Entrevista | Haissem Hassan Jugador del Sporting

"Sueño con comprar a mi padre una casa en Egipto y a mi madre otra en Túnez"

"Soy consciente de mis cualidades y de mis defectos; no me da verguenza reconocer que debo mejorar en cosas"

Hassan, ayer, en El Molinón. | Á. Gonzaélez

Hassan, ayer, en El Molinón. | Á. Gonzaélez / A. Menéndez

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Descarado en el césped, Haissem Hassan (París, 21 años) se expresa con LA NUEVA ESPAÑA con una sencillez, respeto y educación que casi confronta con ese fútbol rebelde, valiente, que lo han convertido en la gran revelación del Sporting y en uno de los jugadores más ilusionantes del proyecto. Lleva muchos años sin ofrecer una entrevista. Tiene un español fluido. Mañana apunta a debutar en el José Zorrilla.

–Se le ve contento...

–Mucho. Las negociaciones con el club empezaron a finales de junio. El Sporting siempre ha sido mi primera opción. Creo mucho en este proyecto. Tenía muchas ganas de estar aquí. Estoy contento de mi primera semana, adaptándome a un nuevo entrenador, cuerpo técnico, compañeros, cogiendo mis marcas...

–Tuvo otras ofertas.

–En España y también del extranjero. Tomé la decisión con mi familia y agentes. Estoy en el mejor club para crecer.

–¿Llegó a pensar que la operación se iba a caer?

–Conozco el mercado. Y es siempre así. Nunca es fácil. Hubo momentos que mis agentes me dijeron: "Hay que tener paciencia, esto va para largo". Pero nunca tuve dudas. Confíe en el Sporting. Creía que era cuestión de tiempo. Pero sé cómo funciona el mercado: hay negociaciones, conversaciones… Pero siempre he tenido fe en que la operación se podía hacer. El Sporting ha hecho muchos esfuerzos. Estoy agradecido.

–Mañana podría debutar con el Sporting en el José Zorrilla de Valladolid. Creo que además conoce bien el estadio.

–Sí. Jugué contra ellos con el Mirandés. Perdimos. Creo que 3-1. Pero hice un buen partido y di la asistencia del gol. Es un gran estadio, muy guapo, con un césped espectacular. Va a ser un gran reto comenzar contra el Valladolid.

–¿Le ha sorprendido la calidad de la plantilla?

–No, porque sabía que teníamos muy buena plantilla. Antes de venir, miré el equipo. Quería estar en uno competitivo. El club y el mister me dijeron: "Tenemos ambición". Pero quería mirar la plantilla para comprobar si había buen equipo y jugadores para poder cumplir con esa ambición.

–¿Conocía a muchos jugadores de la plantilla?

–No veo mucho fútbol, pero conocía a algunos de Francia: Jonathan Varane, Bamba... Lo conocía de mi primer club, el París FC. También a Yann Kembo. Jugué con en la selección inferior de Francia. Hablo español, pero me están ayudando mucho en mi proceso de adaptación.

–¿No es muy futbolero?

–Me encanta el fútbol. Es mi pasión. Pero el campo es el campo. Fuera es otra cosa. El 70% de la vida de un jugador es fútbol: entrenar, jugar, descansar... Pero cuando estamos fuera, es bueno para la cabeza salir de esa rutina y que no todo sea fútbol y más fútbol. Fuera, tengo mi vida: familia, amigos... Me gusta salir por la ciudad, el cine... Cuando hay partidos de Liga de Campeones, cl los veo. Pero no soy un loco del fútbol.

–¿En qué invierte su tiempo?

–No soy nada "casero". Me gusta salir, comer con mis amigos. Ir a la playa...

–¿Conoce Gijón? ¿Le gusta?

–Mucho. No conocía la ciudad. Me advirtieron antes de venir: "Llueve mucho y hace frío". Pero... No sabía que tenía playa. Viví tres años en Valencia. Me gusta la playa. También pensaba que era una ciudad pequeña. Y para nada. Hay gente, actividad, tiendas...

–¿Tiene ya vivienda?

–Sí. La cogí hace tres días...

–¿Dónde?

–Viesques. Es una zona muy tranquila. El piso me gusta.

–¿Vive solo?

–No, con mi novia.

–¿Cómo fueron sus orígenes?

–Nací en París. Mi padre, Yousry es de Egipto. Y mi madre, Widad, de Túnez. Pero mi hermana y yo nacimos en Francia. Mi padre se fue allí a buscarse una mejor vida. Vivimos en el Distrito 20.

–¿A qué se dedicaban?

