¿Media punta o dos delanteros? Las opciones -y sus pros y contras- de Carrión en la libreta

El técnico medita si mantener el 4-4-2 que le da más presencia ofensiva o el 4-2-3-1, de mayor control de balón | La vuelta de Cazorla, clave en la decisión

Carrión, en El Requexón

Carrión, en El Requexón / Irma Collín

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Es un dilema, pero bendito dilema. De un lado, la apuesta por la normalidad, ese 4-2-3-1 que le ha dado más momentos felices al Real Oviedo este año. De otro lado, la pólvora, el 4-4-2 que ha acudido al rescate de los azules en una etapa con algunas dudas. Medita estos días Carrión qué dibujo puede empujar aún más la candidatura al ascenso y la sensación es que los dos dibujos irán combinándose en función de las necesidades del equipo y del rival. Cada propuesta tiene sus ventajas e inconvenientes.

Tres en el medio, apuesta por el balón

El 4-2-3-1 es el dibujo más coherente con lo que Carrión pregona. Quiere el entrenador un equipo que mande, que cuide el balón, que trate de ganar confianza en cada pase. Por eso sus datos de envíos y de posesión son de los más altos en la categoría. Contar con la figura de un media punta, Seoane en las últimas semanas, asegura un mayor control de la pelota. También parece un esquema más natural a la hora de presionar. Carrión reconoció el sábado que el equipo estuvo algo desordenado en la presión. Masca se situó por detrás de Alemão para presionar a los pivotes rivales, pero los movimientos en defensa no siempre fueron armónicos. Además, contar con un media punta permite una mayor asociación con los pivotes y hombres de banda, que en el caso del Oviedo son de un perfil más combinativo que de ir al espacio.

Dos delanteros, presencia arriba

Pero Carrión optó el pasado sábado por un cambio en el registro, al ver que el equipo atravesaba problemas de juego y tras comprobar en la segunda parte contra el Tenerife que los suyos podían adaptarse a un nuevo dibujo. El 4-4-2 asegura, sobre todo, pólvora. Alemão y Masca pueden adaptarse a diversos roles, pero son sobre todo delanteros puros. Por ahí empieza a explicarse el dibujo con dos puntas. Esta propuesta más física tiene al juego directo como recurso cuando el juego del equipo no es tan fluido. O cuando el rival aprieta. Y es, evidentemente, más efectivo ante defensas cerradas o rivales que esperan. De ahí que muchas veces sea empleado por recurso en los partidos que se atascan y que demandan una reacción. Hay otro detalle, que se vio en Huesca. Paulino y Borja, extremos el sábado, tienen una clara tendencia a asociarse por dentro. Según ese contexto, la ausencia de un media punta les asegura más espacio para moverse por detrás de los pivotes rivales.

La vuelta de Cazorla y su peso en los planes

Y hay un detalle, uno importante, a tener en cuenta: Santi Cazorla. El talento del internacional entra en cualquier libreta pero hay sistemas que sirven para protegerle más que otros. Donde más cómodo se siente es en la media punta, con dos pivotes por detrás barriendo todo lo que caiga suelto. El 4-2-3-1 es un sistema pensado para evitar su desgaste, aunque el de Llanera también puede adaptarse puntualmente al doble pivote del 4-4-2. Sin ir más lejos, así se vio en Huesca. En todo caso, someter al internacional al desgaste de un dibujo con dos delanteros desde el inicio del partido sorprendería mucho.

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