"Vino a matarme y le maté yo": así fue la brutal pelea por drogas que acabó en crimen en Trevías

El presunto homicida estranguló al fallecido ahogándolo con el antebrazo y el bíceps, una maniobra conocida como "mataleón"

Vídeo: Trasladan el cadáver con signos de violencia hallado en Trevías al Instituto de Medicina Legal

T. C.

T. Cascudo / L. Á. Vega

Los vecinos del bloque número 33 de la avenida Eladio Rico García, en pleno centro de Trevías, se despertaron el sábado entre gritos y fuertes golpes que procedían del tercer piso. El reloj pasaba de las siete de la mañana y nadie presagiaba que en el inmueble se estuviese cometiendo un crimen. Un taxista de la localidad acababa de estrangular a un conocido, ahogándolo con el antebrazo y el bíceps, maniobra conocida como "mataleón", en el curso de una brutal pelea. De hecho, el presunto homicida sufrió lesiones de consideración. Fuentes policiales, apuntan a que el enfrentamiento con trágico final tendría que ver con el tráfico de drogas.

El fallecido es Rubén C., vecino de la localidad valdesana de Balsera (muy cerca de Trevías) y con un amplio historial delictivo. Por su parte, el presunto homicida es Andrés M., natural de Madrid y afincado en la localidad treviense desde hace alrededor de un año. Ambos se conocían de su etapa en la capital madrileña y tenían antecedentes por drogas.

El presunto homicida, que salió a la calle con heridas visibles en el rostro y el cuerpo, fue trasladado al Hospital de Jarrio (Coaña) y tras la valoración médica ingresó en el calabozo del cuartel luarqués, donde espera a que finalice la instrucción para pasar al Juzgado. Según testigos presenciales, el hombre repitió en varias ocasiones que acabó con la vida del de Balsera en "defensa propia". "Vino a matarme y le maté yo", aseguran que dijo.

Para comprender el suceso hay que remontarse al día antes, a las doce de la noche del jueves para el viernes, cuando el fallecido se dio a la fuga en un control policial. Una patrulla de la Guardia Civil dio el alto a un vehículo en un control rutinario cuando advirtieron la presencia como copiloto del fallecido, conocido por sus antecedentes. Los agentes advirtieron que llevaba un bolso en el que portaba una balanza de precisión, de las empleadas en el manejo de droga, así que le pidieron que se bajara del vehículo. El hombre, de gran fortaleza física, dio un empujón a uno de los agentes y escapó hacia una zona boscosa. En ese momento no pudieron dar con él, pero no iban a tardar en hacerlo.

Todo apunta a que el fallecido buscó refugio en el detenido para eludir la operación de búsqueda. Y otro dato: el vehículo en el que la víctima viajaba de copiloto la noche del control era propiedad del presunto homicida. Se trata de un Seat Ibiza negro que este sábado fue retirado de la vía pública por la grúa municipal bajo la custodia de los agentes. El coche amaneció aparcado frente al portal donde se produjo el crimen y fue retirado casi a la misma hora, la una de la tarde, en que el cuerpo del fallecido era trasladado al Instituto de Medicina Legal, donde este domingo se le hará la autopsia.

Los vecinos explicaron que, tras la fuerte pelea en el piso, el detenido salió a la calle ensangrentado, con el pecho al descubierto y acompañado de su perro, un pastor alemán del que era inseparable. "Escuchamos mucho ruido en el piso, como una pelea, una bronca gorda, muebles y golpes", contó Andrés Crespo, vecino del detenido, y que se hizo cargo del perro, que llevó a la protectora de Luarca.

"Estaba cargando la mercancía y lo vi en la calle caminando con el móvil y con los ojos reventados. Le pregunté si había tenido un accidente y me dijo que alguien lo había atacado y que había llamado a la Guardia Civil. El chaval colaboró en todo momento, pero madre mía como iba", dijo el responsable de un negocio cercano. Tanto él como su mujer dijeron que el presunto agresor llevaba unos meses en el pueblo y que se había integrado muy bien. "Es un chico normal, que, en apariencia, se estaba buscando aquí la vida. Se acababa de comprar el piso y la plaza de taxi en Luarca y era encantador, muy educado, te hablaba allí donde te veía. Además era muy curioso y salado", añadieron. "Lo conocía desde hacía unos meses y tomábamos el café juntos y parecía una gran persona. Era un gran chaval y no se metía con nadie", añade otro vecino, José Luis Álvarez. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Oviedo se ha hecho cargo de la investigación.

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