Antic y Luis Aragonés, vistos por sus hijos: "Para ellos Oviedo fue un sitio muy importante"

Luis Aragonés (hijo): "Mi padre estuvo muy contento en la ciudad, recuerdo a Eugenio Prieto, que es buena gente" - Ana Antic: "Cuando mi padre se fue al Atlético todo el mundo le decía que lo iban a echar"

En la imagen superior, Luis Aragonés (hijo) y Ana Antic, durante la videoconferencia.  Miki López

En la imagen superior, Luis Aragonés (hijo) y Ana Antic, durante la videoconferencia. Miki López / Xuan Fernández

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Ana Antic y Luis Aragonés (hijo) sonrieron cuando se enteraron del sorteo. El Oviedo recibirá al Atlético en Copa del Rey. Dos de los equipos fetiches de sus padres, frente a frente. Por eso no es de extrañar que vuelen los recuerdos. Como aquella visita de Luis Aragonés a Cabárceno para ver osos. O los profesores de Ana Antic en la facultad de Económicas, todos del Sporting. Radomir Antic, fallecido en 2020, y Luis Aragonés, en 2014, son palabras mayores en el Oviedo, en el Atlético y en el fútbol español. Nadie los conoció mejor que sus propios hijos, que responden.

–¿Cómo era ser hijo e hija de un entrenador de fútbol en los años noventa?

–Ana Antic: He estado en once colegios, he vivido en 19 casas y en países y ciudades que sin el fútbol no hubiese conocido. Soy una privilegiada. En la familia teníamos claro que íbamos todos juntos allá donde fuese mi padre. Si le echaban antes del final de temporada, le esperábamos. Éramos una familia y un equipo. Los cuatro íbamos siempre a todos los lados y en los clubes siempre hay gente que ayuda a las familias. La adaptación siempre ha sido muy buena.

–Luis Aragonés: No me tocó tanto esa vida nómada de Ana, pero como hijo de entrenador asumías lo que había cuando te llevaban de un lado a otro. Muchas veces mis padres se iban y nosotros nos quedábamos en Madrid. Lo vivíamos bien, con naturalidad. Con los valores y las historias que nos habían dado.

–¿En su casa se hablaba de algo más que de fútbol?

–A. A.: Mi padre veía muchísimo fútbol: todas las Ligas. Teníamos muchísimos canales vía satélite. Siempre lo llevamos de forma natural, aquello era nuestro día a día.

–L. A.: Mi padre vivía el fútbol 24 horas y hablaba mucho. Había vivido bastante en todas las facetas, pero el fútbol era lo más importante. En mi televisión solo se veía fútbol.

–Aragonés y Antic tenían fama de tipos con genio, ¿fachada o realidad?

–A. A.: Creo que se ha visto una vez que han salido de entre nosotros. El cariño y el respeto de la gente ni se compra ni se paga y ellos lo tenían. Eso dice mucho de como eran. Hoy en día todo va muy rápido, vivimos una época diferente y es difícil que te recuerden. Cuando voy a un sitio y ven mi apellido me siguen diciendo algo. Eso no se paga.

–L. A.: Suscribo totalmente lo que dice Ana. Eran dos personas de genio y carácter y lo necesitaban para llegar a donde han llegado. Sin ese carácter, imposible que hubiesen sido lo que fueron.

–¿Cómo convivían con las críticas?

–A. A.: En el campo del Atlético de Madrid teníamos unos al lado que eran más entrenadores que mi padre. Lo criticaban por todo. Con el tiempo lo asumimos y acabamos siendo amigos. Es verdad que en el mundo del fútbol hay mucha gente que se piensa que sabe más que nadie. Eso es gracioso y provoca situaciones cómicas. Recuerdo que cuando a mi padre lo echaron del Madrid no salimos de casa en una semana. No íbamos ni al colegio por la presión mediática.

–¿Tanta presión había?

–A. A.: Cuando fichó por el Barcelona teníamos a periodistas haciendo guardia fuera de casa. Una noche pidieron unas pizzas, que llegaron justo cuando mi padre salía. Nos tocó pagar. Fue muy gracioso.

–L. A.: Hay una frase de mi padre que viene bien: "Acepto las críticas y las entiendo". Es verdad que en el mundillo del fútbol hay opiniones para todo y gente que piensa que sabe mucho de todo. El problema es cuando se pasa a los insultos, porque eso ya molesta. Nuestra familia aguantó mucha crítica, no quedaba más remedio.

–El eterno debate de Raúl.

–L. A.: Sí. Mi padre siempre dijo lo mismo en ese tema. Él creía que Raúl era buen jugador, pero para el estilo que quería imponer no le cuadraba. Hizo lo que tenía que hacer.

–¿Dónde fueron más felices Luis Aragonés y Antic?

