euros). Le sigue Madrid (1.625 euros) tan criticada por la contracción del gasto público en sanidad y educación. Además, es la que menos invierte en salud respecto al PIB: 4,3%. Asturias, casi duplica esa inversión por habitante (8%) y gasta 2.057 euros por habitante, casi tanto como el rico País Vasco.

La cuestión es si esas diferencias en esfuerzo económico por parte de los gobiernos se traducen en mejor salud y en más satisfacción con los servicios.

Si las expectativas de vida informan sobre los efectos de las políticas sanitarias, Madrid con 84,8 años supera a Asturias (82,5 años) y al País Vasco (83,5 años). Más específica es la mortalidad ajustada por enfermedades infecciosas, pues son muy susceptibles de la intervención sanitaria. En 2022 esa mortalidad fue de 11,3 por 100.000 habitantes en Asturias y 9,8 en Madrid. El ajuste consiste en retirar el efecto de la edad, el principal factor de riesgo de muerte. Como Asturias tiene mucha más población anciana que Madrid, tendrá más muertes solo por eso.

Otro grupo de dolencias sobre las que el sistema sanitario tiene capacidad de actuar son las enfermedades circulatorias. En Asturias la mortalidad en 2022 fue de 218 por 100.000 habitantes, ajustado por edad. En Madrid fue de 161. Si, como se admite, el Servicio de Salud puede reducir la mortalidad circulatorio en un 50%, el gasto en Asturias el gasto sanitario en Asturias no se refleja, comparativamente, en las estadísticas de mortalidad.

¿Cómo se sienten los ciudadanos?, ¿cuál es su percepción de bienestar y salud? El 70% de los asturianos en 2011, última encuesta, decían que su salud era buena o muy buena. En Madrid el 80% y en el País Vasco el 75%. Nuevamente, no parece que el esfuerzo económico de la Administración se traduzca en mejor salud percibida.

Conviene poner estos números en contexto: desde la perspectiva de las expectativas de vida y la mortalidad por enfermedades susceptibles de intervención médica, España se sitúa en la cabeza del mundo. Son datos que avalan la calidad del sistema sanitario. Aunque unos sean mejores que otros.

Sin embargo, los ciudadanos entrevistados en el barómetro sanitario le dan al servicio sanitario una nota de 6,2. En Asturias es un poco mejor, 6,4. Madrid está en la media y el País Vasco recibe un 6,6. Todas son notas bastante bajas. El 37% de los asturianos considera que el Servicio de Salud pública precisa cambios importantes frente al 39% de los madrileños. Es evidente que los ciudadanos no están satisfechos con el sistema sanitario a pesar de su evidente eficacia.

Creo que esta insatisfacción tiene mucho que ver con la accesibilidad y la disponibilidad y me ha parecido interesante examinar el funcionamiento de la atención primaria con algunos indicadores. Por ejemplo, el porcentaje de gasto dedicado a esta función. Asturias es una de las que más gasta en atención especializada, el 66% frente al 64% de España, y de las que menos en primaria, el 13,3% frente al 14,2 de España. Este reducido gasto en atención primaria se traduce en algunas realidades que los usuarios sufren casi a diario. Entre otras cosas, la accesibilidad.

No cabe duda de que la red de centros de salud y consultorios es muy amplia, una necesidad que obliga la dispersión de la población, pero esa disponibilidad quizá no se conjugue con la dotación, al menos por lo que parece según las estadísticas que publica el Ministerio.

Una queja creciente es la falta de respuesta rápida en primaria: la espera media en España es de una semana. En Asturias es notablemente mejor: 5 días. Lo que no está claro es si esta espera incluye las consultas telefónicas, que llegan al 39% del total. Asturias es la que más hace: el 51% de las consultas son telefónicas. De manera que de las 5,8 consultas por persona y año al profesional médico, 3 son telefónicas, en España 2,1. Como la mayoría de las consultas telefónicas son el mismo día, esto reduce los tiempos medios de espera, pero incrementa la insatisfacción y posiblemente la calidad.

Muchos números que pueden marear y que al final se escapan por el colador de la memoria y la atención. He querido comparar el gasto con sus resultados en salud y con la satisfacción de los ciudadanos. Sería aventurado sacar conclusiones con solo estos números porque son muchas las variables que influyen en esos resultados. Una no pequeña, la calidad de la gestión.

Suscríbete para seguir leyendo