La Policía Nacional de Siero celebró ayer la festividad de los Santos Ángeles Custodios, patronos del Cuerpo, en un acto en el que se reconoció a los cuatro agentes que en octubre del año pasado intervinieron en un incendio en la calle Fausto Vigil de Pola de Siero, salvando la vida de un vecino que estaba herido y al que evacuaron de su domicilio, y desalojando a otras veinticinco personas de sus casas ante el riesgo de explosión. Entre esas cuatro distinciones destaca la concesión de la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo al agente José Juan Amieva. 

También fueron condecorados, con distintivo blanco, el subinspector Pedro Gallo y los agentes SeverinoCasanova y José Castro. En el acto se hizo entrega al Ayuntamiento de Siero y al Instituto de Productos Lácteos de Asturias (Ipla) de las metopas que les distinguen por su especial dedicación y compromiso en el trabajo desarrollado conjuntamente con la Policía Nacional. Estos galardones fueron recogidos por el alcalde de Siero, Ángel García, y por María Fernanda Peón en representación del Ipla. 

El jefe de la comisaría de la Pola, Manuel Alberto Aragón, explicó que el Instituto de Productos Lácteos fue clave para durante la pandemia del covid.«Sin su inestimable apoyo no hubiera sido posible hacer la labor que hicimos, al facilitar el material necesario para evitar el contagio durante la crisis sanitaria».

 En cuanto al Ayuntamiento, Aragón agradeció su «continuo apoyo»y, en especial, «la ejecución de las obras de acondicionamiento de la zona de estacionamiento de la comisaría, lo que ha permitido mejorar la operativa policial y la accesibilidad de personas con movilidad reducida».

Ángel García, por su parte, valoró que «los índices de criminalidad de Siero son fantásticos» y reconoció que su trabajo «hace posible que haya un estado de Derecho que permite que los políticos representemos a la sociedad en convivencia y con tranquilidad». Un buen hacer que pidió no dar como algo hecho y seguro.«No pensemos que lo que tenemos va a ser eterno si no luchamos cada día porque así lo esa», indicó. 

En cuanto a los policías condecorados, Manuel Alberto Aragón señaló que «se premia el arrojo, el valor, la humanidad, la vocación de servicio, la abnegación, la correcta toma de decisiones y el buen hacer de cuatro hombres, quienes con su coordinada actuación consiguieron salvar a una persona de una muerte segura».

 JuanJosé Amieva, natural de Ribadesella, con 22 años de servicio en la Policía Nacional y desde 2011 en Pola de Siero, reconoció tras el acto sentirse «muy orgulloso» por el distintivo rojo que se le ha concedido.«Este tipo de medallas llevan una serie de requisitos y parámetros que están claramente establecidos, como arriesgar la vida de uno y salvar la de otro, y que se haya valorado es para mí un orgullo muy grande», afirmó.

En cuanto a los hechos por los que se les ha concedido la medalla, explicó que tuvieron que actuar «muy rápido», porque era «la única forma que tenía este hombre para poder vivir; si lo retrasamos un poco o dudamos ya no hubiera habido margen de actuación para nadie», detalló. La adrenalina del momento les llevó a infravalorar los riesgos.«No eres consciente de todo en ese momento, no se veía nada, no se podía respirar, son cosas que valoras a posteriori, cuando ves el destrozo que se causó y las consecuencias que podía haber tenido», añadió Amieva, que fue el primero en acceder al domicilio.«Entré saltando desde la terraza de los vecinos porque no abrían la puerta. El señor estaba encima de la cama agonizando y no había nadie más», relató. Una vez dentro, le tocó «gatear para poder avanzar, porque de pie no se podía, debido al humo y a las llamas». Y así fue actuando como mejor pudo.«Me orienté por los golpes de los compañeros que intentaban tirar la puerta al otro lado, porque tampoco uno conoce la distribución del piso. Vas entrando en estancias donde si una ardía, otro ardía más, y si una llama era grande, la otra era mayor», explicó. Unos momentos en los que «pierde uno la ubicación», pero en los que «sentía respirar agonizando a la víctima, la localicé, la centré y, después de que consiguiera abrir la puerta para que entraran los compañeros y pudiéramos sacarlo, ya lo vi todo con más claridad y respiré más tranquilo».