El líder se escapa vivo: un gran Oviedo empata con Las Palmas (0-0)

Los azules llevan el partido a su terreno y gozan de las mejores ocasiones ante un rival que acabó con diez

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Planteó Cervera una guerra de guerrillas y el Oviedo logró un primer triunfo: jugar a lo que él quería. Ese primer mandamiento que había recitado el técnico en la previa. En ese juego físico, de pie fuerte, de velocidad en la ejecución brilló un equipo al que solo le faltó el premio del gol. Porque el Oviedo fue mejor que el líder, sobrepasado Las Palmas la mayor parte del choque en un Tartiere en ebullición, pero la falta de puntería y el larguero, en la más clara de Bastón, impidió a los azules seguir sumando sus choques en casa por victorias de la mano de Cervera. El empate, en todo caso, deja el sabor dulce del Oviedo más vivo de la temporada.

Real Oviedo

Braat (1);

Lucas (1), Costas (3), Calvo (2), Bretones (2);

Rama (2), Jimmy (2), Mángel (2), Flores (1);

Bastón (1), Enrich (2).

Cambios:

Borja Sánchez (1) por Flores, min. 66.

Viti (1) por Rama, min. 83.

Obeng (s.c.) por Enrich, min. 88.

Las Palmas

Domínguez (1);

Suárez (1), Curbelo (1), Coco (1), Cardona (1);

Óscar (2), Mfulu (1), Loiodice (0);

Pejiño (1), Marc Cardona (1), Moleiro (1).

Cambios:

Marvin (2) por Pejiño y Sidnei (1) por Curbelo, min. 46.

Vitolo (1) por Moleiro, min. 64.

Andone (1) por Cardona, min. 76.

Fabio (1) por Óscar, min. 79.

Árbitro: Ais Reig (comité valenciano). Expulsó a Loiodice por doble amarilla (min. 79). Amonestó a los locales Bastón, Rama y al visitante Pejiño.

Carlos Tartiere: ante 12.376 espectadores, según datos oficiales.

No es Cervera un técnico que se juegue faroles. Lo blanco es blanco y lo negro es negro. Pero al oírle en la previa decir que no era un partido para esperar replegado parecía imposible no pensar que quizás había algo de estrategia en su comentario. De jugar al despiste. Nada de eso: el Oviedo salió a morder a Las Palmas, a incomodarlo cerca de su campo base. Lo logró, en una convincente puesta en escena que, importante esto, aguantó más allá de este impacto inicial.

Porque el Oviedo mostró su faceta más briosa del campeonato. Hasta ahora, los méritos de Cervera tenían que ver con el entramado defensivo, por esa guarida llena de trampas para los rivales, y por el aprovechamiento de las ocasiones. Candado y punch. Ante Las Palmas, añadió nuevos registros: la capacidad para morder en el campo del rival. Presión alta, logro desbloqueado.

Salió el Oviedo intenso y Las Palmas pareció sorprendido, como si no estuviera acostumbrado a que los rivales le trataran de tú. Había detrás un estudio exacto del partido, Cervera había masticado el planteamiento de tal forma que los azules parecieron un ejército perfectamente organizado diseñado para dañar al enemigo. Cada jugador sabía exactamente qué hacer en cada momento del choque.

Al minuto de juego cabeceó forzado Enrich como adelanto de la propuesta azul. Después, Rama probó con la zurda tras un robo, uno más de los muchos logrados en las inmediaciones del área canaria. Pejiño quiso protestar en forma de zurdazo, pero su queja se fue a las nubes. Otro testarazo de Costas tras un córner precedió a una jugada de memoria que se repitió un par de veces: David Costas cruza en largo hacia el extremo izquierdo, donde emerge Bretones y cede a Flores. El mexicano centra pero a Bastón le falta media talla de pie para tocar a puerta.

Dentro del buen tono general durante la primera parte, sobresalió el eje central del equipo, Costas y Calvo siempre se adelantaron a los acontecimientos, lo que permitió al Oviedo recuperar rápido y seguir porfiando. Jimmy distribuyó en sexta y Mángel pareció cómodo en un fútbol tan físico como el que proponía el Oviedo. Al descanso, la sensación era que a pesar del cero a cero, los azules se habían sentido más a gusto con lo que estaba pasando.

Parecía previsible que Las Palmas se estirara en algún momento, que le cogiera el hilo al partido. Trató de acelerar el proceso García Pimienta al descanso y los suyos salieron más enchufados, encontrando por fin por donde infiltrarse. Braat sacó con el pie un chut de Óscar y Marvin, uno de los nuevos, cruzó en exceso ya en el área en los primeros 7 minutos del segundo acto. Pero el Oviedo, sacudida la ropa sin apenas rasguños, retomó su argumento.

A los 54, pudo llegar el premio. Robó Bastón y corrió Enrich. Entre arietes andaba el juego: centró el segundo para que el primero ejecutara de preciosa volea en el aire, pero el larguero escupió el gol de la jornada.

Tras otro intento de Lucas, Las Palmas empezó a estirarse con la pelota, con posesiones algo más largas, pero el Oviedo seguía saliendo victorioso de cada duelo individual. Para evitar un decaimiento, Cervera tiró del banquillo: Borja Sánchez al verde por un Marcelo Flores en su mejor versión reciente.

El choque estaba igualado pero una entrada a destiempo de Loiodice a 10 del final supuso su segunda amarilla. El Oviedo vio entonces un claro y se lanzó decidido a por el triunfo. La mejoría más notable de Cervera no tiene que ver con las libretas, es mental: este equipo siempre cree.

Domínguez, meta visitante, tuvo que puntear un remate de Jimmy desde la frontal en el inicio de arreón final de los azules, que trataron de tumbar a Las Palmas por atropellamiento. Resistieron los canarios, que tiraron de oficio, y que incluso asustaron en un zarpazo de Andone cerca del poste. El empate le sabe a poco a un gran Oviedo que, sin embargo, puede seguir asentando su modelo de juego con la certeza de que avanza en la dirección correcta.

Suscríbete para seguir leyendo