Otro Eraña pone de pie a El Molinón: "Fue emocionante"

Mateo rindió tributo a su abuelo, Juan, leyenda rojiblanca, en la previa del choque con el Alcorcón | "Siempre me apoyó", afirma el músico gijonés

Mateo Eraña, en El Molinón. | LNE

Mateo Eraña, en El Molinón. | LNE / A. Menéndez

A. Menéndez

–¿Y cómo se enteró de que usted iba a tocar en El Molinón?

–Fue gracioso, la verdad. Hice el Albéniz, el 4 de enero. Y justo al terminar me dice Álex (su representante): ‘Mateo, te acaba de llamar el Sporting’. Le dije ‘sí, claro, ¿pero para jugar en el juvenil, no?’ (risas).

Pero no. A Mateo Eraña, talentoso músico gijonés, de 17 años, que estudia sexto curso profesional de flauta travesera, y que apunta a gran figura pese a lucir acné –está todavía en segundo de Bachiller–, de apellido ilustre, que lleva el sentimiento sportinguista en los genes, no le llamaban para recorrer el camino que antes hizo su abuelo (Juan), tío (Iñaki), o, incluso, primo Iñigo Villaldea). Si no que el telefonazo desde Mareo era para que pusiese patas arriba el estadio con su rock en la previa del partido ante el Alcorcón. "Tocar en El Molinón ha sido la leche. Muy emocionante".

El 28 de agosto, el club rojiblanco se tiñó de luto: fallecía un emblema, Juan Eraña, histórico centrocampista. Una pérdida de lo más dolorosa que conmocionó a los aficionados y especialmente a la familia: "Siempre me apoyó en todo. Me llevaba a los partidos. A comprar botas...", recuerda ahora su nieto Mateo con la voz rota, emocionado por los recuerdos que le inundan y abruman.

El sábado brindó con su música el homenaje más emotivo que jamás soñó nunca. De repente, se vio ahí en el Templo, con su guitarra, cantando hacia el cielo, en un estadio que comenzaba ya a abarrotarse para la cita que se iniciaría en cuestión de minutos. Donde su abuelo fue leyenda. Donde luego su tío (Iñaki) continúo una saga familiar que es historia del club y de la ciudad. Ahí donde tantas veces acude con sus amigos para animar al equipo rojiblanco desde que era un crío. "Llevo conviviendo con el Sporting toda la vida", admite. Sportinguista desde cuna casi por obligación, cuenta, con timidez, su etapa como coleccionista de camisetas. "Tengo muchas de jugadores del Valencia, Cádiz... Iba a la Grada Oeste y me ponía ahí con la pancarta", cuenta entre carcajadas.

–Pecados de la juventud.

–¡Eso es! Ahora ya no lo hago. Pero veo todos los partidos, ¿eh? No me pierdo ni uno.

Quedaba apenas un cuarto de hora para el inicio del partido y Mateo entró en escena, con fuerza, con ganas, sin miedo. Primero comenzó con "Labios Impacientes", uno de sus "hits". Luego miró a la grada, donde estaban Ana y Javi, sus padres, sus primos, su familia, sus amigos.... y miró hacia arriba. Iba a sonar "Tengo miedo a perderlo". Pero antes a él se le escaparon unas palabras con la voz entre cortada. "Esto va por ti ‘aitite’ –abuelo en vasco, como llamaba toda la familia Eraña al histórico exjugador del Sporting–. La canción levantó a la gente de sus asientos. Aunque en ese momento los sentimientos estaban a flor de piel, su tono no se quebró. Luego terminaría el concierto con "Amor al Aire", completando el homenaje.

–Dígame, Mateo, ¿se le hizo difícil tocar en El Molinón?

–¡Qué va! Se me pasó rapidísimo. Fue un visto y no visto, la verdad.

–¿Qué le espera ahora?

–Me voy la semana que viene a León a hacer de telonero de "Malmö 040". Y el 26 de abril toco en La Buena Vida.

–¿Y el año que viene?

–A Madrid a estudiar un curso superior de flauta travesera.

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