Regresan las meriendas-cenas solidarias al Antiguo de Oviedo: "No podemos evitar la guerra, pero sí ayudarnos unas a otras".

La iniciativa vuelve tras el golpe de la pandemia con una versión adaptada a la pandemia y para ayudar a mujeres jóvenes

A la izquierda, las asistentes a la primera merienda-cena del Antiguo. A la derecha, Belén Suárez junto a los tickets y las donaciones solidarias. | E. G. D.

A la izquierda, las asistentes a la primera merienda-cena del Antiguo. A la derecha, Belén Suárez junto a los tickets y las donaciones solidarias. | E. G. D. / Elena G. Díez

Salvar el mundo suena a utopía, pero se puede echar una mano hasta donde alcance su extensión, que por norma general es el entorno más cercano. Esta es la filosofía de Belén Suárez, la precursora de las meriendas-cenas solidarias del Antiguo. No ha necesitado recorrer millas para amenizar las tardes de muchas familias en riesgo de exclusión. “No podemos firmar tratados de paz, ni evitar guerras. Pero somos capaces de ayudarnos unas a otras”. Ese es el mensaje que transmitía a las integrantes en el primero de los recién retomados encuentros, que cuentan con una nueva modalidad: generar un ambiente de confianza entre mujeres jóvenes.

Una porción de humanidad que echarse a la boca

Belén Suárez junto a los cheques y donaciones para las meriendas solidarias / Elena G. Díez

Esta propuesta, nacida en 2018, contó con la colaboración de diferentes negocios hosteleros del Oviedo Antiguo. Se vio paralizada a raíz de la pandemia. y pasó de contar con un centenar de comensales a celebrar encuentros íntimos, dispersados en el tiempo debido a la acometida de las nuevas olas. Ayer por la tarde volvieron a juntarse entre las pizzas veganas y patatas tres salsas del Manglar, una tradición que se repetirá cada quincena. “Como no podíamos atender a todas las personas que acudían antes, decidimos colaborar con las menores de los hogares”, afirma Suárez, rodeada de seis jóvenes de diferentes nacionalidades y edades.

Victoria es hondureña, Sukaina marroquí, Johangela y Aidimar venezolanas, Jessi española y Saray de etnia gitana. Todas forman un combo perfecto en el que compartir experiencias y promover iniciativas. Por ejemplo, Sukaina fue precursora de las excursiones para descubrir los rincones ovetenses que organiza el grupo. “No dejamos que participen adultos, la merienda es para ellas. Queremos que puedan abrirse”, cuenta Suárez.

Estas reuniones subsisten gracias a la colaboración de las personas que con la compra de cheques al establecimiento costean los alimentos. Así se puede rescatar una porción de humanidad.

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