Oviedo despide a Jaime Ríos, eminencia de los explosivos y marido de la pintora Marisa Norniella

Ingeniero de Minas, fue director de la fábrica de La Manjoya y de Nitrastur en Langreo

Jaime Ríos.

Jaime Ríos.

Oviedo dará hoy su último adiós a uno de los mayores expertos en explosivos de la historia de España. La parroquia de Los Carmelitas acoge a las 18.30 horas un funeral por Jaime Ríos Vázquez, brillante ingeniero de Minas salido de la Escuela de Madrid, que echó raíces en Oviedo tras casarse con la pintora naif carbayona Marisa Norniella, fallecido el miércoles a causa de un cáncer a los 80 años, rodeado de los suyos en la capital madrileña. "Vivía a entre Oviedo y Madrid, pero siempre consideró Oviedo su casa y declaró su amor a Asturias", indica su familia.

Quienes conocieron al que fuera último director general de las fábricas de explosivos de La Manjoya y la compañía Nitrastur en La Felguera hasta su cierre a finales de los noventa, hablan de una persona brillante en todos los sentidos. Entregado al trabajo, retrasó la jubilación hasta más allá de los 70, pero sin renunciar a un amplio abanico de aficiones, entre las que destacaba el coleccionismo de antigüedades, monedas, minerales y un sinfín de objetos.

Ríos nació en 1942 en el Arco de Cuchilleros, uno de los diez accesos a la plaza mayor de Madrid, aunque toda su familia era originaria de Santiago de Compostela. De pequeño veraneaba en Las Piqueñas, a las afueras de la capital y en Cangas de Morrazo (Pontevedra), donde jugaba al fútbol, como siempre solía recordar, con otro madrileño de raíces gallegas como el cantante Julio Iglesias.

Estudió en Liceo Francés de Madrid, lo que le permitió hablar el idioma galo tan bien como el castellano, además de expresarse con muchísima fluidez en inglés en unos tiempos en los que la gran mayoría de los españoles carecían de conocimientos en otras lenguas internacionales.

La vocación le llevó a la prestigiosa Escuela de Minas de Madrid, donde fue el número uno de su promoción, especializándose en el mundo de los explosivos. Tanto empresas como instituciones académicas reclamaron rápidamente sus servicios al conocer su inmejorable expediente.

Lo fichó la empresa Explosivos Riotinto. Fue destinado en Bilbao y de ahí a la delegación de Oviedo. En Asturias le cambiaría la vida. En la región conoció a Marisa Norniella, que a la postre se consagraría como pintora naif de gran nivel, y entonces era conocida por ser hija de Alfonso Díaz Norniella, fundador de Constructora Asturiana y la tecnológica Seresco.

Ambos contrajeron matrimonio en San Tirso el Real en 1975. Fruto de su relación nacieron dos hijas, Covadonga e Inés. La primera, doctora arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Madrid, siguió los pasos de su madre compatibilizando su faceta de artista con la de profesora de arquitectura en Madrid. La segunda es directora de marketing de la compañía Uber en España tras pasar años viviendo en Londres y Países Bajos.

Jaime vivió medio siglo entre Madrid y Oviedo, aunque fue en el Principado donde echó raíces. Además de dar clases magistrales sobre explosivos en la Escuela de Minas de Oviedo durante 50 años, fue director de la fábrica de La Manjoya entre 1985 y 1996, cuando la factoría cerró y se trasladó a vivir desde el complejo a una casa en Latores.

Su entorno lo define como "cultísimo", un lector empedernido, abonado a la Ópera de Oviedo durante muchos años y un fijo del Club de Tenis. Sus constantes viajes por todo el mundo, sus inquietudes culturales y su prodigiosa memoria le iban convirtiendo en un experto en tantas especialidades y aficiones como caían en sus manos: setas, geografía, gemología... "Destacaba por su humor inteligente y se ganó el cariño de los ingenieros de minas y muchos alumnos", comentan sus hijas, a las que les vienen a la mente muchos recuerdos de los veraneos familiares en Luanco.