–A. A.: Mi padre se tomaba cada proyecto con ilusión y le gustaba mucho lo que hacía. Sí que es verdad que siempre decía que uno de los trabajos más difíciles que tuvo que hacer fue en el Barcelona y también recuerdo con mucho cariño el año del doblete con el Atlético. Fueron unos títulos que se lograron y parecía imposible. Recuerdo que decía: "Qué fácil es firmar un contrato y que difícil cumplir". Estuvimos noches en vela por el fútbol, pero recuerdo todo con cariño, hasta los descensos.

–L. A.: Es difícil decirlo. Mi padre estaba muy agradecido a todos los equipos que le habían llamado, pero sí voy a decir una cosa: en Oviedo estuvo muy contento. Por eso acepté la entrevista. Hubo dos ciudades donde mi padre, aparte de ser entrenador, salía a la calle y le gustaba: Oviedo y Mallorca. Mi padre y mi madre, los dos, comentaban que aparte del fútbol se vivía muy bien en Asturias. Él estaba por el centro, salía y hacía vida. No vivimos ahí, pero fuimos a verle. Había muy buena gente, como Eugenio Prieto.

–¿Qué recuerdan especialmente de Oviedo?

–A. A: Tenemos todavía buenos amigos. Lo que más nos gustaba eran los días libres. Todos los aficionados estaban volcados y además se vivía muy bien en la ciudad. Íbamos mucho a Candás y a las afueras de Oviedo a comer. La gente nos tenía cariño y se notaba. Recuerdo mucho a Eugenio Prieto, que era familiar y cariñoso, y también a Gabino de Lorenzo, que como alcalde hizo que la ciudad estuviese impecable a nivel de iluminación y limpieza. Yo estudiaba Económicas en la Universidad de Oviedo y todos los profesores eran del Sporting. Había muchísima rivalidad porque los dos equipos estaban a la par. Los derbis eran tremendos. ¡Las aficiones metían burros en los trenes!

–L. A.: Yo no viví en Oviedo, pero íbamos mucho de visita de vez en cuando. Una vez fuimos a ver osos en Cabárceno y no salía ninguno y mi padre se desesperaba. Nos decía: "Comemos y ya está".

–El Atlético de Madrid lo fue todo para sus padres.

–A. A.: El Atlético de Madrid era Jesús Gil. Mi padre fichó procedente del Oviedo y todo el mundo le decía que por qué se iba, que le iban a echar. Fue un reto para él. En el Atlético de Madrid también fuimos como una familia. Mi madre organizaba cenas y mi padre hacía convivencia los viernes, con barbacoas con los jugadores. Esa época fue maravillosa: aquellos viajes emocionantes en Liga de Campeones…. Sigo viendo a jugadores. Estuve en el Mundial y me encontré a Molina.

–L. A.: El Atlético de Madrid era para mi padre el club de referencia: jugador y entrenador. Lo era todo. Del club solo puedo decir cosas buenas. Decía que era donde se había hecho hombre. Estamos eternamente agradecidos

–Ambos trataron mucho con Jesús Gil y las tuvieron tiesas.

–A. A.: Para mí y para mi familia fue una persona importante y gracias a él tuvimos muchas alegrías y éxitos. No puedo decir nada malo. Tengo mucha amistad con la familia. Incluso hoy en día, de hecho voy al fútbol. El otro día Óscar Gil me mandó una felicitación navideña con una foto en la que salía mi padre y el Papa. El Atlético es la familia Gil y su afición, que es una de las mejores de España. Le tenía mucho cariño a el Calderón y el nuevo es otro concepto, pero animan como nadie.

–L. A.: Entre gente de carácter pueden saltar chispas, pero es ley de vida. Antes lo decíamos. Seguro que mi padre con el de Ana tuvo algún lio, pero eran gente que se entendía y se valoraba. Cuando tienes genio a veces lleva a ciertas crispaciones.

–¿Con quién irían en la Copa?

–A. A.: Complicado, pero es verdad que el Oviedo se merece partidos como estos: la afición, la ciudad. Me alegré mucho con el cruce, porque es un equipo de Primera División. Ojalá sea bueno para todos y que gane el mejor.

–L. A.: Yo me mojo más. Soy del Atlético y me gustaría que ganásemos, pero estoy muy agradecido al Oviedo. Si sale algo que no me gusta, me aguantaré y diré: "mejor perder aquí que en otro sitio". Me hizo ilusión cuando salió el cruce. A ver si dentro de poco vemos al Oviedo más arriba y se hace una buena labor, porque el fútbol asturiano tiene que estar arriba.

–¿Son futboleros?

–L. A.: Yo he visto mucho, incluso jugué, pero desde que mi padre murió el fútbol perdió presencia en mi vida. Si puedo, voy al fútbol, pero he perdido la pasión que tenía antes.

–A.A.: En mi casa somos super futboleros y siempre nos fijamos en cómo van equipos en los que estuvo mi padre. A mí me gustan los buenos partidos, pero echo de menos los comentarios de mi padre y verlo con él. El fútbol para mí tiene otra dimensión, porque lo echo de menos.

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