–Mi padre trabajó mucho: durante más de diez años estuvo en la principal estación de trenes de París, también en un restaurante y, al final, en una empresa de mudanzas. Mi madre trabajó en una tienda de chocolate. Y, ahora, como "babysitter".

–¿Pero sigue trabajando?

–Mi padre no. Pero a ella le encantan los niños y sigue trabajado. Mi hermana tiene dieciséis años. Sigue en el colegio.

–¿Y mantienen vinculación con Egipto? ¿O la han perdido?

–Mucha, claro. Estuve en verano. Hacía siete años que no iba

–¿Sigue teniendo allí familia?

–En El Cairo, sí. A Francia solo fue mi padre; todos los demás se quedaron en Egipto. Todos estaban muy felices de volver a verme.

–¿Le gustaría jugar con la Selección de Egipto?

–Estoy en contacto con la selección de Egipto. Pero también con la de Túnez. Aún no he elegido con quién jugar. Son dos países muy grandes de África a nivel futbolístico.

–¿Cómo descubre el fútbol? ¿O su padre también jugaba?

–Él jugaba, pero en Egipto. Cuando vino a Francia, paró.

–¿Y era bueno?

–Él dice que sí. Habrá que creérselo. Yo la verdad es que no le vi. (Risas).

–¿Y usted?

–Empecé primero en judo. Luego pasé al atletismo...

–¿Era rápido en altetismo?

–Más o menos. Había otros más rápidos... Estaba en la mitad.

–¿Entonces?

–Mi mejor amigo, Nassim, vino a hacer un entrenamiento de atletismo un día. La cosa es que no le gustó nada aquello. Y dijo: "Yo voy a jugar a fútbol". A mí tampoco es que hubiese un deporte que me gustase mucho más que otro. Se lo dije a mis padres. Ellos no querían; me pidieron terminar el año en atletismo, porque habían pagado el curso por apuntarme. Me costó convencerles. Pero me apunté a fútbol con Nassim.

–¿Cuántos años tenía?

–Ocho.

–Y, claro, le gustó.

–Mucho. Después de dos años en el equipo de mi barrio me fui al París Football Club. Ahí estuve hasta los catorce.

–Y allí conoce a Bamba.

–Axel tenía tres años más. Pero nos conocimos en el último año. El París FC tiene una Academia. Teníamos allí una Escuela donde todos comíamos juntos. Y compartíamos muchos momentos los pequeños con los "grandes". Con 16 me fui ya al Châteauroux. Allí firmé mi primer contrato.

–¿Qué hizo con su primer sueldo? ¿Algún capricho?

–Nada. No soy mucho de lujos. Nada de nada. Seguí con mi vida. No cambió nada. Ahora tengo la suerte de ganarme bien la vida y puedo ayudar a mi familia. Estoy donde estoy por ellos.

–¿Sigue su familia viviendo en el Distrito 20 de París?

–Sí, porque es una buena zona, tranquila. Pero ojalá que un día pueda comprarle a mi madre una casa en Túnez y otra a mi padre en Egipto. Es mi sueño.

–¿Pidió consejo a Bamba cuando le llama el Sporting?

–Claro. Le llamé para pedirle consejo. Le pregunté por la ciudad, el club, el entrenador. Solo tuvo palabras buenas. Habló maravillas de Gijón. Dijo que tenía una afición de locos. Al principio de las negociaciones hablamos mucho. Me escribía. Estaba pendiente en todo momento.

–Ahora está pasando un momento muy duro...

–Lo conozco desde pequeño. Me duele muchísimo verle así. Es un momento duro. Axel es un muy buen jugador. Pero sobre todo es muy buena persona. Es complicado: sale de una gran lesión y cuando vuelve, se lesiona otra vez. Tiene un buen entorno. Su familia está muy cerca.

–¿Ha estado cerca de él?

–Sí. Después de los entrenamientos, nos veíamos mucho. El equipo está muy cerca de él. Todos sabemos que necesita apoyo

–En su presentación sorprendió porque fue muy autocrítico: reconoció que debe dar un paso adelante en faceta defensiva, y en números...

–¡Claro! Yo no miento: soy consciente de mis cualidades, pero también asumo que tengo defectos. Tengo potencial, talento... Pero sé que debo corregir muchos defectos. Soy ambicioso y tengo objetivos personales altos. Pero para llegar a ellos, debo corregirlos. No me da vergüenza reconocer que hay cosas importantes en las que debo mejorar. Por eso vine al Sporting, porque es un club muy exigente. Yo también soy muy exigente. Soy joven y tengo todo por aprender.

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