Ana Isabel Fernández Llaneza, "muy ovetense y del Oviedo", descansa "en una nube celeste"

La iglesia de San Pedro de los Arcos se llena en el funeral del "alma" de la peña azul La Regenta

En primer término, Carlos Fernández Llaneza, hermano de la fallecida, con el resto de su familia.

En primer término, Carlos Fernández Llaneza, hermano de la fallecida, con el resto de su familia. / F. R.

El sacerdote Alberto Reigada, el cura de la Tenderina, conocía bien a Ana Isabel Fernández Llaneza, la fundadora de la peña oviedista La Regenta. Reigada es amigo desde hace muchos años de toda la familia de Anabel –que presidió el primer grupo de apoyo al equipo de fútbol carbayón exclusivamente femenino– y está casi seguro de que descansa en una «nube celeste». Celeste por azul y azul por los colores de dos de las pasiones que tenía la fallecida: «Era muy ovetense y muy del Oviedo, vivió un amor azul porque amaba la ciudad y a su equipo», dijo el sacerdote durante el funeral por Ana Isabel Fernández Llaneza, que también era conocida como Ana Fraile por el apellido de su marido.

La misa se celebró en la iglesia de San Pedro de los Arcos, en Ciudad Naranco, una parroquia siempre presente en la familia de la fallecida, que justamente ayer hubiese cumplido los 75 años. «La familia Fernández-Llaneza lleva los genes de Vallobín, son ovetenses por los cuatro costados y Anabel lo demostraba. Nos conocemos de aquellos tiempos en los que el barrio estaba sin asfaltar y con problemas de luz y esta siempre ha sido la parroquia de toda la familia», explicó Alberto Reigada dirigiéndose con confianza y cercanía a los primeros bancos de una iglesia que se llenó. «Todos habéis pasado por aquí, os habéis casado aquí, habéis bautizado a vuestros hijos aquí... Hoy también habéis venido a despedir a una persona muy querida», les dijo el sacerdote a los seres más queridos de Ana Isabel Fernández.

Entre esos seres queridos, entre los que más van a echarla de menos, se encuentra sin duda su hermano pequeño. Al líder de la oposición en el Ayuntamiento de Oviedo, Carlos Fernández Llaneza, le costaba ayer reunir las palabras para describir todo el cariño que sentía por su hermana Anabel, esa que en muchas ocasiones hizo las veces de madre con el pequeñín de la casa generando entre ellos un vínculo estrecho y especial. «Pasé mucho tiempo de mi infancia con ella y con su marido», acertó a decir Carlos Fernández Llaneza antes de emocionarse. «Ella me trajo a bautizarme a esta iglesia», añadió con un nudo en la garganta.

Ana Isabel Fernández Llaneza, «muy ovetense y del Oviedo», descansa «en una nube celeste»

Ana Isabel Fernández Llaneza. / LNE

El portavoz socialista en el Ayuntamiento dejó constancia de su sentir en una de sus redes sociales. «Un día la vida se lleva a una hermana. Y tu propia historia se tambalea. Cientos de recuerdos surgen de las sombras y toman forma y color. Recuerdos que creías olvidados. Y se convierten en vivencias recuperadas. En olores y sonidos compartidos hace décadas», escribe Carlos Fernández Llaneza. «De repente se esfuman. Queda la pena. Una profunda pena en un adiós esperanzado. En la confianza de un futuro en el que todos, de nuevo, no sé cómo ni cuándo, nos reencontremos y volvamos a vivir, juntos, esos momentos de alegría y felicidad», añade el texto.

Ana Isabel era muy querida en Oviedo. A despedirla acudieron ayer decenas de amigos y familiares, compañeros de fatigas en su trayectoria como hincha del Oviedo y medio barrio de Vallobín. No hubo sitio en los bancos de la iglesia para acoger a todos los que quisieron despedir a Ana Isabel Fernández Llaneza y algunos tuvieron que seguir la misa casi desde la puerta. También fueron algunos compañeros de partido de su hermano Carlos y también otros miembros de la corporación municipal, como el edil popular José Ramón Pando.