Oviedo despide con un mar de lágrimas en Santo Domingo a "Rorro", "el cura más entrañable"

El arzobispo Sanz Montes preside un emotivo y multitudinario funeral por el sacerdote dominico, donde religiosos y exalumnos exaltaron su figura

El arzopispo Jesús Sanz Montes, en el centro, preside el funeral acompañado por un grupo de sacerdotes en la iglesia de Santo Domingo.

El arzopispo Jesús Sanz Montes, en el centro, preside el funeral acompañado por un grupo de sacerdotes en la iglesia de Santo Domingo. / Miki López

Faltaba aún un cuarto de hora para el inicio del funeral por José Manuel Rodríguez Rodríguez "Rorro" y la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, sede de los Dominicos, ya se había quedado pequeña. "Era el cura más entrañable", destacaban los últimos que iban entrando. Entre ellos, muchos fieles de la parroquia y sobre todo, exalumnos del sacerdote en La Felguera, Oviedo y Cangas del Narcea, que recordaban con cariño sus lecciones de vida en los distintos destinos por los que pasó. El arzobispo Jesús Sanz Montes presidió una ceremonia en la que más de 200 personas quisieron darle el último adiós al vicario parroquial de los Dominicos, fallecido el pasado lunes a los 78 años.

Durante el funeral, que duró más de una hora, se mantuvo un silencio sepulcral que se podía cortar, solo interrumpido por la música del grupo parroquial, con guitarra y voz. La mayoría de los presentes fueron incapaces de contener las lágrimas. "Veo mucha gente buena conmovida por lo que ha pasado. Era alguien muy querido más allá de la comunidad dominica", destacó el arzobispo, que se unió al dolor de todos los curas diocesanos "que acompañaron a nuestro entrañable Rorro" durante su larga labor predicadora. 

Iglesia Santo Domingo de Guzmán (Dominicos) funeral por José Manuel Rodríguez Rodríguez, Rorro, conocido fraile dominico

Las personas congregadas en el funeral. / Miki López

Sanz Montes estuvo escoltado por el Padre Valdés, cura de la parroquia y amigo del fallecido; por el prior provincial, Jesús Díaz Sariego, que se encargó de la homilía, y por una docena de sacerdotes. La misa fúnebre se celebró en el Día de San José, en el que el arzopispo vio similitudes con "Rorro". "Su vida también fue un ejemplo de mimo", espetó. Coincidió con él el prior regional, que remarcó que San José "es el patrono de la buena muerte". 

El fraile dominico falleció a causa de un cáncer de colon, enfermedad que llevaba con discreción, pero de la que todos los fieles de la parroquia estuvieron pendientes hasta el último momento. "Lo querían todos: los niños, los jóvenes y los adultos", dijo Díaz Sariego en la ceremonia, haciendo suyas las palabras de la directora del colegio Santo Domingo, Sara Bárcena, en LA NUEVA ESPAÑA. El Padre Valdés leyó el Evangelio según San Lucas. Una elección muy acertada a juicio del prior: "Era uno de sus textos bíblicos favoritos, que estudió, oró y predicó en la catequesis". Otro amigo del fallecido, el Padre Lastra, hizo una reseña biográfica del cura.  

Nacido en Riocastiello (Tineo), fue ordenado sacerdote en Valladolid en 1970 tras estudiar en Palencia. Su primer destino fue la casa de San Juan Bautista de Cangas del Narcea. Entre 1976 y 1978 estuvo destinado en Madrid y después volvió a Asturias por La Felguera, donde permaneció hasta su llegada a Oviedo con el nuevo siglo. En la Cuenca se hizo querer hasta el punto de que muchos de sus exalumnos acudieron ayer al funeral. "Sin hablarnos mucho de Dios, nos enseñó lo que es ser buenos cristianos", coincidieron emocionados. La ceremonia se cerró cantando "gloria en el cielo y en la tierra", antes de que los sacerdotes dominicos acompañasen a los restos de "Rorro" al cementerio, donde ya descansa eternamente.