Opinión | Paraíso capital

Gonzalo García-Conde

El público de Juan Pardo

El artista jubilado hace dos décadas permanece fresco en los corazones de sus fans de siempre

Es más que posible, aun diría más, es un hecho probado que, a los que rondamos los caminos de la cultura, en ocasiones se nos olvida que existen otros públicos. Públicos que tienen sus anhelos y sus ambiciones de ocio y que son soberanos de sus gustos que, además, son perfectamente complementarios con otros más sofisticados o más lúdicos, lo mismo me da. Soy el primero que comete este pecado.

Lo tengo que reconocer un poco avergonzado porque esto me ha vuelto a pasar el Primero de Mayo, Día del Trabajo, en el que acudí a un concierto tributo a Juan Pardo creyendo que era un héroe olvidado y me encontré un Filarmónica lleno (a precios no muy populares) y que todos esos espectadores estaban donde querían estar, deseando escuchar, cantar y bailar las canciones que allí iban a sonar. Porque Juan Pardo puede estar jubilado de los escenarios desde hace veinte años, pero permanece fresco y en activo en los corazones y en la memoria de sus fans de siempre. No me quedó más remedio que rectificar, permutar prejuicios por expectativas, sacar el lápiz afilado que solo sabe escribir las cosas positivas y considerarme preparado para disfrutar de la experiencia.

Así que ahí estaba ya Lys Pardo sobre el escenario, saludando encantada en su nombre y en el de su padre y dando la clave de lo que ahí iba a pasar. "Las conocéis todas", dijo, provocando uno de los primeros aplausos. Pero esa frase tiene más profundidad de la que aparenta. Nos enfrentamos a un artista que tuvo más vidas que un gato. Formó parte de "Los Pekenikes", fichó por "Los Brincos", compuso canciones para "Fórmula V", hizo pareja artística con Junior Morales, se reinventó como Juan Pardo pop y como Juan Pardo cantante de música ligera, se sacó de la chistera a "Los Pecos", se abrió un hueco a codazos como alternativa a la movida de los ochenta, hizo carrera como actor cinematográfico, compuso bandas sonoras, así como canciones para artistas como Rocío Jurado, Luz Casal, Dyango o Marisol. Bien, pues su público, los que llenan teatros, se las saben todas.

Parece ser que, desde la tranquilidad de su retiro, Juan sigue controlando su producto, guiando los pasos de su tributo. Lys Pardo no duda en reconocerle todo el protagonismo. Juntos han construido un show que funciona. Han encontrado en el gallego Antonio Barros una voz de tenor melódico, muy dulce, que se ajusta perfectamente al patronaje de sus canciones. Además, se le puede considerar su más rendido fan. Fernando Calderón es un guitarrista fluido, lleno de matices que da su propia personalidad al conjunto, haciéndolo trascender de la categoría de tributo a la de versión libre. Y la teclista iAlma, desde las sombras, da cuerpo y textura al sonido, haciendo que todas las piezas encajen.

A mí me tocó mucho Juan Pardo en mi infancia. Siempre me han gustado "Los Brincos", es una herencia de mi época ye-ye. También "La Caza", con Junior. Pero recuerdo aquellos viajes largos con mis hermanos en el SEAT 124 familiar escuchando sus cassettes melódicos. También recuerdo a una señora muy graciosa a la que una vez escuché decir que le tenía mucha fe a San Francisco Javier porque en la iglesia de Las Salesas había una imagen suya en la que era clavadito a Juan Pardo. Son esas cosas que tienen los públicos, que adoran a sus ídolos y los siguen hasta el infinito. Me hizo falta ir a este concierto y compartir con toda esa gente tantas emociones para recordarlo.

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