Un huerto en el Dolores Medio a dos pasos de la Catedral de Oviedo

Los alumnos del colegio, que imparte docencia en pleno centro urbano desde 1887, cultivan plantas, conocen a escritores de éxito y practican educación vial en su propio circuito, con señales y un semáforo

«Ponemos la planta, le hacemos la camita cómoda presionando con los dedos y regamos», guía la profesora Maque Martínez a sus alumnos de Infantil en el huerto urbano del colegio Dolores Medio. Acaban de plantar begonias siempre floridas, que comparten el espacio con cristalinas, berzas o guisantes, en uno de los dos patios en los que los estudiantes aprenden a cultivar en pleno centro de la ciudad, a un paso de la Catedral.

En el proyecto participa todo el centro. Unos plantan, otros, los mayores, elaboran una campaña publicitaria. Cada grupo trabaja en un ámbito. Al final del curso, explica la directora del colegio Dolores Medio, Ángeles Casas, se organiza un mercadillo solidario, que bajo el lema «Vendemos plantas, regalamos sonrisas», recauda fondos que se destinan a una ONG que eligen los propios estudiantes. El pasado año se reunieron alrededor de 400 euros de la venta de lo cultivado tanto a las familias como a otros ciudadanos.

El huerto urbano del centro ha crecido. Empezó en un patio y ahora se ha extendido a otro. Al no disponer de espacios verdes «buscamos alternativas y cuidamos la organización de actividades relacionadas con la naturaleza». «A los alumnos les gusta mucho», asegura la presidenta de la Asociación de Madres y Padres (Ampa) del centro, María Jesús Álvarez. A unos metros de uno de los huertos, alumnos de sexto curso se encargan de llevar un recuento pormenorizado del reciclaje que se realiza en el centro.

«Y no solo revisan las cifras y las plasman en una cartulina colgada en un pasillo, también enseñan a sus compañeros de quinto curso para que lo hagan el próximo año», señala. Serán estos estudiantes los que cogerán el testigo en el siguiente curso, cuando los actuales encargados hayan abandonado el centro e iniciado una nueva etapa en su educación. Llevan la cuenta del reciclaje que se realiza de envases, papel y cartón, orgánica y resto.

El colegio, que funciona desde 1887 tras acordar el Ayuntamiento establecer una escuela mixta de primera enseñanza en cada uno de los distritos en los que se dividía la ciudad, lleva el nombre de la escritora y maestra ovetense Dolores Medio, ganadora del Premio Nadal en 1952. El centro organiza cada año en colaboración con la Fundación Dolores Medio el concurso de microrrelatos, dirigido a alumnos de quinto y sexto curso, que empezó limitado a Oviedo pero que después se abrió a los centros educativos que quieran participar. Ha llegado a la octava edición.

Los premios se entregarán en la recuperada biblioteca, que tuvo que ser destinada a aula durante la pandemia, dada la necesidad de mayores distancias, pero que ya ha vuelto a su uso anterior. «Vamos a destinar una aportación importante a comprar nuevos volúmenes porque si queremos que los alumnos lean tenemos que actualizarnos», afirma Alfonso Alonso, coordinador de la biblioteca y tutor de cuarto curso. Y pueden comprar novedades para fomentar la lectura entre los estudiantes del colegio Dolores Medio.

«Intentamos darle un giro al espacio», recalca el docente, que hizo énfasis en la necesidad de dinamización. La biblioteca funciona en el centro como un espacio multidisciplinar ya que acoge, además, las clases de cultura asturiana y de religión.

En las aulas, los alumnos entran en contacto con la obra de autores e ilustradores. Los estudiantes «trabajan sobre la obra de un escritor determinado y nos aprovechamos de la tecnología para conectarnos», indica Alonso. En ocasiones, los protagonistas llegan a conectarse por videoconferencia para dar una charla a los niños. En marzo, se realizó un monográfico del madrileño Pedro Mañas, que logró galardones en narrativa infantil. Y se regalaron versos a los viandantes en la calle La Luna, delante del centro, coincidiendo con el Día Mundial de la Poesía.

Para los alumnos de Infantil se habilitó recientemente una biblioteca cerca de sus aulas. Unas mesas con unas estanterías y unos libros para los niños. Tanto en la decoración del área, elaborando cuadros, como en el gimnasio, con la confección de un mural, colaboraron familiares de los estudiantes. En este último espacio se tiene la intención de elaborar una nueva obra, «y podría ser plasmando la costa asturiana», dice la presidenta de la Ampa. «En todos los espacios hay participación familiar», declara la directora.

El centro intenta que los niños puedan conocer deportes que no son los mayoritarios y, si tienen éxito, se incluyen en las extraescolares. Pasó con la esgrima y el bádminton. Además, los alumnos construyen ellos materiales para practicar deportes, en ocasiones recurriendo al reciclaje como para confeccionar balones con globos. Se aplica, afirma el docente Miguel Pallasá, «una nueva metodología activa para que el alumno participe».

El colegio Dolores Medio tiene su propio circuito de educación vial dentro de las instalaciones. Los alumnos de los diferentes cursos van pasando por el espacio, donde no falta nada de lo que se encontrarán en la calle: calzadas, pasos de cebra, señales y un semáforo. Y los estudiantes se mueven en monopatín y caminando por las aceras, haciendo caso a la señalización vertical y horizontal. Mientras unos se aplican con la seguridad vial otros, los niños de tercer curso, realizan los bocetos para decorar a continuación los huevos de Pascua.

Los estudiantes de los últimos cursos participan, también en un proyecto intergeneracional que les ha llevado a conocer al presidente del Principado, Adrián Barbón, y a entregarle sus propuestas de actuación y dibujos. Junto con el centro de día Seronda y la ONG Maspaz desarrollan esta iniciativa, que ha incluido varios encuentros entre niños y mayores a lo largo de los últimos meses.

La Ampa persigue que se ejecuten mejoras en las instalaciones, como la habilitación de unos baños que sustituyan a los provisionales instalados en la pandemia. La mejora del acceso por la calle Carlos Bousoño también figura entre las peticiones que trasladan las familias al Ayuntamiento.

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