Los "mazcaraos" de Rozaes, así es el Antroxu más tradicional de Villaviciosa

Los vecinos preparan ya ropa vieja, máscaras y sombreros para disfrutar del "domingo´l gordu" el próximo fin de semana

Los mazcaraos de Rozaes.

Los mazcaraos de Rozaes. / Reproducción de A. G.-O.

Hace siete años, la asociación de vecinos de Rozaes decidió recuperar la tradición de los "mazcaraos" y, desde entonces, la semilla del Antroxu ha vuelvo a prender como si nunca se hubiese perdido. Cada año, con motivo de la celebración del "domingo´l gordu", que es el de esta misma semana, los lugareños sacan la olvidada ropa viaje del hórreo para, con caretas, sombreros y picornios, recorrer sin ser reconocidos toda la parroquia.

“Es una tradición que hemos vivido desde siempre. Cuando éramos niños veíamos a los "mazcaraos" recorrer el pueblo. Eran grupos grandes y te morías de miedo”, recuerda Eva Solares. En aquellos años la celebración se realizaba en dos partes. El domingo salían los niños, mientras que los adultos lo hacían el martes de Antroxu. "Los vecinos recorrían todo el pueblo dando saltos, asustando a los vecinos y haciendo travesuras. De ahí la importancia de no ser reconocidos. Tan solo se quitaban las máscaras en aquellas casas en las que les daban de comer. A veces, ni eso”, añade Solares.

Los trajes se hacían con lo que hubiese por casa: ropa viaje, pieles u hojas. “Había quien tenía tan solo una chaqueta, le daba la vuelta y le cosía hojas para que no se le reconociera”, rememora la vecina. También se utilizaban vestidos de novia o uniformes de marineros y militares que ya no tenían uso.

En los años de la dictadura, en los que estaba prohibido cubrirse la cara por "razones de seguridad", la parroquia logró mantener la tradición gracias a la astucia de los vecinos. “Mandaban a los niños delante para ver si estaba la Guardia Civil. Si era así, daban la vuelta o se quitaban la careta”, señala Solares. El recorrido por el pueblo terminaba normalmente con un animado baile.

En los años ochenta del pasado siglo los mazcaraos pasaron a un segundo plano y, poco a poco, fueron desapareciendo. Su final no estuvo marcado por las prohibiciones, sino por la recuperación del Carnaval de la capital del concejo. “Al celebrarse en la Villa y otros rincones de Asturias, era difícil compaginar y quedarse en Rozaes, que acabó siendo la segunda opción”, explica la vecina.

Aún así, la tradición siguió muy presente en los recuerdos de todo el pueblo. “Estuvimos varios años hablando de la posibilidad de recuperarlo, pero no acababa de arrancar. Finalmente, en 2016 lo conseguimos”, indican con satisfacción desde la asociación vecinal. Para ello, tuvieron que hacer un importante trabajo de campo, hablando y entrevistando a los vecinos más mayores para empaparse bien de cómo era la fiesta.

En los últimos años, además de haber hecho una importante labor de recuperación etnográfica, los vecinos de Rozaes han llevado los mazcaraos mucho más allá de Villaviciosa. Así, han estado en Tineo, Pola de Siero, en el "Mascarada Fest" que se hizo en Parque Principado… Incluso han desfilado en el festival de la máscara ibérica de Lisboa y el año pasado fueron invitados a Zamora.

Si bien ahora mismo la actividad tiene un toque más familiar, el objetivo de no ser reconocidos por los vecinos sigue estando igual de patente. "Seguimos llevando guantes, intercambiamos las caretas y la ropa…La idea es que no se sepa quién está detrás de la máscara”, afirma Eva Solares. Por suerte, la implicación de distintas generaciones hace que el futuro esté asegurado. “Hay muchos críos, por lo que la semilla está puesta. Aunque de jóvenes lo dejen, al final acaban volviendo a participar”, destaca la vecina.

El domingo que viene los mazcaraos volverán a recorrer los caminos de Rozaes. Este año, por primera vez, saldrán a mediodía. “Queremos tener más tiempo para pararnos y estar con los vecinos”, apuntan los responsables de la iniciativa. Por cierto, tampoco se perderán el desfile del Carnaval de Villaviciosa, del que son uno de los principales atractivos.